¿Cuando estás creando sabes que tiene algo especial entre manos?
En el preciso momento de la creación, es muy difícil evaluar lo que estás haciendo. Saber si es mejor, peor o muy diferente de todo lo que haces hecho antes. Porque más que en términos de mejor o peor a mí me gusta pensar en el hecho diferencial. De todo ello, al menos en mi caso, te das cuenta cuando ya has acabado de grabar y mezclar y llevas días sin escuchar el disco. Cuando de repente un día lo escuchas ya con perspectiva, en casa o en el coche, es cuando tienes una visión mucho más realista. Cuando estás liado en el proceso de creación, es muy complicado.
Ahora ya hace unas semanas que publicaste “Tropical Jesus”, así que...
Sí que es cierto que me he encontrado con personas, tanto amigos como gente de la prensa musical, que me están diciendo que les parece el mejor disco de todos los que he hecho hasta ahora. No me gusta que los discos compitan entre ellos. Pero también mentiría si no admitiera que me gusta que se diga que el último es el mejor, porque no deja de ser una suma de toda la experiencia y de todo lo que he aprendido hasta ahora.
"No me gusta que los discos compitan entre ellos. Pero también mentiría si no admitiera que me gusta que se diga que el último es el mejor".
En tu caso, tomar perspectiva debe ser muy complicado porque eres el intérprete, el compositor, el productor, el diseñador del artwork...
Total. Y en este disco, un poco más. Es un álbum totalmente trescientos sesenta. Si hasta ahora coproducía los discos, en este me he ocupado yo totalmente de esta tarea, especialmente por ser un disco nacido estando de gira, en pleno viaje. Al mismo que componía los temas ya los producía yo mismo con el portátil. Esto le ha dado un sonido muy especial, al disco.
Musicalmente es un disco más alejado del concepto de banda de rock o pop...
Y más cercano a la producción de artistas como Post Malone o Khalid. Producciones en las que todo suena muy grande, muy orgánico y a la misma vez todo es sintético.
De una manera u otra, sonando más sintético o más orgánico, has conseguido un sonido propio, que seguramente es lo más difícil en música. Escuchas una canción y al instante sabes que es tuya. En este sentido, este disco es la sublimación de esta personalidad sonora.
En este disco, lo que me apetecía hacer era llenar agujeros. Quería llenar el abanico y probar cosas nuevas y sumarlas a mi propuesta. Para expresarlo de una forma gráfica, quería hacer un disco menos de festivales y más chill. En este sentido, sí, creo que ha quedado un disco mucho más tranquilo que los anteriores.
Totalmente, es un disco de atardecer.
¡Me gusta! Compro la descripción. Visualmente, sí, es un disco cien por cien de atardecer.
Eres diseñador. ¿Creando te vienen imágenes a la cabeza?
Siempre. Vengo del campo de las artes plásticas y las canciones siempre me las imagino con imágenes. Imagino los paisajes, los protagonistas... ¡incluso la temperatura que hace! (risas). Unas imágenes que me gusta recrear en los vídeos y, en este caso, en las ilustraciones que he hecho para acompañar cada una de las canciones.
Una de las sorpesas del disco es la colaboración del colombiano Manuel Medrano en el single "Todo estaba bien".
Pocos días antes de publicarlo tenía cierto temor a que mi público se sublevara. Y no, ha sido todo lo contrario. Me ha sorprendido los pocos hates que he recibido por la canción, lo que habla muy positivamente del carácter abierto y del espíritu de descubrimiento de cosas nuevas del público. Y es que al final lo que realmente importa es lo que te transmita el artista. Si te gusta lo que te cuenta Yung Beef da igual cómo cataloguen su música. Y lo mismo de Bad Bunny o Nacho Vegas. Lo que importa es que haya alguien explicándote una historia de manera genuina.
¿Cuáles son los artistas que más te han llegado últimamente?
Con este disco, no sé por qué, lo que más he escuchado ha sido bossa nova. Mucha música en portugués. Más allá de eso, me ha encantado el último de Vampire Weekend. Me flipa la irrupción de una figura como Bad Bunny. Las producciones de Drake y Khalid, aportando sonidos muy frescos, acercando de una manera muy sofisticada el trap al pop.
Hablas de Brasil y América del Sur es un elemento muy importante en este “Tropical Jesus”.
Sí, pero de una manera muy inconsciente. En estos últimos años me han pasado cosas muy importantes allí. He oído cosas muy emocionantes. He hecho conciertos increíbles en ciudades que, ignorante de mí, ni sabía que existían. Y no hablo sólo de México sino también de Ecuador, Perú... Lugares donde pensaba que no tocaría nunca y donde de repente me encuentro que tengo mucho público. Si esto te pasa es imposible que no te marque e influencie, ya sea en una letra o en una melodía.
¿Nadie es profeta en su tierra?
Lo que pasa es que aquí el mainstream es muy mainstream. He hablado con programadores de radio que me decían que les gusta muchísimo lo que hago pero que no ven posible hacerme un hueco entre una canción de Lola Índigo y una de Beret, con todo el respeto hacia ellos. Y los entiendo, pero no voy a cambiar mi sonido para sonar en la radio. Me han pasado muchas cosas bonitas sin que me pinche ninguna emisora. Y en el otro extremo, lo mismo.
¿En qué extremo?
Tampoco sueno en Radio 3 y tampoco voy a cambiar mi sonido para que pase. Hay artistas que necesitan la radio y otros, como yo, que necesitan salir de gira y tocar en festivales.
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