Gillespie y Beth se aliaron con tres de los integrantes de Primal Scream (Andrew Innes, Martin Duffy y Darrin Mooney), así como al cómplice musical de la francesa (Johnny Hostile) para llevar a buen puerto un trabajo por momentos desolado en el que brillan las interpretaciones vocales de los protagonistas y una instrumentación elegante de otra época.
El ropaje musical (soul, country, rock…) eleva a un Bobby Gillespie que necesitaba salir de su zona de confort, mientras que le da a Beth la posibilidad de lucirse con su prodigioso registro en un lenguaje mucho más clásico de aquél al que nos tiene acostumbrados en solitario o con Savages. Y aunque podría interpretarse como una concesión que un disco tan triste termine demasiado bien para cómo se ha desarrollado, “Utopian Ashes” vuelve a mostrar que el material más valioso sale muchas veces de las colisiones inesperadas. El escocés y la francesa están de un humor radiante. Cuando nos queremos dar cuenta, se ha terminado el tiempo; una mención a Lou Reed da pie a una disquisición cuasi antropológica, pero hay tiempo de sobra para diseccionar su trabajo.
Sé que os conocéis desde hace tiempo y que ya habíais colaborado, pero ¿cuál ha sido la motivación para hacer un disco así?
(Jehnny) ¡Las voces! La amistad, y también un vínculo natural que estaba ahí. Queríamos pasar tiempo juntos. Habíamos cantado en un escenario un par de veces. Andrew Innes, Bobby y Johnny Hostile me preguntaron si quería hacer algunas sesiones con ellos, todos juntos, y por supuesto parecía una idea estupenda. Era también una gran oportunidad de hacer algo distinto, de aprender y experimentar. Luego, lo primero de todo, nos sorprendió el modo en que cantábamos juntos. Eso fue la fuerza motriz, lo que definió la estética del disco: el hecho de que pudiéramos hacer armonías, que fuera tan fácil y placentero. Hubo mucha alegría, la alegría de cantar juntos, lo cual, para mí, fue alucinante, porque en Savages la estética es muy diferente. Esto era muy distinto y disfruté mucho del reto precisamente por esa razón. Pero también ha sido la amistad, el respeto mutuo, lo que nos hizo trabajar.
“Ha sido la amistad y el respeto mutuo lo que nos ha hecho hacer este disco”.
El título es impactante (“Cenizas utópicas”), y encaja perfectamente con la pintura de la portada: ¿De dónde viene?
(Bobby) Era una frase que yo tenía guardada y que parecía representar el contenido lírico del álbum. Es una pieza de poesía, dos palabras: “Utopian Ashes”. En cuanto a al arte, te tendría que hablar primero del cuadro, que es de una pintora británica joven. En cuanto lo vi supe que tenía que ser la portada. Se puede leer mucho en él: puedo vincular su significado con las letras. Y de hecho, la imaginería del cuadro, el volcán o lo que sea que está incendiado –quizá es un volcán, no lo sé, pero hay explosiones–, simbolizaba el sentido del disco. La unión del título y la pintura era perfecta para representar de qué trata. Sí, tenía que ser la portada.
Me parece que suena a la vez crudo y sofisticado, está repleto de dinámica e instrumentos (incluso un harpa). Me imagino que para vosotros y los músicos la grabación tuvo que ser una maravilla, pese a que muchas de las canciones tienen letras que duelen.
(Bobby) Oh, sí, nos lo pasamos genial grabándolo. ¿Tu qué piensas, Jehnny?
(Jehnny) Sí, creo que ha sido una de las mejores experiencias que jamás he tenido en un estudio.
(Bobby) También para mí.
(Jehnny) Todo el mundo sabía lo que estaba haciendo, y cada uno se encontraba en su mejor momento. No hubo ninguna confusión, sino una línea muy clara de cómo producir este disco y hacerlo realidad. Creo que en parte fue porque Bobby tenía una visión que se respetó mucho. Creo que para hacer buenos discos necesitas una visión singular, y cuando lo haces con un grupo, es importante que haya una dirección. Me dio la impresión de que Bobby tenía la necesidad, en se momento, de hacer un disco como éste. Y eso es todo lo que necesitas en el arte, es algo que respeto más que nada: ese deseo de crear algo. Cuando hay alguien que tiene esa inspiración, el grupo la respeta y la hace suya. Así es como haces arte bueno, creo. Y también nos divertimos mucho [risas]. Nos lo pasamos muy bien.
