“No me gusta romantizar lo negativo”
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“No me gusta romantizar lo negativo”

Guille Aragón — 12-03-2025
Fotografía — Cristina R. Vecino

El proyecto en solitario de Juan Díez (conocido por su militancia en Campo Grande y Hooray For Humans), se estrena en largo con una compilación de canciones, “Casa” (Autopublicado, 25), que defienden la simplicidad y la baja fidelidad como puerta hacia la emoción.

Llevas lanzando referencias como Casa desde 2016: a veces singles, EPs, o colaboraciones con otros artistas, pero este es tu primer trabajo largo en duración y temas. Además, lo has titulado "Casa", como el propio proyecto. ¿Lo planteas como un sitio de donde partir, un nuevo comienzo? ¿O como una compilación, el final de una etapa? ¿Hay un hilo argumental más allá del evidente en la producción?
En realidad, cuando hago canciones, nunca me planteo qué duración va a tener la colección, pero esta vez sí que quería hacer un disco largo en cuanto a número de canciones. No me lo planteo como comienzo de nada, más bien, puede que sea el fin de algo, más que un comienzo. Sí, hay claramente un hilo argumental desde el principio hasta el final en todas las canciones en conjunto, eso sí que lo tenía bastante claro y ha sido un ejercicio necesario.

Hablando del sonido, se aprecia un salto en la calidad de la escucha, en comparación con algunos temas previos, que incluso estaban grabados con el móvil. Sin embargo, se mantiene ese espíritu lo-fi, con la voz bien metida en la mezcla y muchos sonidos ambiente que van salpicándola. Incluso hay una vuelta de tuerca a tu tema "Andrín", cerrando el disco. ¿Te apetecía hacer algo más ‘limpio’ en esta ocasión?
En los primeros trabajos que hice, siempre me puse en manos de otras personas para grabar/producir: Ángel Román, Álex Rivera... y la calidad del sonido era mucho mayor. En las últimas grabaciones que he hecho, incluyendo este disco, he decidido hacerlo yo en mi casa, con mi teléfono móvil como medio casi único de grabación. La decisión ha tenido que ver más con la necesidad de tener un proceso distinto, crear y grabar sobre la marcha, sin tener que componer un número X de canciones para luego grabarlas de golpe. Desde que me planteé hacer canciones en solitario, siempre tuve como referentes una serie de artistas que se acercaban de un modo u otro a la baja fidelidad y conseguían transmitirme cosas igual de especiales que discos con producciones impecables. Me acuerdo que siempre tuve en mente a gente como Secret Stars o Flying Saucer Attack. Grabar un disco en tu propia casa parece estimulante, pero puede ser descorazonador, en ocasiones.

"Puede que este disco sea el fin de algo"

Aquí hay elementos de la producción que resonaban ya en trabajos previos, pero aquí están alternados: temas más instrumentales y electrónicos, cajas de ritmos que evocan tus primeros trabajos, y cortes más pop, con guitarra acústica o eléctrica, pero sin una línea rítmica que los ate en todo momento. También se percibe más tu voz ¿Trabajas los arreglos sobre la marcha, según te pide el cuerpo, o hay temas que han tenido más trabajo previo? ¿Cómo te has sentido grabando el disco?
Tenía claro que quería grabarlo en mi casa, sin fechas límite, sin nada preconcebido... Como te he dicho antes, no hay nada premeditado o previamente creado. Todo ha ido surgiendo sobre la marcha a través de una letra, una idea o concepto de canción o una nota de voz escondida que he rescatado y me ha servido como canción. Los arreglos han surgido también sobre la marcha y, salvo alguna excepción, todo está tal cual, a la primera, sin darle vueltas. Me gusta vomitar una canción, grabarla y ver qué pasa tras unos días: normalmente se quedan tal cual y van para adelante. Me he sentido bastante liberado haciendo estas canciones. Ha sido un proceso de meses, sin ninguna atadura, ni siquiera con idea clara de publicarlo o cómo publicarlo, lo cual me ha quitado peso.

