No es fácil etiquetar en un par de palabras el universo que hay detrás en una canción o un disco, y mucho menos el de toda la carrera artística. Pero hace años escuché la que a día de hoy me parece una de las etiquetas más acertadas que conozco. Allá por 2015, Carla describió su música como pop invernal, una etiqueta que me causó tanto interés como me gustaron sus canciones.
Esta vez, adentrándose todavía más en la electrónica, su cuarto disco, “Eclipse” , nos propone un pop cercano a los astros que no entiende de ataduras y que evidencia un brillante cambio en su carrera. “Cuando acabé con ‘Reflection’ no me puse con este disco de una manera inminente. Lo desarrollé a lo largo de 2023. Al final me dedico a otras cosas más allá de la música, y no podía hacer como otros músicos que se pueden encerrar durante un par de meses para trabajar en sus discos. Lo mío es otra manera de trabajar, constante, disciplinada y comprometida, tanto con la música como con la gente con la que trabajo. Y sin duda ha sido un proceso del que he disfrutado muchísimo”. El resultado son nueve temas de pop electrónico vibrante que a ratos nos puede recordar a The xx o a las atmósferas de Four Tet. “Mi anterior mini LP fue el puente a este sonido. Tenía muchas ganas de experimentar y también sentía una necesidad artística muy grande de empezar a trabajar con otros músicos, como NOIA, o el mismo Jolly Damper, quien ha producido conmigo todo el disco. Esto trajo consigo muchas más inquietudes a nivel de buscar otras sonoridades que desarrollamos. La voluntad era de hacer un disco totalmente electrónico, de salir de mi zona de confort y trabajar con nuevas paletas de colores. No quería hacer algo que ya sabía que podía hacer, sino que necesitaba ir un poco más allá. Por eso en este disco es tan importante la figura de Jolly Damper. Trabajar con él, ha sido muy importante”.
"He vivido todo este disco de una manera muy tranquila, muy liberadora, sin ninguna intención más allá de sentirme orgullosa"
A lo largo de los nueve cortes podemos ver que, incluso tratándose de un disco de electrónica, su voz y narración tienen un gran peso. “En este disco he decidido buscar un cierto nivel de calidez más allá de que estemos trabajando en un registro electrónico, con sintetizadores y máquinas. Por eso buscaba que en la manera de trabajar las canciones, de trabajar mi voz, de como nos acercábamos a los instrumentos y tratábamos su sonoridad se refleje esta parte más cálida, humana. Una de las premisas, tanto para la producción como para mí, era no caer en la sobrecarga de capas y capas de instrumentación. Venía de trabajar también voces con muchos efectos, así que aquí decidí dejarla mucho más natural para contraponerla a el resto de producción”. Me cuenta que esta vez su manera de trabajar ha sido muy distinta a lo que estaba acostumbrada. Parte del secreto fue confiar en su productor y dejarse llevar. “Yo trabajo las demos en mi casa, en mi estudio, de manera individual. Esta vez lo que hacía era intentar pasar esas demos, esas ideas, de la manera más limpia y desnuda posible para intentar influir lo mínimo en el estudio con Joan [Jolly Damper]. Esto ha sido muy interesante, porque de alguna manera nos ayuda a trabajar a los dos sin estar tan condicionados y por esto creo que ha sido tan enriquecedor. Todo salía de manera muy orgánica en el estudio, casi como un juego. Trabajamos la canción diciéndonos va, probemos esto a ver que tal, veamos que pasa si vamos por aquí. De esta manera abrimos al máximo nuestro horizonte. Este a ver qué pasa también nos enseñó que cada canción nos exigía cosas diferentes”.
Este dejarse llevar ha hecho que aunque siempre se mantuvieran bajo el paraguas de la electrónica más pop, a lo largo de todo “ECLIPSE” podamos encontrar una variedad de momentos como “Void Of Your Memory”, con una voluntad más experimental, un inicio de balada electro-pop con un delicado piano como “Uncertainty”, o “Part Of Me”, junto a Falle Nioke, con unas pautas rítmicas mucho más urbanas y un espíritu más luminoso. “’Part Of Me’ es una clara muestra de no haber tenido prejuicios ni limitaciones a la hora de crear. De todos los temas es el que se aleja más de mi registro, y ha sido muy divertido. Quizás ha sido en la que más nos costó encontrar ese momento de decir ‘Lo tenemos’. Es realmente sorprendente ver cómo acabó. Además cuento con Falle Nioke. No nos conocemos personalmente, pero es un músico que llevo siguiendo mucho tiempo por un tema de Ghost Culture que escuché en la BBC. Y trabajando este tema pensé que sería brutal contar con una voz masculina y la suya encajaba a la perfección. Vive en Londres y yo no llegué a ir a las grabaciones de estudio. Esto es un poco la brutalidad del siglo XXI, le escribes a alguien, conectáis, os gusta lo del otro y todo es muy natural pero vuestra relación es absolutamente epistolar. Pero estoy muy agradecida. Para mí él es el cincuenta por ciento de la canción y estoy muy agradecida”.
Aún siendo un gran ejercicio de técnica y madurez como artista, también es un álbum plenamente conceptual y sanador. “Fue algo muy consciente. Quería un disco conceptual, con toda la idea del eclipse, que me sirve como metáfora para contar las relaciones entre personas y astros, entre las luces y sombras. Todo esto hace referencia a estos momentos más oscuros contrapuestos a los momentos de gran clarividencia. A pesar de esta melancolía que puede haber en los momentos oscuros, aunque hay momentos de no saber dejar ir y en cierto modo no poder avanzar, lo veo mucho como un disco que va hacia la luz. Y en cierto modo esto es lo que ha supuesto para mí, un poco lo que decimos siempre los músicos, de la parte sanadora de hacer música. Hacerlo, todo el proceso, ha sido muy revelador. He vivido todo este disco de una manera muy tranquila, muy liberadora, sin ninguna intención más allá de sentirme orgullosa y feliz de lo que he hecho. Y poder trabajar así es muy brutal y agradable”.
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