La calle Fuencarral de Madrid es, a esta hora de la tarde, un mar de piercings, gorras, pelos tintados y pantalones anchísimos. La reciente y poco duradera canícula nos invita a compartir unas cervezas. Jota Mayúscula (Jesús Bibang en el DNI) afeita canas a pesar de su juventud; un hecho casual aunque alegórico, ya que estamos ante uno de los más veteranos b-boys de nuestro país. Ante uno de los pioneros. Él lo sabe pero, al contrario que muchos de los raperos que pueblan nuestra escena, evita alardes innecesarios y alusiones a sus gónadas. Sus discos ya dicen bastante. Y “Hombre Negro Soltero Busca” (Zona Bruta/Dro, 00) nos dice cosas que ya sabíamos -que el artista interesado en su trabajo nunca deja de crecer- y otras que no -por ejemplo que el hip hop no sólo es inspiración. También es trabajo duro, planificación y oficio-. “Ha habido veces que me he equivocado; cuando hay tres o cuatro tíos en el estudio salen cosas frescas. Te das cuenta y dices ‘vale, vale vamos a hacerla así’. No es rollo de dictador, de ‘ahí tienes la base, ahora a cantar’. CPV es un curro de equipo aunque Nafri y yo hagamos la música. A mí me gusta meterme en un montón de charcos a ver qué pasa y para este disco el planteamiento era ‘aquí hay mucha gente buena rapeando, gente a la que puedes meter una buena base disco o una base salsera y que salga bien; la idea era poder llegar a decir ¡qué buena base y qué bien queda con éste cantando!”. Objetivo conseguido, sin duda. Porque el mayor triunfo de este trabajo no reside en su variedad, sino en la adecuada canalización de ésta. Lejos de uniformar a sus estrellas invitadas, Jota ha vestido con ropajes distintos a cada uno de sus invitados. Ha hilado con fina seda -para Mala Rodríguez y Supernafamacho-, con recia loneta -para Kase-O-, con cálido algodón -para Mucho Mu, Ari y Roldán de Orishas- e incluso con basta arpillera -para Kultama o Meswy-, para dar a cada protagonista lo que su voz y su flow pedían. “La historia es ir pensando según vas haciendo la base, ir puliéndola e ir enseñándosela a la gente para ver cómo la ven, si les gusta la terminas y si no vuelves a retocarla. En general a todos les gustó desde el principio; me decían ‘no te rayes, tú me das una base y yo canto’. Con Kase-O y Mu hubo que retocarlas más y con Ari y Roldán desechamos la primera”.
En total diecinueve cortes, algunos realmente brillantes (“Tirititi Tirititero”, “Tranquilo” o “B.U.S.C.A.”), que serán presentados en sociedad con intenciones más festivas que onanísticas. “Sí, la idea es hacer unas megafiestas itinerantes que duren toda la noche. No voy a hacer espectáculos de una hora con gente mirándome y diciendo ‘que bueno es y que guay es y que fiesta ha montado’. ¡Cómo si no quieren mirarme!... que sea algo sudao, que me gane el pan, me llevo a veinticinco que salen en el disco, a gente que está empezando, a otros dj’s... la megafiesta será en Madrid, pero si llevamos el espectáculo fuera la idea es la misma: ‘soy un dj de Madrid, hay peña ahí con la que he trabajado, hago yo mi rollo pero hay otra mucha gente’... no quiero tirarme flores ni que me pongan super escenario”. Aunque lo merezca. Porque, si bien el crecimiento artístico de nuestros raperos ha sido evidente -espectacular en algunos casos-, no menos manifiesta es la carestía de dj’s en la escena. Aunque de complejos, nada de nada. “Hay gente haciendo cosas, pero los chavales tienen más miedo a salir porque si te equivocas con los platos se nota más. La gente sabe que antes de salir tiene que estar muy preparada, y eso está bien porque es curro y dedicación a esto. A nivel artístico estamos bien. El sonido es cuestión de dinero, porque en España hay siete u ocho profesionales que saben sacar buen sonido a los temas. En Estados Unidos en la comunidad hispana ya se conoce el rap español y la impresión es de respeto, y la gente del sur de Francia está bastante al tanto de lo que pasa aquí”. Sorprendente. ¡Quién iba a decirle a este mocetón de buena planta –acudan a la portada de su disco si albergan dudas-, que comenzó a mezclar en garitos bajo el alias de Dj Dangerous, que siete años después podría rememorar con cierta nostalgia los momentos en que todo empezaba! “Yo lo que echo de menos es el tiempo en que no había dinero. El dinero empobrece a las gentes, tío. Ahora hay mucho negocio y me parece de puta madre. Pero se echa de menos el rollo de hacerlo por hacerlo, sin saber si me va a llamar un sello o no. Cuando ves crecer una cosa es un subidón”.
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