A la conquista de las listas mundiales no ayuda la honestidad de Ryder-Jones, encantador espécimen del norte de Inglaterra al que le resbalan las servidumbres de las candilejas y el autobombo. Hace buenas canciones (también bandas sonoras), las graba y gira con ellas. Que sea un tipo desmitificador y de una humildad desarmante no quiere decir que no tenga cosas interesantes que decir. Su música es la mejor prueba. Al teléfono con él.
¿Estás a punto de empezar una nueva gira?
En realidad empezamos hace una semana o semana y media, así que estamos en pleno tour.
¿Y cómo lo llevas?
Bueno, a estas alturas todavía no puedo disfrutarlo. En las primeras fechas suelo estar nervioso y no estoy cómodo del todo. Me pasa hasta el sexto concierto o algo así. El que dimos anoche en Leeds estuvo genial. Y eso sí es disfrutable.
Vienes a España en breve (Barcelona, San Sebastián y Zaragoza). ¿Qué esperas de estos conciertos?
Espero muy poco de cualquier concierto, pero en la Europa continental aún menos. Siempre pienso que la gente no va a venir. Cuando toco en Europa, si aparecen más de 20 personas, me parece bien. No sé qué esperar, realmente. Conocer sitios diferentes y demás está bien, pero en términos de expectativas no sé...Hace unos años estuvimos en San Sebastián, un sitio precioso, y estuvo muy bien. Hace un par de años fuimos a Barcelona…así que, sí, está bien ir a esos lugares, pero no tengo ni idea de qué esperar (risas).
"Tiendo a escribir en ese estado de ánimo introspectivo".
Hablando del disco: Para tu primer trabajo en solitario te inspiraste en un libro del escritor italiano Italo Calvino. ¿De dónde ha venido la inspiración esta vez?
Bueno, ya desde mi segundo disco mis canciones son fundamentalmente sobre mí mismo y mi vida. No ha habido una gran novela o película que me inspirara, simplemente escribo sobre lo que me pasa en la vida ahora o en el pasado. No hay un gran mensaje, ni siquiera un concepto. Espero hacer música con la que la gente se sienta identificada. Que yo me sienta mejor haciéndola y que la gente también se sienta mejor escuchándola. De eso se trata, en realidad.
Al fin y al cabo, los sentimientos son universales.
Exacto. Y me gusta conceptualizar y hacer “If…”, sobre “Si una noche de invierno un viajero” (título de la novela de Calvino), pero la gran alegría de la música es que es trascendente, que está por encima de razas e idiomas. Por eso estoy más concentrado en mí que en lo conceptual o cerebral.
Grabaste casi todo el disco en casa tocando diversos instrumentos, ¿no es así?
En realidad fue en casa de mi madre, trato de no trabajar demasiado en mi casa. Pero sí, la mayor parte la grabamos allí, y luego metimos algunos pianos y algunas voces en Parr Street Studio (Liverpool). Pero sí, el noventa por cien lo grabamos allí. En cuanto a los instrumentos, simplemente me resulta más fácil. Me gusta trabajar bastante rápido, y lo hago mejor solo, sin gente alrededor. Aunque también hay colaboraciones.
Las críticas del disco están siendo excelentes. ¿Coincides con ellas en que es tu mejor trabajo?
No pienso mucho en ello (se queda pensativo). Lo que creo es que las canciones de este disco se codean bien con cualquiera de las que he escrito, y eso es bueno. Al final, todas las canciones que escribes tienen que vivir juntas. Este disco es quizá más como un mix tape, en el sentido de que hay altos y bajos. No sabría qué decirte, realmente. Como fan de los discos, si hablamos de grandes álbumes como “Pet Sounds” o “Ocean Rain”, son discos que son una sola cosa, y no creo que “West Kirby” tenga esa coherencia. Pero no sé, podría ser mi mejor disco. No es mi trabajo preocuparme de estas cosas.
¿Buscabas un sonido atemporal o “clásico”?
