¿Todo comenzó escuchando música?
Sí, recuerdo esos veranos de los de antes, de los de dos meses de vacaciones. Nosotros los pasábamos en Campamento. Es un pueblo gaditano muy cercano a Gibraltar con las connotaciones que ya eso de por sí puede acarrear. Yo podría tener unos doce años cuando uno de mis tíos se independizó y comencé a pasar, junto a mi hermano Álvaro, mucho tiempo escuchando su colección de vinilos. Tenía una magnífica colección de los sesenta y setenta que supuso mi primera escuela de rock anglosajón. Con mi padre, en casa, en Sevilla también disfrutábamos de mucha música, a él siempre lo asocio a Serrat. Con esta base ya empecé un viaje iniciático por las tiendas de discos de mi ciudad y por distintas revistas, como casi todos hemos hecho.
¿De ahí a Sick Buzos?
Antes de Sick Buzos, seguí escuchando mucha música, depurando gustos y sonidos hasta que a los quince años mi padre me enseña los acordes básicos de la guitarra. Comienzo a aprender a tocar de manera autodidacta, sacando canciones que me gustaban. Al tiempo me cruzo con Javi Neria y ya montamos la banda. Más allá de ensayos y conciertos, pasamos muchas tardes enteras con los oídos pegados ya a una música más underground, descubriendo grupos en la prensa musical. Con esa materia prima formamos un grupo donde estaban muy presentes la Velvet y sus ramificaciones, los primeros Pink Floyd o bandas posteriores como Luna. Dentro de la escena sevillana de la época creo que teníamos una impronta propia.
Ha nombrado a Sevilla ¿Las historias de su ciudad son tan válidas como las de Nueva York o Detroit?
Pienso que sí. Aprendí muy pronto inglés, era de lo poco en lo que destacaba en el colegio. Por eso mientras que otros solamente escuchaban los ritmos y las candencias vocales de las canciones, yo las entendía. Me daba cuenta que en gente como Dylan o Lou Reed estaba muy presente lo local, la historia de sus ciudades. Y claro, cuando lo local se hace canción o poesía, ya pasa a ser de todos, se convierte en universal. Así que veo natural hablar de Sevilla en algunas de mis canciones.
¿La primera persona es otra seña de identidad de Chencho Fernández?
Tengo un elemento confesional en mucha de mis letras pero tampoco me gusta que mis discos sean un diario. Yo entiendo el arte y la poesía sin ser lineal ni directa. Puedo inspirarme en mis vivencias, pero detrás de ellas, siempre busco una creación. La realidad es poliédrica y puede revestirse de muchas formas.
¡Para poliédricas las influencias que le cuelgan!
Es que esa condición poliédrica se da en muchos individuos, sean artistas o no. Uno va reconociendo poco a poco su propia sensibilidad. En mi caso prima la música, el cine y la literatura. Nos deleitamos con cosas, con nuestros gustos. Después viene ya el proceso de aprender a expresar la propia sensibilidad que antes te decía. Yo siempre intento hacerlo de la manera más sincera posible. Y desde fuera comprendo que el trabajo se pueda prestar a interpretaciones varias. Yo lo que no hago es calcular el peso de artistas en mis canciones pero es totalmente natural que se filtren cosas de ellos. Si se ven mis influencias me gusta que se me vea a mí, no ser una simple némesis.
Yendo a cosas más mundanas ¿Qué tal es trabajar con Warner?
La experiencia va muy bien, me parece un sueño. Y digo lo de un sueño haciendo referencia a que trabajar con una multinacional era el sueño que casi todos teníamos cuando entrábamos a los locales de ensayo. Me hubiese sentido satisfecho igualmente editando con un buen sello discográfico independiente
Su actual sello ya reedito Dadá estuvo aquí ¿Le gustaría hacerlo con Nuevo debut (2006), ese disco que se encuentra en el limbo?
Hay una tentación, pero yo, por ahora, me inclino por no sacarlo. Ese disco pasó por miles de dificultades, entre ellas, una grabación precaria y una difusión de mano en mano en conciertos locales. Independientemente de la grabación, las canciones están ahí. Son ríos que fluyen en mí, no son algo estático. En mi repertorio está La estación del Prado que salió en Nuevo Debut pero volví a grabar en Dadá estuvo ahí. De la misma manera en este disco ha entrado Suicidio en Hollywood un tema de otra de mis bandas, Las muñecas de la calle Feria.
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