De alguna forma, y con este símil en mente, nos gusta imaginar que el renovado y sobrevenido optimismo que ahora derrochan Jorge, Álvaro, Milky y Torete es en cierto modo su particular intento por mantener a raya esos males de nuestro tiempo que, a la que pueden, amenazan con chuparnos hasta la última gota de nuestro espíritu.
Precariedad laboral, salud mental, inoperancia política e incertidumbre futura vuelven a ser los fundamentos que inspiran el registro de este cuarteto, destinado a convertirse en una de las bandas más en forma de la escena punk estatal. Con urgencia, luminosidad y la misma irreverencia de siempre, los chicos de Biznaga reúnen en “¡Ahora!” (Montgrí, 24), su nuevo disco, once reclamos que invitan a la movilización y a la búsqueda de otra realidad, sin dejar de ser conscientes de los males que azotan a sus contemporáneos. Porque la mala baba y los motivos para la revolución nunca prescriben.
Con “Bremen No Existe” (22) lograsteis un reconocimiento unánime e incluso girar fuera de nuestro país. ¿Habéis sentido en esta ocasión cierta presión por igualar el éxito de aquel disco?
Álvaro: Bueno, huelga decir que ya habíamos hecho conciertos internacionales mucho antes de lanzar “Bremen No Existe”, pero sí que es cierto que con ese disco logramos volvernos más accesibles y que nos escuchase mucha más gente. Con cualquier proyecto nuevo existe ese riesgo del que hablas, sumado además a tus propias expectativas de querer crecer artísticamente y que eso se vea reflejado en tu trabajo. En esta ocasión, además, hemos tenido el hándicap de no tener a Pablo, pero a pesar de todo creo que hemos hecho un trabajo que supera con creces lo que hicimos en “Bremen No Existe” y estamos muy satisfechos con todo lo relativo al nuevo disco.
Una garantía de ello, supongo, habrá sido volver a contar con Raúl Pérez en la producción, quien suma ya su tercer disco con vosotros.
Jorge: Así es, con éste son ya tres los discos que grabamos con Raúl desde que éste comenzara a trabajar con nosotros en “Gran Pantalla” y la verdad es que ha sido muy bonito comprobar cómo poco a poco ha ido ganando más y más protagonismo en cada proyecto. Con “Gran Pantalla” únicamente nos grabó y en “Bremen No Existe” asumió un rol mucho más presente. Algo que en “¡Ahora!” hemos querido replicar. Además, junto a él ha estado trabajando codo con codo Santi García, quien tiene un perfil muy distinto al de Raúl pero a su vez complementario y cuya suma ha sido del todo positiva para el bien de la banda. Grabamos el disco en La Mina, que ahora ha trasladado su base de Sevilla a Granada, y prácticamente nos sentimos como si estuviéramos estrenando el estudio.
"A día de hoy me resulta muy difícil imaginarnos con 50 años sobre un escenario"
Intuyo que, por alusiones, el proceso de grabación habrá sido muy similar a los anteriores.
Álvaro: Sí, básicamente hemos seguido la misma fórmula dado que los resultados que obtuvimos fueron muy positivos. Aunque también es cierto que hemos querido darle más manga ancha a Santi durante este proceso, pues no solo se ha encargado de las mezclas sino que también ha propuesto muchas ideas que luego han terminado apareciendo en el disco.
Jorge: Hemos querido repetir muchas de las ideas instrumentales que ya empleamos en “Bremen No Existe”, como el empleo de ciertos elementos acústicos, panderetas, teclados, coros… Digamos que cada vez nos vamos sintiendo más cómodos en esta vertiente pop y es evidente que esto nos ha abierto un abanico de posibilidades muy interesante.
Una vertiente pop que incluso consigue que apenas podamos reconocer a Ángela de Bala en “Réquiem por un Rider”.
