Por cierto, hablando de concepto, ¿buscáis alguno que homogenice cada álbum? ¿Aunque sea en la estética? Siempre he intuido un gusto por lo esotérico, en letras, ambientes e imagen, que se acrecienta en la portada de “Santa Rosa”, con ese triángulo divino, el ojo y otros símbolos arcanos. ¿Es algo buscando?
Para nosotros, cada disco supone sumergirnos en un universo totalmente nuevo. Para “Santa Rosa” hay una carga simbólica muy potente. Partimos de la metáfora de una tormenta eléctrica. En Latinoamérica, y especialmente en Perú es muy famosa la tormenta de Santa Rosa, que se da a finales de agosto cada año. Asimilamos la potencia eléctrica de las canciones con esa tormenta. Paralelamente nos inventamos un pueblo imaginario, donde el tiempo se conecta de manera distinta y las fuerzas sobrenaturales actúan constantemente.
Garage, after-punk, psychobilly, rock cavernoso, rock'n'roll... ¿Os sentís a gusto sin que se os pueda encajar en un estilo cerrado determinado, pero sí en todos de pleno derecho?
A ésta altura de la historia del rock n roll, sería subestimar al oyente y a nosotros mismos si nos encerrásemos en algún estilo determinado. Todas las bandas que nos gustan fueron forjando su sonido con los años y a partir de ahí crear un estilo propio.
Y por si fuera poco, en “Past Lives” os sale una canción espléndida, sorprendente, que sin vuestra furia habitual, aparentemente, sin embargo supone un desarrollo sinuoso que enlaza con el rock'n'roll callejero y ciertos pasajes de Bowie. Pero que sobre todo anticipa caminos aún por transitar en los que también parecéis maestros. ¿Cómo surgió?
Nos gusta experimentar. En el caso de “Past Lives” empezó con un riff en la guitarra de 12 cuerdas. De ahí se fueron sumando elementos y la voz va narrando al estilo de los viejos crooners. Nos quedan múltiples caminos por transitar y desarrollarnos. Esto es lo que nos mantiene siempre en la búsqueda.
Con vuestro propio estudio de grabación y los proyectos de producción a bandas locales o de fuera, ¿sentís que estáis devolviendo al entorno, a la ciudad, algo de lo recibido?
Es una gozada poder grabar y producir bandas con tanto nivel de compromiso con su música. Es un ida y vuelta en el aprendizaje. Cuando construimos nuestro propio estudio de grabación, en un principio la idea era tener un espacio donde poder refugiarnos a crear sin limitaciones. Sólo para nosotros. Luego con el tiempo empezamos a trabajar en proyectos de amigos y bandas cercanas. Estamos muy orgullosos de los discos que están saliendo de allí. Bandas como Cavaliere, Moonshakers, Francisco Nogal, Sonic Trash, Pomeray, Falling Black, Sheriff Mouloud ó Los Galerna son aire fresco y una eclosión de creatividad. Esperamos poder seguir produciendo discos de mucha gente en el futuro.
Siempre que la segunda premisa de la anterior pregunta sea cierta, claro. ¿Os dio ese entorno o esa ciudad, Bilbao, algo, o lo tuvisteis que luchar siendo además de fuera?
Lo tuvimos que luchar como todos y el hecho de ser de fuera lo dificulta en algunos aspectos. Cuando viajamos por el mundo la gente nos asocia con Bilbao. Que el entorno de músicos nos respeten y nos consideren parte de la escena es algo muy importante y gratificante.
¿Cómo veis el panorama musical local y estatal? ¿A quién produciríais con los ojos cerrados?
En Euskadi hay una renovación de la escena constante. Esto es muy saludable. Salen grupos de muchos géneros distintos con mucha calidad y dedicación. Sabemos de la propia experiencia lo difícil que es mantener viva una banda de rock, sobre todo en los tiempos que corren. Pero la necesidad de expresarse es algo que nunca se va acabar. Es muy emocionante el ver cómo la gente lucha y sacrifica muchas cosas sólo por la satisfacción de poder expresarse con su música. La gente más joven es la que tiene la llave para el cambio. Hoy más que nunca donde la renovación es imprescindible para entender y saber utilizar los canales de comunicación que se van abriendo.
¿Qué sueños os faltan por conseguir pero que veis que cada vez están más cerca?
Vivimos dentro de un sueño. Y nos gustan las sorpresas grandes, imposibles.
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