Empezamos un poco por el pasado. ¿Cuáles son tus primeros recuerdos cómo músico?
Mis primeros recuerdos de música son de niño, en casa de mis abuelos o en la sala de mi casa. Siempre hubo ahí algún instrumento y es dónde empecé a ser curioso y a tocar el órgano o la guitarra. ¿Por qué empecé a tocar música?… Porque me hacía sentir muy bien. Siempre tuve la inquietud de ver qué pasaba. No me iba a quedar con las ganas de tratar de hacer música, de expresarla y enseñarla a mis amigos… Saber lo que podía pasar me motivaba mucho. Y ha funcionado bien. Me gusta lo que hago.
¿Fue difícil el paso de componer para ti o para tus amigos a hacerlo para un gran público?
Pues al final lo sigo haciendo con el mismo objetivo. Lo sigo haciendo para mí o para las personas que le hago las canciones. Son como regalos a ellos. Y eso sigue intacto. Sí que quizás hay expectativa, si tal vez la va escuchar más gente que la vez pasada… Pero si me gusta a mí, todo bien.
Hace un poco más de dos años sacaste tu primer larga duración, “Fruta Vol. II”. ¿Qué ha pasado desde entonces?
He tocado muchísimo, he conocido varios países, he pasado muy bien el tiempo, he comido delicioso… Muchas buenas experiencias. Y personalmente también he estado rodeado de otros procesos. Estoy muy contento con lo que la música ha traído a mi vida.
¿Cómo valorarías tu primer disco dos años después?
Esas canciones son un discurso, personalmente muy viejo; algunas de ellas casi tienen una década. Pero me gusta escucharlo, es como una foto. Es algo que sucedió en un momento, lo escuchas y piensas: “Ah, es así como pensabas y cantabas”. Siento que el nuevo disco es como un retrato, porque a diferencia de este, que fue un poco más espontáneo, no tenía ni idea de nada. Ahora ya tengo un poco más de noción, de conocimiento, no sé si será bueno, pero por lo mínimo quise organizar los elementos. O sea, produje un poquito los elementos en la foto, es un retrato.
Los primeros temas que nos mostraste de “Bálsamo” fueron los singles “Optimista” y “Hedonista”. Háblanos un poco de ellos.
Son canciones hermanas, dos facetas de la vida. Una, “Hedonista”, la tuve al principio, en el proceso de composición de “Bálsamo”, que es la parte de este personaje que es muy fiestero, que se dedicaba a ser egoísta y a su placer, a su bienestar. Y al final de este disco, llegué a la conclusión del “Optimista”, que es uno más sensato y con más ganas de compartir, con una perspectiva mucho más positiva de todo. Son hermanas.
El videoclip de “Hedonista” se rodó por Cataluña. ¿Cómo surgió la idea de grabarlo aquí?
Aquí vive un amigo mío, que es el director. Se llama Alexis Gómez. Y hablamos de que hiciese el vídeo, lo quería hacer de noche y en un ambiente urbano. Creo que hice un gran trabajo. Me encanta que haya sido aquí, que exprese el libre cosmopolita. Me fascina. Pero no tengo crédito en este clip, todo es mérito del director, este brother que hizo un trabajo de lujo.
Cuando escuché “Hedonista” me di cuenta de que a nivel musical se diferencia bastante a tus anteriores temas...
Sí, tiene más elementos sintéticos. Quería experimentar con diferentes géneros. El caso de “Hedonista” realmente es una ranchera que quería que sonara como r’n’b, que sonara el bajo potente. Realmente, los elementos con los que construimos este disco son totalmente distintos a los del primero, sobre todo porque hay muchos más sintetizadores. Aunque la canción tiene el origen en una guitarra acústica, tratamos de dejarlo un poco como elemento secundario.
Y ahora que has comentado que parte de una ranchera, es curioso porque la canción me hizo pensar en la melancolía de lo último de Vampire Weekend. Para “Bálsamo”, ¿qué influencias has tenido a nivel musical?
Vampire Weekend, por ejemplo, es una banda que me encanta. Les usaba mucho de referencia antes de “Fruta Vol. II”. Era lo que yo quería hacer en vivo. Para este nuevo disco las referencias casi siempre fueron viejas. La música que me gusta, por lo general, es música vieja. Hay bastante del rocksteady de Alton Ellis. En “Hedonista” hay un solo de órgano que se usaba mucho en los setenta y que a principios de los ochenta lo usaban grupos folklóricos muy populares de México, como Los Bukis o Los Yonic’s. Para mí, una de las grandes bandas contemporáneas que más me gustan es Chicago Batman, así que me dejé influir un poco por el estilo de sus arreglos.
