Habitualmente, publicas a ritmo de disco por año (como mucho, cada dos años) ¿Dirías que eres un músico especialmente prolífico? ¿De dónde viene tanta inspiración? ¿Qué te motiva a día de hoy a la hora de componer?
Siempre estoy componiendo, No hay ninguna motivación más allá de que eso es lo que hago, así que cada cierto tiempo bajo a tierra las 2000 grabaciones de ideas que tengo en la grabadora. La inspiración viene en el momento de grabar. Ahí es cuando se crea todo, es un proceso arriesgado porque nunca se por dónde va a salir esa inspiración… simplemente la observo y dejo que arrase. He grabado unos quince o dieciséis discos. No sé si eso es ser prolífico, pero si le preguntases a R. Stevie Moore (que ha grabado cuatrocientos) te diría que soy un aficionado (Risas).
Eso sí, tus discos han sido (casi) siempre muy cortitos ¿Hay algún motivo o razón especial para ello?
Salen así. El tiempo no existe para mí. No hay una razón premeditada en lo que hago; ni de estilo ni duración ni nada que defina. Cuando compongo voy buscando la canción y donde ella vaya voy yo.
“Con este disco todo el set tiene una energía más inmediata, así que esta gira parece que será más punky”
Diría que tu obra en los últimos años tiene un trazo continuista, y (para bien o para mal) no albergan grandes sorpresas estilísticas ¿Estás de acuerdo?
¡Qué va! Yo me sorprendo a mí mismo todo el rato, eso es lo que me engancha a esta mierda: que nunca sé por dónde va a salir.
¿Qué dirías entonces que hay de inédito en “Back To Nowhere” con respecto al resto de discos de Bigott?
Hay, concretamente, once temas inéditos. Yo lo veo muy “pa’lante”, pero no sé si eso es inédito o in edito o dinerito. No sé de qué hablo.
“We Are One” y “New York Dance” son dos de mis canciones favoritas de este disco, y veo en ellas ecos de The Velvet Undergound y Dinosaur Jr. respectivamente ¿Qué puedes contarme acerca de estas canciones?
Me alegra que te gusten esas canciones. Son temas espontáneos, nacieron así. Mientras estábamos metidos en el tormento y éxtasis de una grabación nuestra, apareció la idea de hacer algo con piano y así se lo trasmití al teclista. Se sentó a mi lado y surgió “We Are One” como por arte de magia. En lo que nos quisimos dar cuenta, la canción estaba compuesta y grabada. Lo mismo pasó con “New York Dance”: estás tocando en medio de la grabación y es todo muy rápido, pero surge. Si pestañeas, te lo pierdes
El disco ha sido producido por Izak Arida, bajista del grupo norteamericano The Memories ¿Cómo ha influido en el sonido final?
Cada productor tiene un estilo diferente que queda patente en el sonido. Izak está en la misma frecuencia que nosotros, es real y así es como él graba, todo en directo y sin artificios. Esa energía que hay en la grabación cuando todos tocamos a la vez para grabar en directo es muy potente y tiene un sonido propio. Algunas de las canciones del disco son primeras tomas de grabación.
Creo que en el disco vuelve haber preferencia por el indie-pop norteamericano de los ochenta y noventa (especialmente por jangle-pop), con grupos The Feelies, Yo La Tengo, Guided By Voices, Pylon, The Clean o The Chills aflorando entre las canciones ¿Cuáles han sido tus referentes en “Back To Nowhere”?
Esos grupos que mencionas me han jodido la vida, les estoy muy agradecido. Todo lo que he escuchado ha podido colarse en “Back To Nowhere”, es inevitable, pero ocurre de forma inconsciente. No osaría tener como referentes a semejantes bestias; no estoy ni en el local de al lado.
Las influencias están ahí, pero es cierto que derivan en canciones convincentes tras pasar por el, a estas alturas, reconocible filtro de Bigott ¿Cuál crees que es tú elemento diferenciador que define el proyecto? ¿Resulta satisfactorio tener una identidad artística reconocible?
El filtro de Bigott probablemente exista de verdad, hay una tabacalera venezolana que se llama Bigott. No creo en esas cosas, definir me parece limitar y creer que sabes algo. Yo disfruto componiendo, el resto ya no es mi trabajo.
