El disco salió a finales del año pasado y ya lo presentaste, pero ahora reinicias su promoción.
Sí, lo presentamos en el Bikini, gracias a Curcircuit. La cosa fue muy bien, la verdad, pero tras ese concierto, y aunque he hecho alguna cosilla más, toca ponerse las pilas y empezar a darle más vida.
Pasa mucho tiempo entre tus discos, Carlos.
Sí, pero no es cosa mía ¡Qué más quisiera yo! Piensa que después del primero tuve que romper un contrato y luego buscar discográfica, que no es fácil. Al final acabé editándome yo el segundo disco con una licencia de Warner. Ahora he encontrado a La Cúpula, que confían en mí y a ver si la cosa ya se asienta. Pero, claro, no te negaré que me gustaría ser más regular sacando discos.
¿Y cómo sobrevives a esos períodos tan largos entre disco y disco?
Pues con ilusión. Es una deformación que debemos tener todos los músicos. No me gusta sólo el proceso de grabar, sino también componer, estar con los músicos, ensayar. Luego me encanta el proceso de grabar, las mezclas. Es un todo que te va dando vidilla aunque, tal y como está la cosa, acabas necesitando mucha motivación.
Pero con el premio Rolling Stone a “La distancia” en 2014 parecía que todo podía arrancar.
Yo también lo pensaba. A raíz de eso tuve varias ofertas de multinacionaless y tal, pero no acabó de cuajar. Hoy en día se miran mucho los números, y lo veo normal, pero es que tampoco puedes asegurar un determinado número de ventas.
Parafraseando el título del disco ¿cuál ha sido tu mejor defensa para todo lo que ha pasado?
Confiar en lo que haces. No hay más. Yo tampoco tengo una meta muy ambiciosa. Únicamente quiero seguir haciendo canciones con mis músicos. El hecho de estar metido en este mundo ya es un premio para mí.
Los temas del disco son bastante más complejos que en otras de tus grabaciones. ¿Es premeditado?
En cierto modo sí. No es que haya querido complicarme la vida a propósito pero, ya que no sabía cuando grabaré el próximo disco, me dejé llevar del todo. Además quería darle más protagonismo a los músicos. No me apetecía estar todo el rato yo delante de los temas, quería que los músicos tuvieran su espacio. Aunque siga siendo un proyecto de autor no quería olvidarme del grupo.
Es un disco largo para lo que se hace hoy en día, ¿no?
Sí, pero es que me cuesta mucho descartar temas. Tengo un problema con eso. Casi siempre publico todo lo que grabo. Lo que se ha descartado se ha hecho antes. Para mí era coherente que fuera así y que las canciones que estuvieran fueran esas.
Es un álbum optimista y pesimista a la vez.
Pues como la vida misma. Es un reflejo, a ratos, de lo que nos rodea, pero tampoco quiero ser un cenizo. No quiero que se me vea como un tío que solamente resalta cosas malas. Me gusta esa dualidad y esa contraposición de ideas. No diría que hablo de esperanza pero sí de quedarte, frente a situaciones chungas, con las cosas buenas que puedas extraer. De hecho muchas son canciones que salen de un conflicto y de cómo lo acabas derribando. De ahí lo de “La mejor defensa”.
Te atreves incluso con un tema aflamencado, casi rumba...
Dos, y ya sé que no te encajó demasiado (risas). Pero es que soy muy fan de grupos de flamenco rock o de rock andaluz tipo Triana. Me salió así y pensé ¿por qué no? A mí me gusta cómo quedan y estoy contento con ello.
Puedes verle en concierto en:
Barcelona (3 mayo, Heliogàbal)
Reus (5 mayo, Japan)
Santander (7 mayo, Ciclo Cajas de Música)
Bilbao (8 mayo, FNAC)
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