Álvaro: Sí, desde luego, canta en un registro muy distinto al suyo habitual. En un principio no teníamos pensado incluir ninguna colaboración en el disco, y de hecho siempre hemos defendido no hacer colaboraciones forzadas si no surgían de forma verdaderamente natural. Pero cuando analizamos la estructura del tema, tan como de diálogo entre personajes, vislumbramos la idea de un personaje femenino respondiendo al rider y por alguna razón esa voz tenía que acabar siendo la de Ángela. Con Bala, además, tenemos muy buen rollo. Hemos tocado juntos muchas veces y tan pronto como le propusimos esta idea, grabó las voces en Galicia y nos las hizo llegar. A todos nos ha hecho mucha ilusión su participación en el disco.
Jorge: En realidad es una canción relativamente parecida a “Domingo Especialmente Triste”, en tanto que parte de una estructura muy directa y termina desembocando en un estribillo más melódico. En aquel momento nos funcionó muy bien, con el contraste entre voces, y el resultado aquí ha vuelto a ser muy bueno.
“¡Ahora!” parece bastante continuista y también lo demostráis con el tono positivo de vuestras canciones, que ya apuntabais en el anterior disco. ¿Se ha dado alguna circunstancia en particular en vuestra vida para que estéis en esta etapa tan luminosa?
Jorge: No hemos visto la luz ni hemos tenido ninguna experiencia cercana a la muerte que nos haya hecho dar este giro, si es lo que te estás preguntando [risas]. Más bien es el resultado de haber seguido un camino natural de autoanálisis. Sin perder el tono crítico e incisivo, nuestra motivación ahora reside en tratar de mandar un mensaje más positivo que el que hemos estado lanzando en el pasado. Con nuestro historial, el apostar por un halo menos negativo y pesimista ha sido todo un reto, pero queríamos abrazar esta idea ilusionante de que no todo tiene que ser una mierda, aunque muchos traten de convencernos de lo contrario. Nunca hay que resignarse y el cambio también es posible.
Sobre la temática de “¡Ahora!”, se puede ver que apenas os dejáis nada en el tintero. En “Benzodiacepinas”, por ejemplo, habláis de salud mental y medicación, ¿os dio miedo parecer que estabais frivolizando con este tema?
Álvaro: Bueno, a pesar de su tono pop y coreable, es una canción que nace desde el conocimiento en tanto que mucha gente allegada a la banda, e incluso nosotros mismos, hemos tenido que lidiar en alguna ocasión con problemas de este tipo. “Benzodiacepinas”, en concreto, se gesta por nuestro compartido convencimiento de querer normalizar la conversación alrededor del tema en cuestión, puesto que cuanta más gente se abra a hablar de ello menos estigmatizado se sentirá quien se encuentre actualmente en ese agujero. Tal vez en algunos momentos de la canción podamos parecer más frívolos, pero en ningún momento deja de ser un asunto serio para nosotros. Si es un tema que afecta a tanta gente, ¿por qué no hablar de ello también en nuestras canciones?
Jorge: También era importante para nosotros dar con la actitud adecuada con la que representar el tema, dada la grandísima cantidad de personas que se ven afectadas por el mismo. España es uno de los principales países consumidores de benzodiacepinas del mundo, que se dice pronto. Pero a pesar de los tabúes que rodean la cuestión, creo que supimos dar exactamente con el enfoque que el tema demandaba. Es una canción crítica pero en ningún momento emplea un tono culpabilizador ni paternalista que reprenda por el uso de medicación, sino que apuesta por atacar a esa dimensión macro-social que nos lleva a depender de dicho consumo. En esos términos, nos dejamos influir por canciones como “Heroin” de la Velvet, donde a pesar de recordarnos lo mal que se puede acabar con ese aura siniestra, nunca se apuesta por un punto de vista moralista o fiscalizador.
“Si el disco envejece mal, significará que muchos de nuestros problemas como sociedad se habrán solucionado”
Como ya digo, no dejáis tema sin tocar. “Agenda 2030”, por ejemplo, nos sitúa también en el ojo del huracán con una perspectiva muy presentista. ¿Sentís que la política social sigue siendo una asignatura pendiente en este país?