Tus dos primeros discos, “That Sentimental Sandwich” (King Of Patio, 06) y “What A Lovely Day Today” (Auto, 07) fueron los más experimentales de todos ¿Cómo los percibes ahora?
Aún hay otro disco anterior que nunca edité porque no tenía un duro. No escucho mi música. Recuerdo, en parte, la sensación que tenía cuando los grabé, pero en aquella época bebía y está todo un poco borroso. Grabar siempre es un experimento, nunca sabes lo que va a pasar y me encanta estar en esa situación. Si pudiese secuestrar a mi banda, estaría siempre grabando discos. Todos los días.
“Si pudiese secuestrar a mi banda, estaría grabando discos todos los días”
Por el contrario, la escucha de cada uno de tus últimos discos deja la sensación de sencillez: da la impresión de que te ha costado muy poco dar con esas canciones ¿Cómo es el proceso compositivo de Bigott en la actualidad?
Estoy durante un año componiendo todos los días. Grabo muchísimos temas en una grabadora y, después, lo mando casi todo a la mierda cuando llego a la grabación. Es como un entrenamiento para sintetizar, llegar a hacerlo sencillo es lo más complicado.
Catorce discos ya publicados ¿Tienes algún favorito?
Vivo el momento, por lo que siempre estoy más en sintonía con el disco que acabo de hacer
Cuando lanzaste tu primer álbum, “That Sentimental Sandwich” (King Of Patio, 06), yo vivía en Zaragoza. Recuerdo cómo fue corriéndose la voz acerca de Bigott por el circuito de salas y entre el mundillo musical de la ciudad. Y la primera vez que te vi en directo en La Lata ¿Qué recuerdos tienes tú de aquellos inicios?
Muy psicodélicos y despreocupados. Sin peso. Ese concierto que dices yo también lo recuerdo, iba con una acústica, tratando de encontrarme entre los miles de echoes y deelays del creativo técnico que rebotaban por todas partes. A mi derecha estaba Andrés (Perruca, Ex El Niño Gusano, Ex Tachenko) tocando un timbal con escobillas del wáter sentado en un wáter, soplando un manguito metálico (que había sacado del wáter) a modo de flauta. Ese flautín lo llego a tocar en varios de nuestros discos. (Sergio) Algora siempre decía “¿Ya está con el tubico?”. Estar rodeado de amor, es lo que tiene.
Militaste en sellos aragoneses como King Of Patio y Grabaciones en el Mar, pero ya hace tiempo que autoeditas tus propios discos ¿Qué ventajas y desventajas tiene estar al margen de una discográfica?
Recuerdo el día que se formó “King Of Patio”: Rafa Angulo me preguntó si podría utilizar el título de una de mis canciones como nombre de un sello que quería formar para …(decía mientras caía escaleras abajo del bar) “¡¡¡para sacar el disco de bigott, sacar el disco de bigooooottt!!!” . Con Grabaciones en el Mar fue todo más sencillo; Pedro Vizcaíno se hizo rico a mi costa. Todas mis relaciones con sellos han sido por amor, no encuentro desventajas ni ventajas. Ser libre no tiene precio y, cuando asumes eso, asumes que tu carrera musical va a ser un desastre, pero tus ganas de seguir haciendo música estarán intactas.
¿Cómo son los actuales conciertos de Bigott y cómo dirías que han evolucionado con el paso del tiempo?
Son, como siempre han sido: una celebración de lo que más nos gusta. Ponerse frente al público es una continuidad de lo que vivo cada día en mi local. El setlist se transforma con la llegada de nuevos temas. Por ejemplo, con este disco todo el set tiene una energía más inmediata, y eso se contagia al resto de los temas, así que esta gira parece que será más punky.
Con un catálogo tan extenso como el de Bigott ¿Cómo decidís las canciones que formarán parte de un concierto?
Lo decide un mono borracho que gira una ruleta. Ojalá encuentre uno. Ensayamos mucho antes de una gira. Vamos probando a meter canciones y vemos cómo funcionan unas con otras, hasta que encontramos la combinación que más nos gusta. A veces quieres meter un tema, pero el setlist lo expulsa.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.