Dejadme que os pregunte un poco sobre el concepto. ¿Vuestra idea era crear una pareja de personajes y hacerles reales dentro de las canciones? Hay amargura y tristeza y decepción, pero al final asoma un poco de esperanza. ¿Qué queríais que sintiera el oyente?
(Jehhny) En realidad no lo hablamos. De lo que estábamos seguros es de que, aunque el tema de las canciones era un poco duro, en cuanto a qué puede pensar quien escuche canciones donde se dice “ya no te quiero más” y cosas que son muy difíciles de oír [risas], la música sí que iba a tratar, en cierto modo, de encontrar cierta luz al otro extremo del túnel. Quizá por eso tienes esa sensación hacia el final: no te sientes oprimido por todas estas situaciones problemáticas. El disco no está machacando… Quizá la filosofía, para mí, es que en cualquier tipo de relación hay un cierto nivel de mentiras necesarias que hay que preservar para seguir adelante con tu vida, pero siempre llega un momento en que la verdad tiene que aflorar. Tienes que decir las cosas como son, aunque se corra el riesgo de romperlo todo, para salvar una relación. Eso tiene sentido. De igual manera que te arriesgas cuando te comprometes en una relación, te tienes que poner a ti mismo en riesgo si la quieres salvar. No puedes limitarte a estar ahí y pensar que todo saldrá bien.
(Bobby) Tienes que seguir trabajando en ello. No puedes volverte complaciente, porque todo cambia y fluye. La gente se pregunta por qué no puede haber un romance real y pasión llegado un cierto tiempo, como cuando eres joven, pero como dice “You Don’t Know What Love Is”, una vez que el amor se ha ido, te conviertes en otra persona. Eso no es necesariamente algo malo, lo que significa es que has crecido. Han pasado veinte años y ya no eres una chica joven, sino una mujer, y las necesidades de una mujer son distintas a las de una joven. Puede que sea una mujer con niños, y que vea a su marido o a su novio de un modo diferente. Quizá la mujer ha crecido y ha madurado más, mientras que él no lo ha hecho tanto. Así que la mujer está resentida porque tiene la impresión de que él da por sentada su relación. Es como cualquier cosa en la vida, por ejemplo estar en un grupo: hay gente que se curra más que el resto la tarea de hacer canciones o lo que sea. Los otros se lo toman como: “Hey, estamos en un grupo de éxito, genial”. Se hacen complacientes. Es la arrogancia. Y eso pasa en los matrimonios: hay gente que madura más que otra, y los que se quedan atrás se vuelven resentidos. Pero la persona que madura también puede amargarse porque piensa que quien queda atrás no ha hecho lo necesario para que funcionara: de algún modo, no ha cumplido su papel. Todo esto crea dinámicas desequilibradas. Supongo que el mensaje del disco es que te tienes que currar tu relación. Es una lucha constante, un viaje. Y en un viaje te tienes que mover. Si paras, el viaje se termina. Hay que seguir empujando.
“En las relaciones llega un momento en que la verdad tiene que aflorar y tienes que decir las cosas como son”.
Entiendo.
(Bobby) En las canciones, uno de los personajes ha seguido adelante, y el otro se ha estancado. Las emociones se han fosilizado. El mundo ha cambiado pero ellos no lo han hecho. Creo de veras que siempre tienes que estar en un constante estado de evolución para sobrevivir. Si no lo haces, te quedas atrás. Es una lección dura de aprender. Es parte del significado de estas canciones.
Hay una larga tradición de grandes discos y canciones tristes, con trasfondo de desamor. Estoy pensando, por ejemplo, en “Berlin” de Lou Reed o, si hablamos de canciones, “Love Will Tear Us Apart” de Joy Division, por poner un par de ejemplos sobradamente conocidos. ¿Sois fans de este tipo de álbumes o canciones?