Uno de los temas más recurrentes de tus canciones es el amor en sus distintas facetas. Te voy a preguntar… ¿Qué es el amor para ti?
El amor es… Puede trascender más allá. Creo que no es una construcción, es algo químico, es nuestra programación como especie. Se necesita este sentimiento de apego para quererte reproducir y consolidar la especie. Y eso trasciende a todo, al final se necesita el amor para que esa cría pueda vivir. Nuestro proceso de gestación fue adelantado y no nacemos caminando, tenemos que tener la ayuda mediante el amor. Por otra parte también es lo que mantiene el orden, es la religión, es cuídate y cuídalos, ámate y ama al resto. El amor es el motor de todo, razón de vivir.
¿Crees que ahora la gente entiende el amor y ama igual que antes?
Creo que estamos ganando, porque esta concepción del amor se está retomando… Aunque ya fue muy útil en los setenta, se está retomando. Esta parte del amor romántico está bien, pero tiene que trascender mucho más allá, saber que esto es nuestra programación y que tenemos que actuar en base a ese amor para poder coexistir y vivir.
Cómo músico, ¿crees que la música forma parte del resurgimiento de este amor?
Totalmente, es parte de nuestra evolución también el comunicarnos. Y la música hace eso. Creo que están en paralelo la música y el amor, las dos unen. Y generan empatía. Es algo que trasciende a los grupos reducidos de manadas o tribus, esto va más allá, como que aglutina las partes.
He oído que vas a tener una hija, ¡felicidades! ¿Qué cambios crees que llevará esta nueva vida a Caloncho?
Muchas gracias. Quiero vivir eso y creo que va a ser un cambio primitivo, un cambio químico que va más allá de algo que yo pueda razonar. Ya ahorita le estoy haciendo canciones. Creo que va a reafirmar esta parte que te digo, de cuidarla, de protegerla, de intentar hacer un ambiente más apto para que ella viva.
¿Está siendo difícil expandir tu música fuera de México?
No ha sido difícil, creo. Si estoy aquí es por algo. Y es increíble la verdad. No me importa si estoy aquí por una persona o por diez; ya estoy acá. Y recibo comentarios de España, de Argentina, de Perú… Para mí esto es lo valioso. No tiene que ver tanto con la magnitud sino por el hecho de que está llegando a otros países, y que la gente me escribe y quiere que vaya a tocar a dónde viven. Eso ya es una experiencia de vida increíble.
Cambiamos de tema… Algo que he visto en común de la gente que te escucha es relacionar Caloncho con verano. ¿El verano es especial para ti?
Es mi época favorita del año. Me gusta mucho que todos sientan que son vacaciones. Cuando hace calor, quieres ir a tomar una cerveza, quieres ir a un restaurante rico y fresco… Cambia la dinámica, y así lo percibo. Es la época en la que más disfrutas. Me di cuenta que me gusta mucho el sol, aprendí a valorarlo, eso sí es importante. Viví en Francia un semestre, helado, gris, lloviendo todo el tiempo… Cuando salía el sol para mí era una parte primitiva, lo necesitaba. Quería verlo salir, que me diese en la piel. Como que en México lo tenemos todo el tiempo, y me di cuenta que realmente es un privilegio vivir siempre con días soleados. Creo que a partir de esto cambió también un poquito mi chip: relaciono los días fríos como más solitarios. El verano pasado lo pasamos acá en Barcelona y Madrid y se me hizo increíble, como que la gente se hace dueña de la ciudad, de los espacios públicos. Tomar cervezas en las plazas con los compañeros, llega gente que no conoces y se saluda… Como que sentí mucho buen rollo por acá. Creo que voy a hacer tradición volver por estas tierras cada verano.
Si pudieses hacer ahora una colaboración con cualquier artista del mundo y de cualquier época, ¿con quién sería?
Sería con alguno de los muertos, por el puro placer de saber qué pensaban. Tal vez es muy egocéntrico pensar que molaría hacer un dueto con John Lennon o Bob Marley, pero qué chingón verlos vivos y hablar con ellos.
¿Qué mensaje te gustaría dar al mundo?
Va a ser un imperativo, en una sola palabra: amémonos.
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