En octubre del año pasado, My Morning Jacket actuaron cinco noches en el Terminal 5 de Nueva York, una noche por cada uno de sus discos, que fueron interpretados íntegramente. Fue el paso previo a “Circuital”. Poco después el grupo se recluiría en su ciudad natal, Lousville, en el gimnasio de una vieja iglesia, para dar forma a su sexto álbum. Tras explorar todas las posibilidades a su alcance en el expansivo “Evil Urges” (07), MMJ entregan un álbum que, sin renunciar a los hallazgos encontrados en el camino, supone un retorno a la esencia. “Fue algo genial, nos lo pasamos muy bien, pero a la vez fue doloroso enfrentarse a algunas de esas canciones, ¿sabes?”, comenta Jim James sobre aquellos conciertos en Nueva York. “Volvimos a escuchar esos discos que grabamos hace tanto tiempo... Ahora somos personas distintas, así que te sorprenden algunas decisiones que tomaste en el pasado y por qué las tomaste”. James habla de decisiones musicales, aunque en el tono de voz deja entrever que no exclusivamente. “Algunas de esas canciones no me gustan nada, pero fue divertido volver a tocarlas. Estoy orgulloso de nuestros discos, pero en cambio hay algunas piezas que, si pudiera cambiar el pasado, ahora no incluiría. Sobre todo porque mis sentimientos respecto a ciertas cosas han cambiado con los años, pero fue algo bueno, especialmente hacerlo justo antes de ponernos a trabajar en este nuevo disco. Nos permitió mirar atrás, ver con perspectiva lo que hemos hecho en el pasado para intentar no repetir los mismos errores”.
Cuando My Morning Jacket aparecieron en el radar de la prensa especializada, a principios de la década pasada (escribimos por primera vez sobre ellos en 2001, a propósito del álbum “At Dawn”), pocos habrían apostado que el grupo, una amalgama de gestos que abarcaban el country-folk y el hard rock, acabarían convirtiéndose en uno de los valores más sólidos de la escena americana, pero, llegados a este punto, My Morning Jacket han conseguido el respeto de público y crítica especializada a partes iguales.
La música de estos estadounidenses supone una reescritura propia de los cánones del rock. En cierto sentido, su discurso carece de pretenciosidad, al menos en lo que respecta a sus influencias. Uno podría reconstruirlos rebuscando en cualquier tienda de vinilos de segunda mano, con un presupuesto nada descabellado, si viajara lo suficiente al sur, o así lo imaginamos. Pero a partir de esos pilares, el grupo ha sabido encontrar nuevas y enriquecedoras vías, una mirada definitivamente contemporánea cimentada sobre viejos discos de Led Zeppelin, Neil Young y Otis Redding. En esa nueva y de cada vez más presente influencia de la música negra, James ha encontrado la inspiración para sus últimos trabajos y el punto de equilibrio necesario para “Circuital”, cuyo sonido orgánico supone una vuelta al abecé de del grupo. “Con el tiempo he aprendido a dejar que las canciones decidan por sí mismas”, explica. “Siempre tengo una idea, un concepto o un objetivo cuando me pongo a trabajar en un nuevo disco, pero a la vez el resultado final lo dictan las canciones, de manera que a menudo la idea que tenía al principio va cambiando hasta que no queda nada de ella. Las canciones terminan siendo lo que tienen que ser. Podría intentar hacer un disco de reggae o de metal, pero si no tengo ninguna canción reggae, eso no tendría ningún sentido. En ‘Evil Urges’ las canciones iban en direcciones muy diferentes, había cierto grado de confusión incluso. Con este nuevo disco tenía la sensación de que las canciones encajaban unas con otras de forma muy orgánica, como si todas fueran miembros de la misma familia”. A esa aparente espontaneidad, en comparación a la política de explorar todas las opciones posibles que marcó la naturaleza de su anterior largo, contribuyó en parte el retorno a casa, a Kentucky, y el lugar en el que se grabó el disco. “No fue algo premeditado. La idea era componer y preparar canciones para el disco, pero encontramos un espacio precioso, un viejo gimnasio aquí en Louisville, y a medida que íbamos ensayando los temas nos encontramos más y más cómodos con el sitio. Nos encantaba el sonido, así que decidimos quedarnos, seguir adelante y grabar aquí. Durante la grabación no había ningún ordenador en el estudio. Grabamos en directo todo lo que nos fue posible. Queríamos ser pulcros y dejar espacio para que se pudiera sentir la sala en la que estábamos”.
“Grabamos algunas maquetas realmente complejas, intentando encontrar el enfoque idóneo para cada canción”, prosigue. “Tenía la letra y la melodía, así que simplemente nos sentamos en círculo en nuestro gimnasio dejando que las canciones crecieran de forma natural. Hay canciones como ‘Circuital’ que quizás parecen más producidas, pero en cambio otras, como ‘The Day Is Coming’ son muy concisas”. James se ha referido repetidamente a “Circuital” como su disco más natural, el menos producido de todos, como si en gran parte la grabación de un disco en estas nuevas condiciones fuera una respuesta a las horas invertidas en “Evil Urges” junto a Joe Chiccarelli. “Sí, en realidad creo que todos nuestros discos son en cierto sentido una respuesta al anterior”, comenta. “Para mí incluso van en parejas, de dos en dos”. Ese efecto espejo afecta incluso a las letras, al espíritu mismo del álbum: allí donde “Evil Urges” inspiraba inquietud y un cierto desconcierto a juego con los tiempos, “Circuital” se desarrolla en un plano mucho más sereno y enérgico. “No hay una intención deliberada por escribir un álbum conceptual, pero sí tengo la sensación de que se trata de un disco muy vitalista, que afronta el cambio de una forma muy positiva, como algo necesario. Como te he dicho, todas las canciones forman parte de la misma familia, pero, al menos líricamente, nunca tuve la intención de que fuera así, simplemente sucedió”. De todo ello no cabe deducir que este nuevo enfoque suponga renegar de su anterior trabajo. De hecho, el líder de My Morning Jacket habla de la gira de “Evil Urges” como de un gran reto. “Fue interesante, en parte porque supuso un desafío. Había mucho trabajo de estudio y después tuvimos que llevar eso al directo e imaginar de qué manera podíamos hacerlo. Tienes que reaprender algunas cosas... Pero también va a suceder con este disco. Se supone que debería ser más sencillo, pero nunca se sabe”. Lo que sí está claro es que con su anterior disco, My Morning Jacket cerraron la Caja de Pandora abierta con “Z” (05). Si en este abrieron un nuevo abanico de variantes, en “Evil Urges” les quedó poco por explorar. Faltaba por ver qué sería lo siguiente, qué rumbo tomaría el grupo, y ha sido el de volver a lo sencillo, al hogar. Y a la vez “Circuital” es algo totalmente nuevo, una huída hacia adelante, un retorno a un lugar en el que no habías estado nunca antes.
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