Con su segundo álbum, “Lágrimas y Milagros”, Battosai siguen consolidando su identidad sonora, marcando una evolución desde su debut en 2021. En esta entrevista, Héctor Ojea y Mauro Gómez nos cuentan cómo este nuevo trabajo se aleja de las expectativas y busca un sonido más cohesionado, explorando la dualidad de la vida a través de letras crudas y directas. Hablamos de su proceso creativo, la importancia de la vulnerabilidad y la efimeridad reflejada en la portada, y cómo la banda afronta su futuro con una visión renovada para 2025.
Quería que nos contarais un poco sobre los orígenes y ese primer disco homónimo de 2021 ¿Qué importancia tiene ese álbum en lo que estáis haciendo ahora?
Héctor: Bueno, la importancia radica en que, sin ese disco, no habría habido una evolución. Fue como la chispa inicial, el punto de partida. Ese primer álbum era una recopilación de temas, más que un disco con un concepto claro. Es cierto que este nuevo álbum tampoco es conceptual, pero el anterior lo compusimos a lo largo de mucho tiempo, mientras que este fue más planeado, con un enfoque y un sonido más cohesionado. Al final, el primer disco era una colección de temas, y en este decidimos seguir un camino sonoro más claro. No sé si Mauro también lo ve así, pero para mí es un trabajo más cohesionado, maduro y pensado.
Mauro: Sí, estoy de acuerdo. Aunque no es un álbum conceptual, sí tiene un nexo común tanto en las letras como en la música, donde se nota cierta evolución. Algunas canciones pueden sonar al primer disco, pero hay otras que suenan bastante diferentes y reflejan ese cambio.
Interesante. Y hablando de esta cohesión ¿Cómo enfrentáis la hoja en blanco al hacer un segundo disco? Parece que este álbum sigue un concepto de oscuridad y sombras, como se menciona en la nota de prensa.
Héctor: Sí, enfrentarse a la hoja en blanco fue cuestión de no pensar demasiado. Muchas veces, la expectativa te bloquea. En este caso, nos dejamos llevar por lo que había en ese momento, tanto a nivel personal como en la música que estábamos escuchando. No nos autocensuramos; simplemente dejamos que las cosas fluyeran.
Me parece interesante eso de la falta de maquillaje, porque da una sensación de vulnerabilidad. Y hablando de vulnerabilidad, el título menciona la palabra "lágrimas" ¿Podrías explicar un poco más sobre esa elección?
Héctor: Esa dualidad de lágrimas es un reflejo de lo que sentimos. Es natural que haya momentos buenos y malos, y que ambos son parte de la vida. El álbum recoge esa dualidad y muestra que hay que seguir adelante.
Hablando del arte visual, la portada es una flor de sakura, una flor de cerezo ¿Por qué esa elección?
Héctor: Lo de la flor de cerezo, que es efímera pero bella, fue una de las ideas que se le ocurrió a Miguel, nuestro diseñador. Este disco gira en torno a la naturaleza y lo efímero, y la estética japonesa siempre ha sido parte de la identidad de la banda. Miguel entendió el concepto y lo plasmó de manera genial.
Mauro: Sí, él estuvo muy involucrado desde el principio y entendió perfectamente el mensaje. La flor de cerezo representa esa contradicción de la vida y la muerte, la belleza y el horror, que conecta con la temática visceral del disco.
Pasando a las canciones ¿Hay alguna en particular que consideréis fundamental para entender el álbum?
Héctor: Diría que “Estrellas” es clave. Fue una de las últimas que compusimos y representa bien hacia dónde vamos como banda. Creo que tiene la esencia pura de este disco.
Mauro: Estoy de acuerdo. Además, es una canción que se siente como hecha por todos nosotros. Refleja tanto en la letra como en el estilo musical algo que solo podría estar en este disco y no en el primero.
"Los grupos que escuchábamos tienen canciones cortas y directas y nos dejamos llevar por esa influencia"
También me ha llamado la atención que las canciones son muy directas y relativamente cortas ¿Esto fue intencionado?
Héctor: Sí y no. No lo planeamos de manera estricta, pero los grupos que escuchábamos últimamente tienen canciones cortas y directas. Nos dejamos llevar por esa influencia.
Otra cuestión obligatoria es la producción de Santi García. Creo recordar que el disco anterior también fue producido por él.
Héctor: Sí, claro. En el disco anterior también trabajamos con Santi y quedamos bastante contentos, así que decidimos repetir. Al final, fue un proceso bastante rápido; entre discos hay tres años, pero realmente comenzamos a trabajar en este alrededor de diciembre, y en abril ya estábamos grabando. Así que, en unos cuatro o cinco meses, teníamos el disco listo. No queríamos cambiar la fórmula, ya que él tiene un estilo de trabajo que nos gusta mucho y, además, sabe entender bien el sonido que buscamos.
¿Hubo alguna diferencia en el proceso esta vez?
Héctor: La única diferencia fue que las voces las grabamos aquí, en casa de Goyo, con Diego Lorenzo. Para el primer disco, hice las voces en un solo día, y aunque el resultado me gustó, tenía una espinita por no haber podido darlo todo. Esta vez, al hacerlo aquí y no tener que preocuparme por quedarme sin voz, pude grabar a mi ritmo durante tres días. Además, si surgía algún problema, estábamos cerca de casa y podíamos hacer ajustes sin presión.
Y, para terminar, la típica pregunta de cierre. Además de tocar todo lo que se pueda ¿Cuáles son los grandes retos o metas para 2025?
Héctor: Hace unos años te habría dicho que nuestra meta es tocar en todas partes, pero ahora preferimos tocar en lugares que realmente valoren nuestra música, más allá de lo económico. No queremos desquiciarnos ni quemarnos. Nos encantaría tocar en festivales grandes o telonear a algún grupo que admiramos. Y, sobre todo, queremos que nuestra música siga siendo un canal para lidiar con los malos momentos y seguir adelante.
Mauro: Para mí, cada experiencia nueva es un reto. Disfruto de poder grabar y tocar en nuevos contextos. Quiero que nuestras próximas actuaciones sean positivas, en lugares donde realmente se valore lo que hacemos, sea en pequeños clubs underground o en festivales más grandes.
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