Con Beth Orton siempre estás abierto a las sorpresas. Cada uno de sus discos cuenta con un universo propio, y ninguno se parece entre sí. En esta ocasión, con “Kidsticks” vuelve a la raíz, deja en la orilla el folk y dirige sus inquietudes hacia la electrónica y ciertos sonidos urbanos. “Básicamente, no tenía una intención clara antes de empezar. No tenía expectativas concretas, nada estaba definido. Cambié el país de residencia, me instalé en Los Angeles. Ya solamente por eso las circunstancias cambiaban. Yo sabía que necesitaba un cambio, abrir mi mente, ideas nuevas. Cuando comenzamos a trabajar, llegaban amigos dispuestos a sumar y eso era una influencia positiva para mí. Necesitaba crear algo refrescante y liberador”. Ahora mismo Orton ha vuelto a instalar en Londres, pero esos dos años en Los Angeles la han marcado como persona y artista. “Es una ciudad en la cuesta establecer límites, puedes estar en un cañón en medio de la nada, y sentirte bien aunque esa realidad sea extraña, compleja. Al final, entiendes que todo tiene un sentido. Pero cuesta llegar a esa conclusión”.
"Cuando comenzamos a trabajar, llegaban amigos dispuestos a sumar y eso era una influencia positiva para mí".
En ““Kidsticks” también ha influido la colaboración a las guitarras de George Lewis Jr. (Twin Shadow); de Dustin O’Halloran (A Winged Victory For The Sullen) al piano; o de Chris Taylor (Grizzly Bear), quien ha añadido unas voces que ha grabado el polivalente Alain Johaness. “Es homogéneo, pero es verdad que hay temas muy diferentes entre sí. En parte esa es la magia de este disco. He vivido grandes momentos grabándolo. Además, mientras trabajamos nunca coincidían los mismos invitados. Unos venían y estaban diez días, al cabo de un tiempo llegaba otro y se quedaba cuatro o cinco días, y así sucesivamente. Cada uno con una labor específica, era bueno que no estuvieran allí todos a la vez. Hubiese sido difícil focalizar el proyecto”. Por otro lado, y pese a que Orton ha frenado un poco su ritmo y se ha centrado durante un tiempo en su maternidad, la artista ha tomado nuevos retos a la hora de crear música de calidad. En el caso de este nuevo y estimulante “Kidsticks” se ha atrevido a coproducir el disco junto a Andrew Hung de los electrónicos Fuck Buttons. “He estado dos años con este proyecto. Nunca me había involucrado en temas de producción. Lo consideraba una gran responsabilidad, pero al mismo tiempo era una nueva oportunidad de hacer algo ilusionante. No me he planteado límites en cuanto a la instrumentación y he estado muy abierta a experimentar. Lo que nunca dudé es la forma en la que quería tratar mi voz. Tenía que sonar un poco diferente de lo habitual”.
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