“Me gusta la forma en la que Jeremy Jay ve las canciones”
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“Me gusta la forma en la que Jeremy Jay ve las canciones”

Raúl Julián — 04-11-2016
Fotografía — Archivo

El zaragozano Borja Laudo y compañía presentan su octavo disco de estudio en diez años de trayectoria. “My Friends Are Dead” (Gelmar, 2016) es una nueva colaboración de Bigott con el californiano Jeremy Jay, alianza que resulta determinante en el sonido del álbum.

Si “Pavement Tree” (Gerlmar, 14) significó cierta ruptura con las anteriores preferencias de Bigott, “My Friends Are Dead” (Gelmar, 16) es precisamente lo contario: un disco continuista con ese sonido sensiblemente más oscuro y grueso, algo que según Borja Laudo no fue premeditado. “¡`Pavement Tree´ fue un disco cojonudo! Pero cuando hago un nuevo álbum no pienso en el disco anterior, ni como referente, ni como nada; me concentro en lo que estoy grabando en cada momento”. Obviamente, en tal tesitura tiene mucho que ver el hecho de que la producción del álbum haya vuelto a recaer sobre Jeremy Jay, quién empapa todos los cortes con su impronta. “He vuelto a contar con él para este álbum porque me gusta su forma de ver las canciones. Cada productor aporta su visión particular, y los mismos temas sonarían muy diferentes dependiendo de quién los produjese”. Definitivamente atrás parece quedar ya la asociación con Paco Loco y compañía, después de años de colaboraciones (tanto en estudio como en el escenario). “No doy nada por definitivo, aunque sí que quiero que mi banda viva en la misma ciudad que yo, porque eso simplifica las cosas. He disfrutado mucho con Paco tanto dentro como fuera del estudio, y después me ha apetecido también probar otras posibilidades. No es algo serio”.

“El mejor disco es siempre el nuevo. El peor… todos los demás, por lógica”.

La presente entrega incluye canciones del tipo de “Hairy Moon” o “Apple Girl”, que recuerdan a bandas clave del indie norteamericano de los 80 como The Feelies, Violent Femmes, Yo La Tengo o incluso los primeros R.E.M. “Ni idea de dónde viene eso, pero está claro que no me lo he inventado yo. Será una mezcla de todo lo que he escuchado y visto este año”. En todo caso, el primer adelanto del disco fue una pieza como “She Is Gone” de claro aspecto shoegazer (y curioso vídeo de acompañamiento). “Como todo lo que hago, elegí esa canción porque me apetecía. Y sí, haciendo el vídeo lo pasamos muy bien”.

“My Friends Are Dead” (Gelmar, 16) incluye sólo ocho canciones, algunas de ellas de corta duración, en lo que parece ser un disco pensado para satisfacer la actual inmediatez que preside la sociedad. “No es un disco pensado, sencillamente salió así. Claro que hay un motivo por el cual no hay más temas: porque los que hay son justo los que quería que formasen parte del álbum. No se trata de rellenar y que quede un disco de catorce temas, sino de que estén los que tienen que estar”. Atendiendo al título del disco, resulta difícil no pensar en varios ilustres e inolvidables de la escena zaragozana que nos han dejado en los últimos años: Sergio Algora (El Niño Gusano/Muy Poca Gente/La Costa Brava), el DJ Genzor, o el promotor, periodista y agitador cultural Rafa Angulo. “Cada uno puede pensar en lo que quiera. Yo lo he puesto porque me gusta, de forma romántica, pero no pienso en los que nos dejan ni nos cogen… menudo lío”. Precisamente Rafa Angulo publicó el primer disco del maño, “That Sentimental Sadwich” (King Of Patio, 06), a través de su sello King Of Patio, y siempre afirmó que la discográfica se creó exclusivamente porque ese disco debía publicarse sí o sí. “Recuerdo poco de aquella época porque me gustaba beber, pero seguro que lo pasamos muy bien. No escucho los discos anteriores… prefiero escuchar otras cosas ¡¡Hay muchas!!”. Después llegó la auto-publicación de un trabajo ambicioso y complejo como fue “What A Lovely Day Today” (Auto, 08), que funcionó muy bien de cara a la crítica pero que quizás pasó demasiado desapercibido para el público general. “Sólo tengo buenas sensaciones, aunque no me acuerdo de cada disco en particular. Disfruto mientras los hago y en los directos; puedo hacer lo que me gusta y eso es una maravilla. El público y la crítica también hacen lo que les gusta… genial”. La siguiente parada fue el maravilloso “Fin” (Gelmar, 09) acompañado del fichaje por un sello mítico de la tierra como Grabaciones en el Mar. Podría decirse que ése fue un punto de inflexión en la carrera de Bigott, y que a partir de ahí todo vino un poco más rodado, incluyendo más repercusión y una mayor popularidad. “Eso son cosas en las que no pienso... pero me gustó que Vizcaíno quisiese sacar `Fin´, y nos hemos reído mucho desde entonces. Vivo el presente muy a gusto. Ahora hago yoga y me dicen que hay que tener la atención en el presente, mientras que las trayectorias y las perspectivas son de otros sitios… caca”. En cualquier caso, estamos hablando de ocho discos de estudio en diez años de trayectoria, algo al alcance de muy pocos, sobre todo teniendo en cuenta el nivel de todos ellos. “El mejor disco es siempre el nuevo. El peor… todos los demás, por lógica”.

El caso es que el vocalista y su troupe nunca han dejado de evolucionar artísticamente, tanto en el estudio como en directo. Precisamente sobre el escenario son todo un seguro, y eso que los componentes han ido cambiando con el paso del tiempo. “Escucho música y toco la mayor parte del día, así que voy buscando que salgan cosas nuevas para seguir entreteniéndome ¡¡¡Los próximos conciertos van a ser buenísimos!!! Me acompañarán Clarin a bajo, Cristian Barros a la guitarra y teclados y Juan Gracia a la batería. ¡Es una banda cojonuda!”.

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