Hablamos con ella por Zoom sobre el significado detrás del álbum, el contexto sociocultural en el que se ha desarrollado, sus vínculos con España durante la composición del mismo y su esperado (y doble) paso por Primavera Sound este año.
Antes de empezar a hablar de tu nueva música, me gustaría preguntarte cómo te sientes ahora que todo el mundo ha podido escuchar este álbum después de tanto tiempo trabajando en él.
Me siento muy agradecida. Y muy liberada. Porque el proceso de crear este álbum ha sido muy entrecortado. Han pasado muchas cosas en medio. La pandemia llegó al principio del proceso compositivo, pero luego tuve que dejarlo a un lado cuando los shows volvieron. Después lo retomé… Pero no paré de hacer shows, así que tuve que aprender a hacer un álbum mientras giraba. Fue muy, muy difícil. E incluso mientras lo hacía también tuve muchos momentos de crisis. En plan: “¿Qué es todo esto? No tiene ningún sentido”. Luego me di cuenta y dije: “¡Ah! No tiene ningún sentido. Esa es precisamente la intención” (risas). Y así todo el caos del proceso formó parte de su propia energía. Pero no sabía si todo aquello que estaba haciendo era algo que solo yo iba a entender. No sabía si iba a poder traducir toda esa lírica caótica, psicodélica y no lineal, y hacer que la gente lo entendiera y conectara. Y por eso ahora estoy inmensamente agradecida, liberada y, honestamente, impresionada. Es muy guay.
"Toda la música pop que considero que es hecha por genios también tiene cierta preocupación por hacer melodías y estribillos increíbles"
Cuando estabas en medio de todas las sesiones de grabación en el estudio con Danny L Harle, ¿sabías entonces que ‘Desire, I Want To Turn Into You’ iba a ser el título?
¡No, qué va! El título se me ocurrió un par de meses antes de que el álbum estuviera terminado. No tuvo un nombre durante la mayoría del proceso creativo.
Creo que resume muy bien la esencia o el mensaje que quieres transmitir con este álbum: el deseo, las contradicciones dentro de las relaciones… ¿Qué te ha inspirado a la hora de componer sus letras? Porque algunas son bastante íntimas.
Es un álbum muy personal, sí. Pero, a su vez, es una nueva forma de acercarme a la escritura subjetiva. No tiene el estilo de un diario, ni es narrativo. Es más bien una serie de imágenes que aparecen como un flash de manera muy rápida. Luego dejo que el oyente construya su propios puentes entre ellas. Es un disco que gira entorno al tono, al corazón. El otro día estuve pensando en usar la palabra “corazón” como adjetivo. Significa que tiene presencia y espíritu. Hasta en los cortes más acústicos, siempre he buscado que sonaran muy físicos. Incluso pensaba en texturas físicas. Son cosas que me reconfortan dentro de un mundo que es muy efímero y muy digital. Y, por otro lado más profundo, incluso todos estos motivos que rodean al disco, como las alfombras persas o el barro, son ideas que me ayudan a entender la muerte como algo físico. Como devolver algo a la Tierra. Por eso digo que toda esa lógica física que me reconforta es la que se transmite en el sonido, más que una lógica narrativa.
¿Cómo es tu proceso de composición? ¿Escribes sola en casa, por la calle con el móvil, en el estudio…?
Cada álbum es distinto. Pero con ‘Desire’ ha sido casi todo en el estudio. Sobre todo porque estos años mi vida ha estado muy desordenada. Bueno, como la de todos. Pero yo he estado de gira durante casi todo el proceso de este álbum, así que nunca estaba sola. Eso es algo que la gente no sabe acerca de estar de gira: la única vez que estás sola es cuando vas al baño. Así que yo no tenía el espacio para estar por ahí soñando, así que el estudio se convirtió en mi santuario. Pero supongo que algo que siempre ocurre cuando compongo tiene que ver con que soy una escritora melódica. Para mí, la melodía siempre sale lo primero, después la producción y, por último, la letra. Eso hace que lleve mucho tiempo terminar ciertas canciones. Me tomo mucho tiempo con las letras.
Lo pregunto porque me gusta mucho tu forma de escribir. Creo que es una de las cosas más especiales que tienes como artista, que das mucha importancia a las letras más que a buscar un estribillo pegadizo.
Toda la música pop que considero que es hecha por genios también tiene cierta preocupación por hacer melodías y estribillos increíbles, pero creo que mi intención a veces llama más la atención porque es más inusual, sí. Pero si algo me ha enseñado el hecho de vivir en Los Ángeles es que sí hay una importancia muy grande en las melodías, si hablamos de música pop.
A la hora de producir este álbum, ¿cuál ha sido tu cometido? Por lo que tengo entendido, estás muy encima de la producción también.
Cada canción funciona diferente. Pero casi todo este disco ha sido en colaboración con Danny L Harle. Tenemos una forma de producir muy fluida y casual, de idas y venidas. En el caso por ejemplo de la canción ‘Billions’, todo empezó con un beat de batería que me envió. Y luego yo lo pasé al ordenador para darle la estructura que tiene ahora. Después grabo algunas vocals por encima, se las paso a él… Y entramos en un proceso que puede durar o bien dos días o bien un año y medio.
