Canción triste de Hill…
EntrevistasThe Streets

Canción triste de Hill…

Redacción — 07-05-2004
Fotografía — Archivo

¿Recuerdas las primeras palabras de "Trainspotting"? Mike Skinner las hubiera firmado de buena gana. El orgulloso hijo de la working class británica ataca de nuevo con su segundo álbum "A Grand Don´t Come For Free" (Warner, 04).

Sí, sí, las cosas han cambiado. Claro, joder. “Seguro que cuando tú ibas a la universidad tampoco tenías dinero para gastar con tu amigos o en tus hobbies”. Bueno, realmente en mi caso esa no es la mayor diferencia. Me parece más sorprendente irme a las oficinas de Warner a hacer una escucha del nuevo disco de The Streets –esto fue hace cosa de dos meses- y ahora intentar rememorar malamente la experiencia, porque lo nuevo de Mike Skinner permanece bajo llave como si de la mismísima Madonna se tratara. Máxime teniendo en cuenta que cuando en su momento "Original Pirate Material" -piedra de toque del UK Garage- llegó hasta estas páginas, el disco aún esperaba a ser publicado en nuestro país y nuestra copia había llegado vía importación. Y todo esto no es más que un preámbulo y un dar vueltas sobre lo mismo para terminar diciendo que a unos la vida les cambia más que a otros, que dos años no son nada para el común de los normales y, sin embargo, para Mike Skinner representan el tiempo que va de jugar a la Play con los amigotes a... hacer lo mismo podrido de dinero. ¿Cómo estamos? “Pues muy bien. Hace un bonito día en Londres, aunque seguro que no tanto como en Madrid”. No te creas, aquí esta nublado. “¡Vaya, hombre!”. En treinta segundos de conversación con Skinner ya queda clara su grandeza: es un chaval con el que se puede hablar del tiempo.

"Yo soy básicamente un contador de historias y Dizzee Rascal un ´opinador´ de la realidad "

Efectivamente la pasta no le ha cambiado. “Bueno, ya no vivo en Birmingham, ahora lo hago en Londres”. Ya, el trabajo es lo que tiene, no te preocupes, a mí me pasa lo mismo... “Y tengo mucho más dinero”. Me vas a contar... Pero eso está bien. “Bueno, es un proceso. No tengo la sensación de que nada haya cambiado especialmente, más o menos sigo haciendo las mismas cosas”. Ya, ya... pero ahora te relacionas con el tipo más cool de la escena pop británica. “¿Chris Martin?”. Sí. “Me vas a preguntar por lo de la colaboración...”. Sí, sí, claro... “Pues nada. Él se involucró bastante en el disco y cantó un tema, ´Dry Your Eyes´. Pero cuando envié el tema terminado a la compañía dijeron que bajo ningún concepto podía ser publicado porque no era el tipo de canción que le interesaba a Chris. La verdad que no he llegado a saber si era cosa suya o de la compañía”. Pero veo que tampoco te importa mucho... “Pues no, la verdad. En el disco han cambiado muchísimas cosas desde que comencé a trabajar en él, y esta ha sido tan sólo una más. Lo que pasa es que ha trascendido y toda la prensa se interesa por ello”. Vaya, lo siento, pero tenía que preguntarlo. “No hay problema”. Se intuye una sonrisa amable al otro lado del teléfono. Chris Martin al margen, tampoco es que se aprecien demasiadas novedades en "A Grand Don´t Come For Free" respecto a su debut. Ahí sigue el fraseo cansino y entristecido –“pero mejor”. Ok, pero mejor-, tal vez con mayor querencia por el medio tiempo y ligeramente oscurecido. Un handicap: el factor sorpresa ha desaparecido y debemos conformarnos con una ligera variación de matices. “He vuelto a encerrarme en casa con la computadora, así que por ahí pocos cambios puede haber. No hay demasiadas ideas diferentes de ´Original Pirate Material´. Sin embargo sí que es cierto que se trata de un álbum más oscuro, y más amplio y natural también. En ´Original Pirate Material´ me esforcé mucho en parecer real y honesto, en contar las cosas que pasaban por mi cabeza en ese momento, y ahora me siento un poco más libre para entretener, para salir del tono autobiográfico y contar historias, así que el punto de vista emocional cambia un poco. No me interesa tanto contar las sensaciones de un chaval de veintitantos años como buenas historias”. En lo artístico por el momento no se advierten síntomas de flaqueza, aunque para la próxima se hace necesario un cambio de sistema o las acusaciones de agotamiento lloverán por todas partes. Es el eterno problema de la madurez, la bien y la mal entendida. Y de esa sensación de haber llegado en el momento justo al lugar idóneo. “Sí, creo que fue lo que pasó conmigo, pero yo no fui muy consciente de ello. Simplemente el apoyo masivo de la prensa y las fantásticas críticas me sirvieron para convertir un hobby en mi profesión, algo que siempre me ha parecido increíble que pudiera pasarme a mí”. El lugar, claro, fue Inglaterra, y el momento el de MS Dynamite y Dizzee Rascal. “Creo que el disco de la Dynamite en realidad es un disco de pop, e Inglaterra necesitaba algo así. En cuanto a Dizzee la verdad que prefiero su vena más fresca, cosas que ha hecho para la radio... La prensa nos ha convertido un poco en los representantes del hip hop británico, de la juventud británica. Sin embargo creo que hay una diferencia importante en nuestra propuesta: yo soy básicamente un contador de historias y él un ´opinador´ de la realidad social que nos ha tocado vivir”. ¿Me estás hablando de los famosos episodios de violencia que rodean buena parte del mito del UK Garage? “Estamos viviendo un momento en que los chavales buscan emociones fuertes en sus vidas. El problema de los chavales que rondan los veinte en Inglaterra es que están muy aburridos. El Gobierno no ha hecho nada por evitarlo, les ha dado la espalda. Además, en general te puedo decir que los británicos estamos mucho más locos que los americanos por ejemplo. Este es un país frío y triste. Algo similar sucede con los países del norte de Europa. Por eso actuar en Gran Bretaña es por regla general mucho más excitante que hacerlo en Estados Unidos”. Sin embargo su espíritu de hooligan le dice que nunca se debe despreciar una buena paella y un tintorro. “Espero que la gira europea pase por España, aunque aún no hay nada seguro. Es un país maravilloso, con un tiempo espléndido y lleno de gente de puta madre y muy guapa”. Pues yo te digo que lo mejor es la comida... “Gambas ali oli. Patatas bravas”. Sí señor.

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