“Los géneros están dinamitados y eso es estupendo, pero no se pueden
utilizar definiciones tan a la ligera. A lo mejor es que yo me dedico
demasiado a analizar la música que escucho, pero me parece que hay que
tener un poco de cuidado. Tanto mi primer disco como el segundo son
canciones pop, canciones populares”. Canciones que ahora agrupa bajo el nombre de “La educación”, un
concepto complejo por el que transita a lo largo de todo el álbum y que
observa con especial agudeza en la pieza que da título al mismo. “La
canción resume en cierto modo muchos de los temas que aparecen en el
disco y tiene que ver con un momento en el que tuve que tomar
decisiones importantes en mi vida. No es nada nuevo, pero cuando lo
comentaba con la gente me interesaba conocer su punto de vista y,
curiosamente, en las opiniones y decisiones de cada uno tenía mucho
peso la educación, cómo han vivido de niños y cómo se han desarrollado
de jóvenes”. Abraham Boba canta a los grandes temas universales,
pero siempre a través de un universo lírico propio con el que logra
descubrirnos nuevos matices y perspectivas en cada uno de ellos. “A
mí me siguen gustando las canciones que hablan de los temas de siempre
porque lo interesante es el punto de vista que aporta cada uno. No es
lo mismo hablar del amor dependiendo de quien lo haga y yo hablo de mi
visión sobre las cosas. Si estuviese lleno de clichés supongo que no
interesaría a nadie”. Pero interesa, porque “La educación” es un
trabajo reposado e íntimo, hecho con el mimo que requiere un disco
eterno, de los que siempre apetece recuperar. Tiempo al tiempo.
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