Me encanta trabajar con él porque nunca nos frustramos. Siempre nos presentamos nuevas opciones o ideas. A los dos nos gusta tomarnos nuestro tiempo para decidir las cosas, nunca vamos corriendo.
Me encanta que no tengas miedo a introducir sonidos o instrumentos aparentemente inusuales dentro del pop, como es el caso de ‘Blood and butter’, donde escuchamos gaitas. ¿Cómo sucede todo esto?
Supongo que el usar este tipo de sonidos tiene varias razones. En primer lugar, aunque sea cantante, me aburro de mi propia voz (risas). Y antes había mucha más tradición en incluir solos instrumentales en las canciones pop: de guitarra, de saxo… En los últimos 20 años se han eliminado por completo, así que me parecía algo muy fresco. Sabía que quería solos instrumentales en este disco. Pero, aparte de todo eso, las gaitas son unos instrumentos que me emocionan mucho. Cuando las escuchas siempre es un contexto de procesión o algo así. De alguna manera, me llevan al origen de la civilización y de esos valores humanos que buscamos proteger a lo largo de los milenios. Y por el lado más técnico, encuentro muy interesantes las gaitas. Es un instrumento monofónico, súper preciso, que incluso me recuerda a la textura del autotune. Me parece muy interesante mezclar lo electrónico con instrumentos tradicionales de voz humana. Creo que seguiré explorando estos sonidos durante años.
"Llevaba mucho tiempo trabajando, y ese momento en España me devolvió la vida"
‘Sunset’ es otra de mis favoritas. Te tengo que preguntar por esta canción en particular porque creo que comparte mucha vinculación con nuestro país y con la cultura mediterránea en general. Si no me equivoco, el videoclip está rodado también en Barcelona, ¿no?
‘Sunset’ llegó de una manera muy casual. En ese momento estaba trabajando con Sega Bodega, un productor afincado en Londres pero con origen chilenoirlandés, por lo que la mezcla de influencias ya estaba ahí. Escribimos esta canción sobre un loop de guitarra que él hizo. Eran prácticamente arañazos con textura sobre una guitarra. Me recordaba al flamenco. Semanas después, me vi obligada a dejar Londres a última hora porque mi visa había caducado, y me preguntaba: “¿A dónde vamos ahora? ¿Dónde continuamos con estas sesiones? Quiero acabar esta canción”. Y al final dije: “Vayamos a España a terminarla”. Entonces la canción pareció inspirar el viaje, pero al final el viaje terminó por inspirar la canción. Era el verano de 2021 y Barcelona acababa de abrir. Aterricé allí justo el día que se volvía a abrir todo: los bares, los restaurantes… Nadie dormía, todo el mundo estaba de fiesta, luciendo súper glamuroso… El feeling fue muy fuerte, yo estaba volando. Con esos mixes de acentos entre catalán e inglés británico… Llevaba mucho tiempo trabajando, y ese momento en España me devolvió la vida. La sensación de vitalidad y de “rojez”, ese rojo que tanto caracteriza a España. Quería que esta canción fuera de color rojo.
De hecho, leí en una entrevista tuya que habías estado obsesionada durante ese periodo con Las Chuches, concretamente con su canción ‘Como Ronea’. Me parece una anécdota loquísima. ¿Cómo es posible que Caroline Polachek descubra esta música tan particular?
Escuché ‘Como Ronea’ por primera vez mientras estaba en el coche con la increíble fotógrafa Carlota Guerrero. Estábamos en su coche, habíamos estado de shooting todo el día, el sol se estaba poniendo… Ella puso la canción súper alto, las ventanillas estaban bajadas, íbamos con otras dos chicas más, nuestro cabello estaba al viento… Pensé: “¡Dios, esto es increíble!”.
Obviamente, esa canción incorpora una técnica y una forma de cantar muy tradicional, pero tiene algo en la producción que me recordaba incluso a Britney Spears. Toda esa interacción estética entre esos dos mundos me recordó a todo lo que yo escuchaba cuando era niña: ‘Ray of Light’ de Madonna, The Cranberries… Todas estas referencias son muy tradicionales pero tenían una producción moderna para su época. Había un componente de optimismo por conocer a dónde nos llevaba la tecnología e Internet. Había feminismo. Una sensación de vida normal. Todo eso alrededor de la canción me inspiró.
"Trabajo cada canción en todas sus fases y sólo busco perseguir mi propio placer"
Cuando escuché ‘Welcome To My Island’, inmediatamente supe que iba a ser un hit. También me pasó con ‘Bunny Is A Rider’. ¿Crees que estas dos canciones son las más accesibles del álbum? A pesar de que la primera tenga más oscuridad que la segunda.
Creo que nunca me fijo en la potencial accesibilidad que puedan tener. Trabajo cada canción en todas sus fases y sólo busco perseguir mi propio placer. Y puede que las canciones que más placer me provocan sean las menos accesibles. No sé. Me gusta que las canciones sean directas, a pesar de que parezcan abstractas. Por ejemplo, ‘Bunny Is a Rider’ tiene unas letras muy caóticas pero muy directas, ¿entiendes lo que quiero decir? Siempre busco ser directa, así que me hace feliz que también te hayan llegado así.
