“Soy alguien al que le gusta extraer paisajes emocionales de las cosas que suceden a mi alrededor”, explica Fernando Martínez de la Serna (Madrid, 1974). “En este último disco quizá haya un mensaje más directo, evidente en canciones como ‘Por si atracamos un banco’, pero nada tiene que ver con un afán de periodismo ciudadano, sino que es el efecto de las goteras que la actualidad abrió en mi impermeable”. Palabras de quien confiesa haber vivido siempre en crisis. “Para mí es algo familiar, desde que empecé a publicar discos en 2004 ha habido problemas en la música. Siempre fui un bicho raro, además. Antes decían que el indie era algo muy chulo y ahora parece un término peyorativo. Yo nunca me sentí parte de ese circuito, quizá por mi formación clásica. Sí coincidía en ese afán por crear algo que no fuera estrictamente un producto de consumo, pero no vayamos a engañarnos, todos queremos alcanzar la mayor popularidad posible. Lo que es evidente es que no voy a utilizar esto para hacer una campaña electoral e intentar ser presidente del Gobierno. Sería ridículo”. Lo que sí ha hecho el compositor ha sido emprender su enésimo cambio de discográfica. “Todos Nosotros no soy yo, sino un grupo de amigos que tenían la ambición de montar un sello, que también funcionara como agencia de contratación y editorial. Me apetecía mucho dar un volantazo hacia una dirección tan plácida como ésta”. No se puede concluir el retrato de Remate sin hablar de todas esas cosas que, de forma paralela a la música, recorren su obra. “Yo empecé componiendo piezas instrumentales, pero la inclusión de la voz le dio un sentido a lo que hacía. Y ahí entró en juego la literatura, una faceta que ha alcanzado casi tanta relevancia como el plano musical. Aparte, me interesan mucho las bandas sonoras. Acabo de terminar mi colaboración con el proyecto de ‘El cosmonauta’ y espero que en el futuro tenga muchas más ocasiones de trabajar en este ámbito”.
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