”Mehaka” es vuestro nuevo trabajo, el siempre temido segundo disco. Han pasado dos años entre ambos, ¿ha sido un tiempo dedicado a las nuevas composiciones?
En realidad ya teníamos todo el material grabado hace un año; estuvimos en Mehaka cuatro días en marzo del 2016, pero como lo autoproducimos y somos una banda hecha de gente con muchas inquietudes y proyectos hemos tardado en sumar todo en una obra con la cual estuviésemos satisfechos. Pero es cierto que este año hemos ido trabajando nuevos temas aún inéditos; tocando, y también haciendo los videos del mismo “Mehaka”, que es otra gran labor y con la cual estamos muy contentos.
Y tras este tiempo transcurrido, en la actualidad, de qué manera definiríamos a este proyecto, ¿como el de Charlie con músicos de acompañamiento o ya como una banda única e integrada?
Somos un grupo. Somos cuatro individuos que juntos sumamos más que las partes. Este año yo he tocado un par de conciertos solo porque es algo que necesito hacer para desarrollar esta parte de mi arte, pero cuando lo hago así me defino como Charlie Atkey. Charlie & the Colours es un proyecto en el cual cada miembro tiene su influencia musical y también su voz en temas organizativos. Muchas de las decisiones se toman juntos, pero es verdad que en ciertas cosas el líder tiene que tomar las suyas -este tema ha formado parte de nuestro desarrollo como banda recientemente-. Trabajar en grupo siempre es un aprendizaje de dar y recibir, del compromiso y de la buena comunicación.
El nombre del disco hace referencia al caserío donde ha sido grabado, ¿cómo surge esa opción y por qué la decisión de hacerlo allí?
Hay un grupo que seguramente conocer, The Band, su primer disco se llamó “Music from Big Pink” en referencia al caserío donde lo grabaron. Son una referencia para mi, me gustaba la idea de llamar al disco de esta manera. Este motivo se vinculó con otro sentimental, que es que la acogida que recibimos por parte de la familia que nos dejó su “baserri” para grabar, fue algo muy emotivo y queríamos hacerles un homenaje, además de conmemorar la experiencia que tuvimos allí, que fue algo muy especial, muy positivo.
"Somos cuatro individuos que juntos sumamos más que las partes"
Creo que la grabación ha sido realizada buena parte en directo, ¿en ese entorno pedía el cuerpo hacerlo así, lo más natural posible?
Esta ha sido la idea desde el principio: montar un estudio movible en el caserío y hacerlo en directo. Después de la experiencia de grabar “Bonsai Tree” por partes, en un estudio profesional (Mecca en Oiartzun, una maravilla de sitio), queríamos probar toda la banda junta, por nuestra cuenta. Las canciones además tienen más punch que los temas del anterior trabajo, y nuestra forma de ser como banda nos llevó a hacerlo así, nos parecía que iba a ser más potente. Creemos que ha funcionado bien.
Y precisamente, el hecho de estar en un entorno natural y relativamente aislado, ¿crees que ha influido en el resultado final de las canciones?
Seguramente. El ambiente era envolvente y relajante. Vivimos allí mientras trabajamos y entramos en un rollo de armonía con nuestro entorno. Creo que, por ejemplo, en “No Map”, que ha salido tan dulce y que acaba con los ladridos del perro del “baserri”, se nota la influencia del entorno. Además algunos días hizo frío arriba donde grabamos, ¡así que seguramente el hecho de estar envueltos en jerseys y abrigos mientras tocábamos nos ha afectado en el ánimo de alguna manera!
Estilísticamente el trabajo mantiene esas constantes del folk íntimo y sobrio, al estilo de Mark Kozelek, Damien Rice o Bill Callahan , pero también parece haber puesto mayor acento en las influencias pop-rock, por ejemplo en la guitarrera “Nothing Is Perfect”, lo que ayuda a esa variedad de intensidades que manejáis…
Si, es verdad que somos una banda que tiene temas de diferentes colores y intensidades, y este punto eléctrico nos ha gustado mucho desde que lo probamos en el local. Queríamos desarrollar nuestro lado más rockero. Ahora en nuestros nuevos temas también se nota este patrón: el acústico y suave contrastado con el eléctrico y más fuerte.
Un elemento particular en vuestro sonido es la utilización del acordeón, lo que os ayuda en algunos pasajes a resaltar el toque folkie como se ve en “The Way It Goes (Part II)” o “Help Me Across” ¿son canciones que nacen con ese espíritu o sabiendo de la presencia de dicho instrumento se construyen a su alrededor?
Desde que Iñigo entró en la banda a sus inicios, el acordeón y su manera de tocarlo ha formado parte de su esencia. Las canciones las escribo tal como me vienen y luego conjuntamente con la banda se orquestan. De hecho llevaba mucho tiempo con estas dos más o menos escritas, pero por ejemplo, la segunda parte, al final del disco, surgió en un ensayo cuando Oriol empezó a tocar un ritmo en la batería e Iñigo improvisó la melodía. Desde allí se escribió la letra por encima de ello. Así que en este caso, fueron la banda y sus instrumentos los que crearon este gran fínal.
“Las canciones que salen en este disco son una reflexión de un proceso vital y de un viaje, un viaje bastante largo”
¿Y cómo se os ocurre dividir “The Way It Goes” en dos partes? Es entonces una sola canción...
Como te digo la segunda parte se desarrolló en el local después, en el directo tocamos los dos partes juntas, pero como llegan a más de siete minutos es mucho para un disco; además tiene un sentido más coherente en términos narrativos, de historia… que empieza y acaba así.
Éste es un disco que temáticamente parece transmitir la idea de superación frente a los malos momentos, ¿ha habido una idea clara de enfocarlo en esa dirección?
No fue pensado concretamente así, pero es la experiencia de vida por la cual yo iba pasando mientras escribía las canciones que salen en este disco, así que es una reflexión de un proceso vital y de un viaje, un viaje bastante largo. De hecho, muchos de los temas se refieren a viajes también.
El anterior trabajo tenía ocho canciones y éste siete, ¿es una casualidad o os gusta trabajar con un número reducido de temas en el que concentraros?
No especialmente. Nos parecía que estas siete ya contaban una historia coherente y no queríamos poner nada más.
El hecho de que muchos de los componentes toquen en otros grupos, ¿hasta qué punto puede influir a la hora de volcar y asumir ciertas enseñanzas “externas” en este proyecto?
Pues es difícil de saber cuánto influye, pero seguramente mucho, y en el sentido bueno. Como banda tenemos qué nos inspira, y el hecho de contar con tres miembros que tocan en otras bandas de alto nivel implica que siempre hay ideas interesantes y conversaciones musicales fructíferas.
Supongo que resulta importante para una banda vasca tener la oportunidad de tocar en diferentes lugares del Estado y alcanzar cierta difusión fuera del ámbito local...
Claro, eso es muy importante para nosotros. Queremos seguir tocando en el Pais Vasco, pero siempre tocando lo máximo posible fuera también. Hemos hecho nuestro primer concierto en Iparralde, en Francia, este año, y queremos ir más lejos en el futuro.
Próximas fechas de conciertos:
9 de junio - Tabakalera, Donostia
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