Hablas de Grouper o Matt Elliot como referencias, el espíritu del segundo parece innegable, en esos temas más acústicos. Por otra parte, yo siempre escucho a Chris Walla y los primeros Death Cab for Cutie con tus arpegios. Pero es bonito ver como un proyecto unipersonal se nutre también de lo más cercano. En esta ocasión has colaborado con María Mieres (San Jerónimo), Marcos Astorga (Marcos y Molduras), Julián P. Campesino (Pena Máxima), y Álex Rivera (Leon Dubovsky), que incluso ha participado en la composición. ¿Cómo ha sido el proceso de compartir tus temas con gente cercana? ¿Encuentras más inspiración últimamente en las largas distancias y los discos míticos, o en las cortas y en los proyectos de tu entorno?
No voy a negar que Grouper es la artista que más me ha impactado desde que la descubrí hace más de 15 años y sus canciones, su concepto y su tratamiento del sonido, son mi principal referente. En cuanto a Matt Elliott, para mí ha sido una sorpresa ver que gente cercana haya podido encontrar esa referencia en mi música, ya que es un artista al que tengo olvidado desde hace lustros. En cuanto a lo que dices de Death Cab For Cutie, no puedo negar que sus dos o tres primeros discos me marcaron muchísimo cuando aparecieron, pero no veo mucho más de su música reflejada en la mía. Ha sido una gozada ver que gente a la que admiro tanto, ha participado en mis canciones y le han dado un toque especial y maravilloso. Todos ellos son buenos amigos y eso es algo que tenía claro. No quería colaboraciones de gente con la que no tuviera especial conexión. Álex, por ejemplo, es una persona con la que ya hice dos discos, cuando él se hacía llamar Éter y con la que compartí grupo hace siglos en Barcelona. Es uno de los artistas que más admiro. Siempre he tenido mucha querencia por escuchar a fondo a artistas cercanos y eso me inspira un montón. Creo que los más grandes o lejanos me sirven como una base inconsciente con la que he crecido y me he nutrido, pero la gente cercana suele transmitirme de una manera más real.

Hay oscuridad en el discurso y en los textos, pero también mucha cotidianidad y un halo general de esperanza, de encontrarse a uno mismo en las situaciones más mundanas y ligeras. Se tiende a veces a romantizar la depresión o el tormento como fuerza creativa ¿Crees en la inspiración de los momentos de pesadumbre?
Te puedo asegurar que no me gusta romantizar lo negativo, para nada. En los últimos años me he atrevido a escribir de una manera más real y directa y no tan críptica o abstracta sobre lo que realmente pasa por mi cabeza o mi corazón. Esto me hace sentir más realizado, pero es un ejercicio mucho más duro. Creo en cualquier momento en el que tengas algo que decir y no en el hacer algo por el hecho de hacerlo sin más.

"Mi teléfono móvil ha sido casi el único medio de grabación"

¿Cómo planteas este disco en formato directo? ¿Te ves tocando solo con tu guitarra o te apetece expandir el set contando con otros instrumentos u otras personas?
Mi idea es hacer estas canciones en directo yo solo. En el pasado, me acompañaron personas en directo y es algo que me gustó, pero ahora mismo lo haré yo solo y solamente hasta el punto en el que me sienta cómodo.

El formato físico con la cinta casete es ya una declaración de intenciones ¿Cómo te ves en la industria musical? ¿Sientes que hay un circuito, por pequeño que sea, que cuida de los músicos y de sus obras en este país?
El casete es un formato que me gusta, aunque no le quiero dar más importancia a sacar discos de la que realmente tiene. Vivimos en un momento en el que todo es demasiado efímero y la atención que cualquier obra, ya sea grande o tan pequeña como ésta, recibe es ridícula. Esto es un proyecto muy pequeñito y sin mayor aspiración de que así sea. Lo que se conoce como industria musical, circuito, escena… son conceptos que me horripilan y que, para mi, representan lo más alejado a la creación que existe. La paradoja es que son un monstruo gigante que precisamente muestran la creación como si de reels o posts de cualquier red social se tratasen. Algo realmente espantoso.

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