Ben Chasny (también en Comets On Fire y August Born,
además de ser colaborador habitual de Current 93 o Magik Markers) reniega del
folk como punto de partida, aunque sea uno de los pioneros de ese sonido en la
nueva y bizarra América, vestido de extrañeza y psicodelia. Presenta ahora su
décimo trabajo como Six Organs Of Admittance, “Luminous Night”,
salpicando su discurso de sentencias breves con las que verbalizar una música
que escapa a las definiciones más obvias y salta de Oriente Medio al
Renacimiento tanto como del Barroco a la electrónica y los drones, en esta
ocasión con la complicidad como productor de Randall Dun (Sunn O))), Boris), y
siempre como uno de los guitarristas más interesantes de la última década.
Incluso retrocede hasta la Grecia clásica en temas como en “Actaeon’s Fall
(Against The Hounds)”, aunque según el propio autor sea puramente
circunstancial. “No es algo que me interese especialmente, o al menos no más
que a cualquier otra persona. Simplemente pensé que era un mito que podía ser
interesante para la gente”. El primero de una serie de pequeños
cuentos (“destellos de emociones”, añade) en los que también hay
otro tipo de referencias. “A la hora de hacer este álbum me han inspirado
las películas de Akira Kurosawa; adoro sus samuráis. Bueno, y también los
vaqueros”. Mejor no buscar una conexión en el espacio-tiempo, sino
enfrentarse a cada canción desde cero, en abstracto, aunque en el subconsciente
aparezcan imágenes de Siria o los trovadores de la Europa medieval. “Me
interesa el sonido como base, independientemente de dónde venga. Por otra
parte, creo que la evolución de la creación propia es un mito. El arte no
evoluciona, lo hace la persona; y la música cambia en consecuencia”.
Chasny se muestra tan esquivo en las respuestas como cristalino en su manera de
hacer, a pesar de cierta oscuridad en el fondo. “Cuanto más lo escuchas, el
disco adquiere una mayor levedad; de ahí lo de la noche luminosa”. Un
último apunte, para desmentir la condición de músico prolífico que le suele
acompañar. “No sé por qué me asocian con eso. Creo que hay muchos otros
artistas que tienen una producción bastante mayor. Quizá es que como mi música
no tiene una gran rapidez interna, la gente se sorprenda de que no sea un
gandul”.
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