Baroness, el gran azul
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Baroness, el gran azul

David Sabaté — 22-02-2010
Fotografía — GL Johnson

Se han convertido, en apenas un par de años, en una de las bandas imprescindibles, junto a Mastodon y High On Fire, para entender la metamorfosis del metal actual. La última prueba de ello es “Blue Record” (Relapse), personal, voluble y pictórica pieza de orfebrería metálica, y uno de los mejores discos del pasado 2009.

Tras numerosas llamadas fallidas, logramos dar con
nuestro interlocutor, John Baizley, cantante, guitarrista y cabeza pensante de
una de las formaciones americanas de metal más estimulantes de la actualidad. “¿Puedes llamarme en diez minutos? Ahora
mismo estoy con la bebé”.
No sólo es un artista total, músico e ilustrador;
además es el padrazo de una pequeña que ha influido más de lo que parece en la
gestación de su nuevo álbum. El alumbramiento de “Blue Record” ha sido más bien doloroso. “Te mentiría si te dijera que ha sido un proceso fácil y relajado, pero
así es como creamos. Necesito sentir la presión y cierto estrés creativo”.
El
esfuerzo ha valido la pena.
Su
nuevo disco es un vibrante compendio de rock progresivo, stoner
y sludge repleto de pliegues, matices y sinuosos pasajes melódicos. Pero, por
encima de todo, es el resultado de la búsqueda constante de una voz y una
identidad propias. “Desde el principio
nos planteamos la banda como un reto. Nos presionamos para avanzar en búsqueda
de cosas nuevas y creo que ese impulso puede apreciarse en nuestra música. En
cuanto a voces, musicalmente y técnicamente, en ‘Blue Record’ hemos intentado
ir un peldaño más arriba”.
Una personalidad singular que les une a otras bandas
de Georgia y Florida como Mastodon, Torche o Kylessa. “Compartimos una gran pasión por lo que hacemos y hemos creado una
competencia sana de la que todos nos acabamos beneficiando”.
Para su nuevo
disco, el productor John Congleton (Black Mountain, Explosions In The Sky) les
animó desde el principio a profundizar en el ‘sonido Baroness’. “Que John no tuviera experiencia con bandas
de metal fue una de las razones por las que le elegimos. No tiene un libro con
reglas, pero le gusta huir de la alta fidelidad y de las producciones pulidas y
crear un sonido realmente orgánico”.
El conjunto suena más profundo, crudo
y oscuro que su anterior disco, aunque también incorpora guitarras acústicas,
temas instrumentales (“Bullhead’s Lament”) y fragmentos de spoken word (“O’er Hell And Hide”). “Partimos con un planteamiento mucho más abierto. Hemos querido eliminar
barreras y dejar de preguntarnos si las ideas que teníamos encajaban para preguntamos
si las canciones lo requerían”.
Canciones que adquieren pleno sentido al
ser escuchadas en el mismo orden en que fueron concebidas. “Al ponerlas juntas adquieren una cualidad cinemática. En ese sentido, hemos
querido repetir algunas melodías a lo largo del disco, como en las bandas sonoras”.
“Blue Record”
es también un trabajo mucho más personal. “Desde el principio sabía que en éste álbum
me iba a exponer mucho más. En ‘Red Album’ hablaba de cosas que sucedían a mi
alrededor, pero esta vez he mirado hacia adentro. He querido hablar de
vivencias por las que he pasado y que me han definido como persona”.
Muchas
de ellas “no han sido buenas”, reconoce. “Escuchando el disco, me doy cuenta que ha
nacido de momentos muy oscuros, pero hemos sido capaces de convertirlos en algo
positivo”.
El hecho de haber sido padre también ha ayudado a equilibrar la
balanza. “Por supuesto. Es una de las
mejores cosas que me han sucedido en la vida. Me ha hecho crecer y todo eso influye en tu
creatividad”.
Hablando de procesos creativos, no podemos olvidar la
importante faceta de Baizley como pintor y diseñador. Suyas son las portadas
del grupo y de otras bandas como Darkest Hour, Pig Destroyer o Skeletonwitch. ¿De
dónde proviene su inspiración? “Es
complicado y muy denso de explicar (risas). Al contrario que en las letras,
tienen un componente más fantástico y simbólico. En la portada de ‘Blue
Record’, por ejemplo, hay referencias a la maternidad”.
¿Por qué ya no el
metal, sino cualquier tipo de música moderna, sea pop, rock o electrónica, son
consideradas baja cultura y como algo alejado del “verdadero arte”? “Hay una línea muy fina entre el ‘entertainer’
y el artista. Creo que el verdadero ‘entertainer’ es el músico pop, y el
artista puro es alguien a quien probablemente nunca hayas visto, porque crea
para él. Creo que ‘Baroness’ estamos entre ambos mundos. Hay una parte de entretenimiento
muy importante, que se canaliza en nuestros conciertos, pero todos en la banda
somos personas creativas con impulsos parecidos. Nunca planteamos el grupo para
hacernos ricos, sino como una vía para expresarnos y comunicar cosas. Hoy en
día seguimos teniendo otros trabajos y creo que mantenemos intacta nuestra integridad”.

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