Con el ojo puesto en la música que se hacía en décadas anteriores (su favorita son los sesenta), no pierde la perspectiva de la actualidad. Una combinación atractiva para una artista del presente y que no se pierde en divagaciones. Vamos, que apunta a carrera de largo recorrido. Para charlar sobre todo ello, Britti nos atiende vía Zoom desde su casa en Nueva Orleans.
Una vez publicado “Hello, I’m Britti”. ¿Qué sensaciones tienes? Imagino que muy emocionada con la respuesta que estças obteniendo.
Es difícil explicarlo con palabras, ya que aquí se junta todo. Es todo el proceso lo que se valora. Los inicios siempre los tienes muy presentes y más todavía después de todas las cosas maravillosas que me han ido sucediendo. La verdad es que estoy muy agradecida y, ahora mismo, mi corazón late muy fuerte.
Mientras escuchaba “Hello, I’m Britti” me venían a la cabeza muchas referencias, pero sabía que había una que encajaba al cien por cien. Finalmente saltó la chispa y creo que es “Dusty in Memphis” de Dusty Springfield.
Me lo han dicho en más de una ocasión, y es una comparación que me halaga. Siempre me propongo descubrir discos y cada mes me centro en uno que estudio a fondo. Es importante conocer lo que se hizo antes. Y “Dusty In Memphis” es uno de esos discos, que además se convirtió en una referencia importante para mí, en un faro.
"Dan (Auerbach) me descubrió por la redes sociales, concretamente por Instagram"
Lógicamente tenemos que hablar del papel en este proyecto de Dan Auerbach. ¿Cómo os conocisteis?
Dan me descubrió por la redes sociales, concretamente por Instagram. Se puso en contacto con mi compañero Tom y a partir de ahí, primero fue un mail, después una llamada y después la entrevista. Entonces, nos fuimos a Nashville y empezamos a trabajar. Lo que voy a decir puede sonar hasta ridículo, pero realmente todo fue muy fácil, muy natural. Es así como suceden las cosas, ¿no? Había escuchado los discos de The Black Keys, los de Dan en solitario y alguna de sus producciones, así que fue como un sueño. Pero de los de verdad.
En el disco participan músicos reputados como Jay Bellerose, Mike Rosas o Tom Bukovac. Supongo que eso te dio también un extra de seguridad a la hora de entrar a un estudio de grabación.
Todos ellos son músicos muy talentosos, por tanto fue un honor compartir mi visión con la suya, y ahí coincidimos. Además fueron muy agradables y aprendí muchísimo a su lado.
El título del disco es muy directo. Me encanta. ¿Por qué esta elección?
El título viene por Dolly Parton, por su primer disco. En los sesenta había mucha gente que lo hacía. Diría que la mayoría [risas]. Así que, como la gente no me conocía, supuse que era la mejor manera de presentarme.
La portada también es muy llamativa, brillante y con mucho colorido.
La portada tiene una clara influencia de los carnavales de Nueva Orleans, del Mardi Grass. Quería captar esa esencia, y el fotógrafo, a la hora de disparar, lo tuvo claro. Nos fuimos a una casa medio abandonada de Nueva Orleans y lo hicimos. Además, le pusimos mucho color. Es otra manera muy concisa de llamar la atención y que también me llevaba a la época de los años treinta y cuarenta, que me gusta mucho.
Una de mis canciones favoritas del disco es “Silly Boy”, que me encanta. ¿Qué historia hay alrededor de la misma?
Esta canción parte de una ruptura y, claro, de la búsqueda del amor. Pero vamos, es algo muy sencillo. A ese chico que me dejó le digo “Pues tú te lo pierdes. Has cometido un error. Y no, no te creas que voy a estar llorándote por las esquinas”.
Sé que ha pasado tiempo, pero es inevitable que te pregunte por cómo viviste el Katrina. Eras muy joven, ¿no?
Recuerdo que estaba en época de instituto y, por aquel entonces, no vivía en la ciudad. De hecho, estaba en casa de mi abuela. Así que lo que ocurrió es que, tras el Katrina, mi familia vino con nosotras. Nos juntamos muchos en aquella casa, incluso vinieron mis primos. La imagen que me viene a la cabeza son sus caras. Fue todo muy triste y muy surrealista, pero al mismo tiempo vivimos una sensación muy gratificante de unión y de mucha solidaridad.
¿Qué crees que efecto dejó en la ciudad?¿Es solamente un recuerdo o todavía quedan secuelas?
Como te decía, no lo pude vivir de primera mano porque no estaba ahí en ese momento, pero la gente explica historias y al escucharlas las sientes como propias. Y sí, hay un efecto traumático para todo el mundo que lo vivió. Fue como haber estado en el hundimiento del Titanic.
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