De nuevo, hay gente que no se detiene a pensar en estas cosas y yo soy de ellos. Lo único que me gusta del sonido de mi disco es que lo grabé en casa. Yo no diría que es “clásico”. Cuando pienso en “rock clásico”, me vienen a la cabeza cosas como Led Zeppelin, y ciertamente yo no estoy en eso. Quería que sonara raro, que te llevara a un sitio extraño. Desde luego no definiría el sonido como de “rock clásico”, pero si es un cumplido, fantástico. No es que buscara un sonido atemporal de manera consciente. La mayoría de las canciones están compuestas por la mañana en mi habitación, y todo lo que buscaba era trasladar a la música ese sentimiento de tristeza, de no gustarme el sitio donde estoy…
Solemos citar bandas de indie americano de los 80 o 90 como Pixies o Pavement como influencia. ¿Qué te parece que te relacionen con ellas?
Tampoco pienso en ello. Imagino que es bonito, me encantan ambos grupos. Honestamente, creo que sólo hay dos canciones de las que se puede decir que suenan un poco a esos grupos, sobre todo “Satellites”. La mayor parte del disco creo que no suena a nadie. Pero está bien que alguna canción suene como a bandas que me gustan. No tengo ego para que eso me moleste.
¿Pero dirías que ahora te influyen más este tipo de grupos americanos?
Puede, pero no realmente… Sigo escuchando a Gorky´s Zygotic Mynci y The Animals. En realidad, son las únicas bandas que escucho (risas). Pero, sí, quizá me han influido más que en los otros discos.
En todo caso, en tus canciones se percibe una vulnerabilidad muy honesta.
Sí, es que creo que así es cómo deben ser las canciones. Ésa es la única razón para hacerlas…Sólo escribo canciones cuando estoy con ese estado de ánimo. Si estoy simplemente contento y mi equipo de fútbol ha ganado o mi madre está de buenas, como que no me apetece coger la guitarra: Salgo a jugar al fútbol o con los amigos. Tiendo a escribir en ese estado de ánimo introspectivo…En fin, no me gusta la música de fiesta. Y salgo muy poco de fiesta.
¿Cómo se te ocurrió el vídeo de “Wild Roses”?
La gente que sale en el vídeo es realmente con la que juego al fútbol en ese mismo pabellón dos veces por semana. El que parece Chuck Norris es de hecho Liam, el guitarrista de mi grupo. Jugamos juntos desde hace cinco o seis años. Me pareció que sería gracioso. La cosa salió en una conversación etílica y a Domino le pareció bien.
¿Cómo ha evolucionado tu relación con la guitarra?
No soy tan bueno como antes. Ya no es tanto mi trabajo… Cuando eres joven, tiendes a practicar mucho para tocar lo más rápido posible. Hasta que llegas a la conclusión que lo que importa son las melodías y cómo encontrarlas. De eso va la música, ante todo. Y ahora lo que intento hacer es crear buenas melodías. Todo el mundo puede entenderlas, no hace falta una educación particular para disfrutar de ellas.
¿Sigues componiendo bandas sonoras para cortos y películas?
Sí, me acaban de ofrecer otro proyecto (una película) que voy a aceptar. No me veo a mí mismo como un “compositor de carrera”. Muchas veces hago música por razones que no puedo explicar. Cuando escribo una canción, me veo explicándome literalmente a mí mismo, y a veces me gusta escribir cosas que no necesiten una narrativa o una letra. Es casi como compartir un secreto. La música instrumental me permite no tener que explicarme. Lo disfruto mucho.
Para terminar, una curiosidad: ¿Cómo te afectó la muerte de Bowie? ¿Eres fan?
Sí, muy fan. Fue uno de esos días…Nunca es bonito que se muera alguien. Fue triste, ya está. Si alguien muere de viejo y ha tenido una vida plena, en mi opinión ha tenido suerte. El hecho de que se llame Lou Reed o David Bowie no hace que la muerte de alguien sea más triste que la de tu abuela, no sé si me explico. Darle más importancia me parece una mierda. La gente debería celebrar su legado. Pero sí, por supuesto era el mejor, un tío asombroso.
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