Desde que iniciaron su andadura, Blowfuse han derribado muchas paredes siguiendo sus inquietudes musicales e ignorando los prejuicios o expectativas de los demás. Para hablar de todo esto nos citamos con Sergi (guitarrista), Óscar (cantante) y Henry (bajista).
Los catalanes Blowfuse soltaron lastre al quitarse de encima la etiqueta skate punk y decidieron abrazar el rock alternativo de los noventa en toda su amplitud. “Daily Ritual” (19) supuso un notable cambio estilístico y sobre todo de perspectiva notable; y el presente “The 4th Wall”, su cuarto largo, afianza esa propuesta. En realidad, vistas en perspectiva, cada uno de los trabajos de su discografía supuso un salto adelante no del todo consciente. (Óscar) “Nunca definimos al principio lo que queremos hacer, simplemente sale así. Vamos creando, vamos haciendo criba de canciones y luego tenemos como la ‘gran foto’ de lo que hemos hecho”.
Cinco años separan su nuevo trabajo del anterior, algo que se explica porque su hábitat natural son los escenarios. También por su perfeccionismo. La producción de ideas de canciones es constante, dicen, pero solo unas pocas llegan al estudio. (Sergi) “A diferencia de otras bandas, que componen mucho más rápido y cada año sacan un disco, nosotros tardamos mucho y consecuentemente la evolución es mucho más exponencial. Somos diferentes de los Blowfuse de ‘Daily Ritual’, porque en cinco años cambias no solo como músico, también como persona”.
“Quien nos sigue sabe que nuestro mensaje no es barato o fácil"
Los cambios de “The 4th Wall” no pillarán a nadie por sorpresa como en el disco anterior, pero la banda ahonda en ellos. (Sergi) “En ‘Daily Ritual’ ya dimos pistas de por dónde íbamos a tirar, y en ese momento sí tuvimos críticas. Fue un trabajo que descolocó a algunos de nuestros seguidores, porque no era ese hardcore punk de los inicios”. Si su nueva propuesta les sirve para ampliar su base de seguidores, sacrificando alguno de la vieja guardia, no les preocupa. Simplemente hacen la música que les gustaría escuchar. Así, en el nuevo conviven piezas de puro power pop con ecos a Weezer y trallazos deudores de Alice In Chains. (Óscar) “Si nos reprimiéramos las ganas que tenemos de hacer cosas diferentes no estaríamos siendo honestos con nosotros mismos, y si te gusta la parte más hardcore de nuestra carrera ya tienes esos discos para escucharlos”.
El título de su cuarto trabajo admite otras lecturas. ¿Hablarán también de la cuarta pared que siempre revientan en los directos, con esos saltos desde el escenario constantes? (Sergi) “Quien nos sigue sabe que nuestro mensaje no es barato o fácil, siempre hemos querido hablar de aquello que nos incumbe y que más nos interesa; y si queremos hablar de una prisión imaginaria en la que uno está y en realidad no existe, pues lo haremos… Esa fue una idea que tuvimos para el nombre del disco y también para el vídeo de ‘Wish’”. (Henry) “No solo estamos explicando o expresando ciertas vivencias o sentimientos al oyente, sino que las letras y todo lo que significa el disco es un recordatorio también para nosotros”.
Las letras de la banda son cada vez más directas, lo que las hace más comprensibles y pegadizas. (Óscar) “Antes me costaba más traducir mis ideas o pensamientos al inglés sin que quedará muy barroco o forzado. Los productores con los que hemos trabajado previamente, como Arnold Lanni y Darian Rundall, siempre me han empujado a hacer cosas más sencillas, pero con gracia”. (Sergi) “Veo que el disco tiene dos caras o dos emociones diferentes: una, ‘me recluyo’, hay obstáculos por todas partes, y otra que es la liberación”. (Henry) "Como se suele decir ahora, hay piezas 'doomers' y otras más 'bloomers'".
El disco se grabó por partes en diferentes estudios con una intención muy clara: poder cuidar cada detalle al máximo. (Sergi) “Cuando grabamos el anterior, gran parte de todo nuestro presupuesto fue para el productor, Arnold Lani, que venía de Canadá, de grabar a bandas como Simple Plan; y esta vez pensamos que preferíamos invertir en pasar más tiempo en un estudio de grabación. Para las baterías sabíamos que teníamos Music Lan, que es ideal para eso, y grabamos el resto de instrumentos en Terrassa con Xavi [Escribano]. Al final, las voces las grabamos en Amplifire Studio, en L’Hospitalet”. (Óscar) “Mes y medio en Amplifire Studio solo para la voz, en un día quizá hacemos una línea, al día siguiente vuelves y no te gusta…”. Y para el remate final enviaron el disco a Estados Unidos. De la mezcla se encargó Jason Livermore en sus Blasting Room y del mastering, el veterano Brian Gardner (Beck, Blink 182, No Doubt, Eminem).
Blowfuse son terriblemente perfeccionistas, admiten, y querían conseguir un sonido bien gordo y atractivo, que invitara a escuchar el disco una y otra vez, un aspecto que ciertamente descuidan muchas bandas que vienen del hardcore punk. (Óscar) “Te puede gustar mucho una banda en directo y luego quedarse corta en el apartado de la producción, que sales de su concierto encantado y te cuesta ponerte su disco en casa”.
La banda ha crecido de la mano de la promotora de conciertos HFMN, lo que les ha permitido girar con bandas de la talla de NOFX, Rise Against y Bad Religion, entre muchas otras; y para el lanzamiento y distribución de este nuevo disco cuentan también con el apoyo de sellos internacionales como el portugués Infected Records, el italiano Epidemic Records y el austriaco SBÄM. Se presenta un 2024 movido para Blowfuse, con muchas fechas fuera nuestras fronteras, algo que da pistas de la forma en la que viven su aventura tras diez años en activo (quince si contamos la etapa previa como Godfarts). (Sergi) “Nos vemos tocando todo lo que podamos. Es nuestro primer amor y todavía estamos enamorados de nuestro proyecto”.
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