En realidad, los gerundenses nunca se marcharon del todo, solo dejaron la banda en ‘stand by’. Hablamos con su encantador cantante y guitarra, Xavier Calvet, sobre las claves de este estupendo quinto largo. Charlamos con él antes de sus conciertos en Ulllastret (2 septiembre, Tropical Riot Fest), Vic (16 septiembre, Sugar Il·legal Fest) y Sarrià de Ter (30 septiembre, Saltamarges Fest).
Año 2015. El lanzamiento de su anterior trabajo, “Sparks”, estuvo marcado por la dolorosa pérdida de su bajista y amigo, Ferran. Bullitt presentaron ese disco póstumo con la ayuda de Màxim (No More Lies) en directo, pero fue algo agridulce y sobre todo extraño para los otros tres integrantes del grupo. Necesitaban tomarse un tiempo, coger distancia. Pusieron en marcha proyectos en solitario de indie folk, también vitales, como la paternidad; e incluso transformándose en una banda tributo de Bad Religion tan fugaz como impecable. Y llegó ese día en el que necesitaban hacer nuevas canciones para su banda de siempre, para Bullitt. “No recuerdo que fuera de un día para otro o que hubiera un momento en el que vislumbráramos el disco. Enric, Carlus y yo íbamos quedando y juntando ideas. Algunas que venían de tiempo atrás y otras nuevas que iban apareciendo en los ensayos de manera espontánea”, puntualiza Xavier Calvet. La idea de sacar un quinto disco, precedido por el EP digital con inéditos y versiones “Drawer Sessions” que parecía cerrar una etapa, la primera de la banda, llegaría algo más adelante, pasada la pandemia. “Personalmente lo necesitaba, aunque solo fuera para sacarme la espinita de lo que significó sacar ‘Sparks’ en las circunstancias en las que lo hicimos. Y creo honestamente que la banda, como ente, lo merecía”, se sincera el frontman. “Hubo un momento en el que empezamos a compartir las demos con Vidal, con la intención de ir preparando una futura grabación. Cuando el calendario, nuestras agendas y la de Santi cuadraron, nos pusimos manos a la obra”, añade, en referencia a Vidal Soler, el nuevo miembro no tan nuevo de la banda.
"Obviamente hemos envejecido un montón [risas] para lo bueno y para lo malo, pero en esencia no creo que hayamos cambiado mucho"
Cuenta la banda de Sant Feliu de Guíxols que fueron invitados en 2019 para tocar en el mítico y fraternal Sugar Il·legal Fest y que Vidal, que por entonces tocaba con Calvet en su proyecto en solitario como segundo guitarra, se postuló para ayudarles colgándose el bajo. La llegada de este joven pero imponente músico (Random Feelings, Copa Lotus, Els Pets, Joana Serrat…) supuso, en palabras del líder de la banda, un “soplo de aire fresco” y la pieza que estaban esperando para arrancar motores de nuevo. “A él le debemos en gran medida que hoy estemos aquí charlando y que Bullitt estemos de vuelta”, subraya.
El cuarteto debutó con un “Squared Wheels” en 2009 auspiciado por el sello Hang The Dj!, creado por Èric Fuentes (The Unfinished Sympathy, Mad Squad), y creció bajo la tutela de B-Core. Este nuevo “B Major”, grabado una vez más por el quinto Bullitt, Santi Garcia, es un disco de rock melódico, menos atado a las coordenadas “core” que sus trabajos previos. Hay quien ha escuchado en este nuevo elepé ecos a bandas de estadios como Oasis en la inicial “Out Of Sight” o Blur en la final “You And I”, si bien siguen mostrando su querencia por las guitarras de Foo Fighters y las melodías de Fountains Of Wayne con algunas sutiles pero interesantes novedades. “Para mí es el disco que tiene menos adornos de todos los que hemos hecho hasta ahora. Muy real, muy directo, poca sobreproducción, y los mejores coros con Carlus y Vidal haciendo armonías increíbles y la primera vez que formalmente invitamos a alguien a colaborar en el disco, cómo ha sido el caso de Isa Fernández de Charades, Aries y Magia Bruta”.
Aunque a simple vista predomina el mensaje de la superación, de tirar adelante, por temas como “Fix Me” y “The Conflict”, el hilo conductor del disco tampoco está tan claro. Calvet admite que hay “una clara intención de salir del bache y pasar página”, eso sí. Y es que con este disco se querían de alguna manera reivindicar, hacer las paces con su pasado y con todos los cambios que han vivido en lo personal desde 2015 hasta hoy. Después de ocho años, ¿son los mismos Bullitt? “Bueno, obviamente hemos envejecido un montón [risas] para lo bueno y para lo malo, pero en esencia no creo que hayamos cambiado mucho, seguimos siendo los buenos amigos que hemos sido siempre, sin grandes pretensiones, agradecidos de poder seguir haciendo lo que nos gusta, recordando siempre a Ferran y de dónde venimos y con ganas de mirar al futuro con ilusión, sin miedo y sin prejuicios”. Esto se traduce en una ambición sana, más que razonable, pues solo esperan seguir tocando y haciendo nuevos amigos. “A este disco le pedimos que alguien se lo pase muy bien escuchándolo, que a la gente que le gustábamos no dejemos de gustarles y que si alguien nos descubre y se sube a nuestro barco, pues oye, bienvenido sea y ya podemos darnos con un canto en los dientes”.
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