(Bobby) Pues mira, recuerdo que cuando empecé Primal Scream en 1983 o 1984 compré “Berlin”. Era muy distinto a The Velvet Underground, que me encantaban, y no fui capaz de entenderlo a la primera. Aunque tenía veintidós o veintitrés años, era un postadolescente, y no creo que estuviera emocionalmente preparado para comprender un disco adulto. Lo que me impresionó de ese disco fue la canción “Caroline Says II”, en la que Lou Reed canta: “Caroline Says/as she gets up the floor/you can hit me all you want/but I don´t want you anymore” (Caroline dice/según se levanta del suelo/puedes pegarme todo lo que quieras/pero ya no te quiero”). Eso me conmocionó, pero de un modo muy positivo. Me di cuenta de que se puede hacer una canción pop de otro modo. Es una imagen muy potente. Con este disco junto a Jehnny he sido capaz de escribir cosas muy dolorosas que suceden entre dos adultos, y ponerlo todo ahí.
(Jehnny) Creo que hay mucha miseria alrededor del amor. Mucha falta de entendimiento en relación a qué es el amor, a qué se supone que es en tu vida. No hay modo de prepararse para ello, no hay ninguna escuela al respecto.
(Bobby) Supongo que en Oriente tienen el Kamasutra y estas cosas, pero en Occidente, como dice Jehnny, no hay ningún tipo de preparación. Imagino que en el pasado, en la tradición patriarcal, el trato era que el hombre traía a casa el dinero, el poder y el prestigio, y la mujer tenía que sentirse afortunada de tener esa protección, pero parte del acuerdo también era que el hombre poseía a la mujer. Como vemos, esto está cambiando, y a los hombres no les gusta. Todavía quieren poseer a la mujer, y es un gran problema. Es como el tango…
(Jehnny) En última instancia, el feminismo o el movimiento MeToo no tratan de que las mujeres resuelvan el problema, sino de involucrar a los hombres, porque tienen mucho de que liberarse, en especial en las relaciones heterosexuales.
(Bobby) Estoy de acuerdo, pero creo que el modo en que se cría a los chicos… En mi generación, hablo de finales de los cincuenta, el sexo era algo que “se hacía” a las mujeres. El lenguaje de los chicos era brutal. Había mucha insensibilidad, nada de ternura ni de amor. La manera en la que los padres hablaban a sus esposas, las madres, que eran como sirvientas del padre… Los chicos crecían creyendo que todo esto es normal, que estos comportamientos son normales. Y tiene que cambiar. Para muchos hombres la idea de que las mujeres son lesbianas o transexuales es una amenaza, piensan que les están quitando derechos. Es jodido.
(Jehnny) El patriarcado es muy difícil para los chicos jóvenes. Antes de los cuatro años expresan emociones, empatía, afecciones… Y luego, desde los cuatro, empiezan a ser más violentos y a montarse pandillas contras las chicas en plan de “somos los malos”. Y deben identificarse con este rollo porque es lo que se les dice. Rechazan cualquier rasgo que les parezca femenino y sacrifican el amor. La esperanza es que se reencuentren con ello, pero hay mucho trabajo que hacer. Bueno, hemos cambiado de tema pero… [Risas].
Sí, dejadme volver al disco para preguntaros cómo planteasteis el tema de las voces, porque es cierto que funcionan perfectamente juntas. Antes Jehnny dijo que salió muy fácil. ¿Diríais que fue natural o tuvisteis que trabajarlo?
(Jehhny) No, y eso es lo que me encanta [risas]. En Francia nos educan para que creamos que el trabajo duro lo es todo, que hay que sufrir y que si no trabajas lo suficiente significa que tu arte no es bueno. Pero creo que hay momentos y lugares en los que al arte tiene que fluir sin esfuerzo, y que lo tienes que disfrutar. Esto es tan importante como el trabajo duro. Y al menos con este disco no sacrificamos la alegría.