Jorge: Si nos remontamos al 15-M, que es probablemente uno de los momentos que más han marcado la mentalidad política de nuestra generación, y observamos todo lo que ha ido sucediendo desde entonces, sería hipócrita no reconocer los muchos y muy diversos cambios que se han producido en nuestra sociedad. Ahora, si lo que me preguntas es si esas reformas han terminado permeando tanto como determinados partidos del cambio se propusieron originalmente, ahí tengo mis dudas. Es innegable que existe un desengaño y una desafección generalizada y lógica hacia esas voces que un día se marcaron una serie de ambiciosos objetivos y que, evidentemente, no se han conseguido. Eso, a su vez, nos está arrastrando de vuelta a una situación política muy bipartidista e incluso reaccionaria, donde las nuevas generaciones están directamente coqueteando con posiciones muy radicalizadas y derechistas.
De todos modos, la política institucional, que es la que es y juega un papel, nos guste o no, determinante para que se lleven a cabo ciertos avances, no es tampoco la única llave hacia el cambio y la progresión. En ese sentido, es importante que no nos olvidemos que no podemos depender única y exclusivamente de ese tipo de fuerzas políticas. La historia ya nos ha demostrado la necesidad de que existan otro tipo de colectivos que pelean y presionan para que ciertos logros sociales se materialicen. Si tuviéramos que depender solo de lo que se decide en el Congreso, estaríamos listos.
Si Biznaga continúa haciendo canciones de pop, ¿creéis que algún día perderá vuestra música ese sino combativo?
Álvaro: Yo, si te soy sincero, ni siquiera sé si habrá más discos de Biznaga en el futuro. No me malinterpretes, ojalá que sí, pero la realidad es que a día de hoy me cuesta muchísimo proyectar de aquí a un determinado tiempo. Ya veremos, vamos poco a poco y disco a disco. Pero a día de hoy me resulta muy difícil imaginarnos con 50 años sobre un escenario, por ejemplo.
Jorge: Personalmente, creo que la esencia de nuestro discurso no cambiará. Esa veta política la llevamos muy dentro y hagamos lo que hagamos, nos termina resultando ineludible. Lo que sí que cambiará, tal vez, sea la manera en la que expresemos ciertas ideas. Con el tiempo es muy probable que dejemos de ser tan abstractos en favor de ser cada vez más concretos, llevándonos a lo terrenal aquello que queremos decir y contar. En nuestras canciones actuales, de hecho, hay cada vez más elementos personales que conectan con esa intención. “Espejo de Caos”, por ejemplo, anticipa bastante bien esto que digo, con un relato sobre una relación sentimental en el que también hablamos de otros muchos asuntos sociopolíticos que atraviesan la vida de una pareja.
Álvaro: Visto así, todo apunta a que nuestra música será cada vez más directa y en eso sí que estamos todos muy a favor. No nos hace falta elaborar metáforas excesivamente filosóficas o elevadas para hablar de crítica social.
¿Por qué no se ven más discos con este tipo de discursos dentro del pop? ¿La industria torpedea la existencia de esta clase de proyectos?
Jorge: Más que el hecho de que la industria en sí ponga palos en la rueda a bandas como la nuestra, lo que sí sucede es que todo aquello que implica cierta negatividad o se opone al discurso del “todo va bien” requiere un esfuerzo para el oyente que en muchas ocasiones no se quiere incentivar. Este tipo de productos, los que no son ni blanditos, ni fresquitos, ni fácilmente digeribles, y que además exigen una cierta lectura consciente, para mí marcan la diferencia con respecto a otras bandas que se limitan a escribir canciones sobre lo triste que es que tu crush te haga ghosting. Música como la nuestra precisa de una escucha con más atención y compromiso, y eso es algo en lo que no todo el mundo está dispuesto a invertir.
¿Cómo creéis que envejecerá “¡Ahora!”? ¿Se anclará en el tiempo o seguirá resultando universalmente vigente de aquí a unos años?
Jorge: “¡Ahora!” es una fotografía del presente, pero también reflexiona sobre ciertos años hacia atrás y ciertos años hacia adelante. Con esto quiero decir que si el disco envejece mal, significará que muchos de nuestros problemas como sociedad se habrán solucionado. Lo cual sería una muy buena noticia, sin duda. Y si, por el contrario, el mensaje sigue siendo vigente, entonces será una absoluta mierda para todos. Sabemos que vendrán otros “ahoras”, claro, pero por nuestra parte solo podemos esperar que sean mejores que éste.
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