En ‘I Believe’ hablas sobre la inmortalidad y se la dedicas a tu amiga Sophie. ¿Es una de las canciones más especiales del disco para ti?
Sí, absolutamente. ‘I Believe’ es quizás la canción más club del álbum. La escribí justo cuando empecé a sentir lo que había supuesto perder a Sophie. No solo fui yo, fue a nivel colectivo que nos empezamos a dar cuenta de todo lo que nos había dado como artista. Y de cómo todos estamos presentes incluso más allá de la vida gracias a la energía que creamos.
Además, como contrapunto a todo eso, con esta canción pensaba en Sophie como una diva. Me puse a reflexionar sobre el arquetipo de ‘diva’, que para mí tiene que ver con el poder de sanar y destruir al mismo tiempo. Creo que toda esa contradicción es muy femenina y hace que alguien sea una mujer y no una niña. Pensé en todas mis heroínas, como Madonna, Celine Dion, Whitney Houston… Todas estas divas épicas que todos hemos tenido en el pop. Y, por supuesto, metiendo a Sophie entre ellas. Esta canción habla de todo eso y sirve para conmemorar su legado y su poder.
Creo que es evidente que Sophie ha sido y es una de tus inspiraciones más claras. ¿Qué otros artistas me puedes mencionar que te hayan inspirado a lo largo de tu carrera?
Sinceramente, los que te puedo decir son muchos de mis amigos: A. G. Cook, Danny L Harle, Hyd, Sega Bodega… Me inspiran mucho. No solo por su trabajo sino también porque me siento muy agradecida de poder conversar con todos estos artistas, debatir sobre procesos, compartir música e ideas… Mi novio Matt Copson, que también es un artista visual. Liam Moore, un diseñador de set que ha estado presente en muchos de mis videoclips y fotos. El fotógrafo Aidan Zamiri…
"Me puse a reflexionar sobre el arquetipo de ‘diva’, que para mí tiene que ver con el poder de sanar y destruir al mismo tiempo"
¿Hay algún artista español que te resulte interesante ahora mismo?
Obviamente, shoutout a la reina del universo, Rosalía. Pero también hay otro artista que estoy escuchando bastante últimamente: Ralphie Choo. Tengo curiosidad por saber qué va a hacer.
Volviendo a tu álbum, en ‘Smoke’ introduces uno de los principales símbolos visuales del imaginario del álbum, que ahora también te acompaña sobre el escenario de gira: el volcán. ¿Qué representa para ti?
Para mí, el volcán simboliza el caos sin rostro. Como el arquetipo de diva del que hablábamos, es esa fuerza que puede sanar y destruir al mismo tiempo. Puede crear islas, proporciona aceite, minerales, color… Mucha energía. Pero, al mismo tiempo, puede ser muy destructivo de repente sin avisar. Por su forma, también me parece muy femenino y muy sexual. Sus colores y texturas encajaban muy bien con el moodboard que yo tenía en mente: el rojo, el negro, el marrón… Pero, por encima de todo, actuar encima del escenario al lado de un volcán me parece que simboliza a la perfección la precariedad en la que vivimos. Expresamos amor, pasión y humor en este lugar tan precario en el que cualquier cosa puede pasar. Hay mucho en juego. Así es como me quiero posicionar yo sobre el escenario, como artista.
Otro elemento visual muy presente son las hormigas. Las podemos ver incluso en la portada. ¿Qué significado esconden?
Me parece que las hormigas son increíbles. Justo antes hablábamos de los volcanes como esos entes sin rostro. Las hormigas lo tienen, son una especie de fuerza de la naturaleza. Nosotros, como especie, generamos muchísimos residuos en abundancia y los dejamos por la calle, muchas veces en forma de azúcar, de helado, de café… Sobreconsumimos todo. Entonces las hormigas salen de noche, se organizan en filas en silencio, y al día siguiente todo esa basura ya no está. Para mí simbolizan esa fuerza milagrosa de la regeneración.
Para terminar, quería recordar tu memorable paso por el Primavera Sound del año pasado. Creo que en ese concierto se pudo sentir que algo grande estaba a punto de suceder con tu proyecto. Este verano vuelves al festival, actuando en Barcelona y Madrid. ¿Cómo te sientes?
Antes que nada, quiero decir que para mí es un súper honor que Primavera Sound me haya vuelto a llamar para actuar dos años seguidos. No es muy habitual. Creo que esta va a ser mi cuarta vez. Primavera Sound es mi festival favorito de todo el mundo. El concierto del año pasado fue muy loco, creo que había unas 20.000 personas. Mis ojos solo podían ver personas por todas partes, hasta el límite donde empezaba el mar. Se respiró mucha tensión y electricidad en ese show. Fue tan intenso que pensé que iba a perder el conocimiento (risas). Así que va a ser muy especial volver, me siento muy apoyada y muy comprendida por parte de mis fans españoles. Estoy emocionada.
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