(Bobby) Lo que dices es muy cierto. Especialmente en las primeras sesiones, cuando grabábamos los temas que serían las canciones en el estudio. Es verdad que yo trabajé mucho en las letras, y pensando en los arreglos y la instrumentación. Eso fue laborioso. Algunas de las letras me llevaron meses. No acababa de cerrar un verso, meses y meses así. Y un día (chasquea los dedos). Pero tienes que estar en ello: era consciente de que tenía que acabar esa canción. Algunas canciones como “You Don’t Know What Love Is” las hice del tirón. Lo mismo pasó con “Chase It Down”, parecía que se escribía sola. La última, “Sunk In Reverie”, también me vino así, como “Living A Lie”. Pero otras como “Remember We Were Lovers”, “You Can Trust Me Know” o “English Town” me llevaron mucho más tiempo.
(Jehnny) Por aclararlo: preguntaste por la mezcla de las voces y el proceso de cantar, las melodías, etcétera, y ahí no hubo trabajo. No quería usar mi cerebro para saber qué nota estaba usando. Quería cantar con el alma, sin pensar en las matemáticas de la música. Pero no hay duda de que en la composición de las canciones y las letras hay mucho trabajo de fondo, que es necesario hacer.
“Partimos de la tradición del country norteamericano, pero no hemos querido emular a ningún artista”.
¿Y tuvisteis alguna inspiración concreta en cuanto a duetos o discos de este tipo, en cuanto a dónde queríais llegar? El enfoque, en cuanto al sonido, es muy clásico.
(Bobby) No hemos tratado de emular a ningún artista. Por supuesto que al escuchar el disco puedes pillar ciertas influencias, pero en cuanto a los textos mi principal influencia son las letras directas, desnudas y duras del country norteamericano. Esa es la tradición de la que quería partir. Admiro mucho ese estilo de componer. En la biografía que hemos pasado a los periodistas se mencionan discos de Kris Kristofferson, Gram Parsons, Rita Coolidge, Emmylou Harris, George Jones y Tammy Winette. Pero era sólo para situar el álbum de cara a los periodistas. Cuando lo grabamos y mezclamos me di cuenta de que entraba más dentro de una tradición de duetos de cantante masculino y cantante femenina. Era una continuación de esa tradición, pero no creo que cuando entráramos en el estudio fuéramos conscientes de ello. Porque las canciones estaban en nuestra cabeza desde hace un año. Lo que grabamos en ese verano del 18 sonaba muy distinto a las maquetas, porque teníamos a músicos tocando y añadiendo su personalidad. Se hizo mágico cuando todos tocamos juntos. Creo que evolucionó de un modo muy natural: no hubo un plan premeditado para sonar a Gram Parsons o George Jones. Son artistas que nos gustan mucho y acabaron influyendo de alguna manera a las canciones.
(Jehnny) Yo no conocía a muchos de ellos. Sí que es verdad que hubo un periodo de mi vida en que escuché mucho a Johnny Cash y June Carter, pero ya no; habían pasado a formar parte de mi memoria, y a veces el recuerdo de algo es mejor que volver a oírlo, porque es lo que te ha quedado dentro: no importa que sea una idea equivocada mientras te inspire. En Francia crecí con una gran tradición de duetos y tenemos muchísimos en nuestro repertorio. Hay cosas que se quedan en tu ADN, no se trata de recrear.
Lo más importante al final son vuestras interpretaciones, porque hay un componente dramático que tiene que funcionar.
(Jehnny) Tienes que conseguir que lo que cantas sea creíble. Que cuando lo oigas digas: “Sí, suena de verdad”. Eso es lo que importa.
(Bobby) Me gustaría añadir que gran parte del mérito tiene que ir a los músicos. Tocaron con una sensibilidad real. Hay mucho peso en cómo tocan. Si “Remember We Were Lovers” suena con ese peso es por ellos. Y esa pesadez es muy complicada de conseguir. Así que demos un aplauso a los chicos. Entendieron a la perfección el material y no todo el mundo puede hacer algo así.
La última: ¿tenéis planes para presentar estas canciones en directo cuando sea posible?
(Jehnny) Sí, estamos en ello. Vamos a ver cómo van las cosas en Europa y el Reino Unido, porque todavía es muy difícil saber qué está pasando, pero nuestros equipos están trabajando a tope en ello. Esperamos poder hacer algo: a mí y a Bobby nos encantaría cantar juntos, sería increíble.
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