Una de las bandas más singulares del hábitat alternativo, que ha sido un fijo en las listas de los mejores discos del año en MondoSonoro a lo largo de estos años, pondrá la guinda en un concierto en el que prometen no sólo repasar toda su trayectoria, sino también emoción y, como de costumbre, comunión con el público, que se acercará desde distintos puntos de España a dar el último adiós a los madrileños.
Con los hermanos Pablo (batería) y Julián P. Campesino (voz y guitarra), núcleo duro y dos sextos de Autumn Comets, nos hemos reunido en un bar del madrileño barrio de Arganzuela, en lo que será, posiblemente, la última entrevista de la banda en estos años de vida.
Supongo que la pregunta central es ineludible: ¿por qué (lo dejáis)?
(Pablo) Porque es el momento. Al final, el día que sacamos el tema a relucir, que lo llevamos un poco hablado entre mi hermano y yo (aunque vino más por mi parte), descubrimos que toda la banda, sentía que era el momento. Son once años, es muchísimo tiempo; y se está viendo que hay muchas bandas que empezaron un poquito antes o un poquito después, lo están dejando. Aunque se pueda malinterpretar, y que pueda parecer que es “por no haberlo petado” o “no conseguir determinados objetivos”, el techo a nivel público, presencia en medios y en festivales, ya lo conseguimos hace tiempo. A nivel musical podríamos haber sacado otro disco del nivel de Realejo o incluso mejor. Pero la motivación ya no es la misma.
(Julián) Sí, se podría haber hecho un disco más, currarse una gira maja. Pero la sensación que tenemos es que la de Autumn Comets es una muerte por causas naturales. Los seis miembros lo sentíamos desde hace un tiempo, y no lo habíamos hablado hasta que lo tuvimos claro. No queríamos entrar otra vez en una rueda de disco-gira-ensayos infinita .
(Pablo) Cuando tienes 24 años y te dicen que tienes que ir a tocar a Badajoz pagando un alquiler de sala, y que a lo mejor consigues meter a 30 personas, dormir sentado en un sofá con el resto la banda, … Crees que no hay una experiencia mejor en el mundo. Pero ahora tenemos más edad, más cansancio y otro tipo de responsabilidades.
Pablo, el año pasado decías que “Vaya como vaya este disco, no creo que nada impida un sexto disco (...) Somos un grupo loser con pequeñas recompensas emocionales”. Sin embargo, ahora me estás justificando lo contrario. Maldita hemeroteca, ¿eh?
(Pablo) (Risas) Es que el momento de tocar sigue siendo brutal, y lo vivimos como lo mejor que nos puede pasar. Pero todo lo que conlleva llegar hasta allí, levantarse toda la semana a las seis de la semana para trabajar y tener que coordinar una gira, pelearte con medios para que te saquen, andar detrás de la fábrica de discos, irte hasta otro barrio para ensayar entre semana…
(Julián) Tienes que poner en la balanza las cosas y ver qué priorizas en tu día a día.
(Pablo) Las recompensas emocionales que nos ha dado la banda no han cambiado en nada. Lo que ha cambiado ha sido la circunstancia personal de cada uno de nosotros a la hora de enfrentarnos a la gestión de tener una banda.
Parece que todo se resume en que la vida ha adelantado por la derecha a la banda. Hubo sorpasso. ¿Es difícil mantener una banda durante muchos años si la banda no está profesionalizada y se vive económicamente de ella?
(Pablo) Es complica saber qué hubiera pasado si hubiéramos podido vivir de Autumn Comets. Quizás hubiéramos durado incluso menos, o quizás hubiéramos estado cuarenta años más. Si solo nos hubiéramos dedicado a esto y hubiera sido un pelotazo, es posible que hubiéramos gestionado todo de otra manera. Pero no ha sido así. Incluso ha habido momentos de mala relación entre algunos de nosotros, y nos planteamos o dejar la banda o hacer cambios. Si eso nos hubiera sucedido con la banda dando beneficios y siendo nuestro sustento hubiéramos tenido que seguir, pero desde una perspectiva más positiva, primando lo bueno.
(Julián) Cuando mi hermano y yo formamos el grupo no piensas que vas a llegar a tocar, a hacer discos y a hacer ciertas cosas que hemos conseguido. El grupo no deja de ser una afición; pero es una afición a la que le dedicamos el mismo tiempo que a nuestro trabajo.
(Pablo) Es un momento bonito para dejarlo, una vez terminada la gira de Realejo. Hemos sido maduros para dejarlo en un momento bonito. Y estamos afrontando el sábado no como un castigo, sino como un regalo. Están siendo los ensayos más felices que hemos tenido nunca. Mario lo definió muy bien: es un concierto para celebrar y celebrarnos.
"No dejo de preguntarme todo el rato: después de esto, ¿qué?"
¿Como estáis llevando a nivel emocional este ensayo?
(Julián) Hay momentos que lo vivo como un abismo. Es el único grupo que he tenido en mi vida, me he volcado muchísimo en él. Lo enfrento con cierta tristeza, porque dejo algo que es muy mío. Pero ahora mismo necesito un tiempo de reflexión, aunque veo difícil que dentro de pocos meses vuelva a pillar la guitarra. No dejo de preguntarme todo el rato: después de esto, ¿qué
(Pablo) A mí creo que me llegará en su momento. Aún no soy demasiado consciente del final. Sé que, a nivel vital, va a ser difícil de olvidarlo. Nuestra vida es la que es por todo lo que ha pasado alrededor de Autumn Comets. Manuel, el violinista de la banda, ha conocido a su mujer y la madre de sus hijas en un concierto nuestro; a Atención Tsunami, los conocimos tocando juntos… Aunque se acabe la banda, hay un montón de cosas que han ido creciendo en paralelo a lo que nos fue pasando como banda.
Da la sensación de que hay mucho miembro invisible”en la banda ...
(Pablo) Sí, totalmente. Gente como Manuel Cabezalí, que ha participado en prácticamente todos los discos; Raúl Pérez de La Mina, donde grabamos los últimos tres discos; toda la gente de Atención Tsunami, Agustín, … Es difícil describir todo lo que hay detrás y en paralelo a la banda. El grupo ha sido algo muy intenso, y hemos creado vínculos con un montón de personas.
¿Qué diríais que habéis aportado como grupo al hábitat del circuito alternativo en estos once años?
(Pablo) Nos daba mucho gusto cuando se decía que, sin hacer nada muy marciano, mucha gente consideraba que teníamos una gama de registros difícil de encontrar en el “indie”: matices o estructuras del slowcore o post-rock. Y, sobre todo, creo que hemos aportado emotividad en directo. Más allá de ser buenos o malos músicos o de tener buenas o malas canciones, hemos transmitido.
¿Diríais que la escena alternativa española aún no está preparada para profesionalizar a un grupo de vuestro perfil o registro?
(Pablo) En estos once años creo que hubo incluso momentos mejores, y en los que sí se podía llegar a pensar que una banda como la nuestra podía llegar a vivir. Cuando llenamos el Teatro Lara, con Moriréis en Camboya, sentíamos que estábamos haciendo algo que a la gente le interesaba. Lo notamos sobre todo entre 2012 y 2014. Ahora es prácticamente imposible imaginarlo. Y no pasa nada, veo bien que la escena evolucione. Lo que me sorprende es que, con la trayectoria que hemos tenido, y siendo nuestro último concierto, medios como Radio 3, no se hayan querido hacer eco de esto. Ni siquiera con el gancho de la despedida. Para ellos hemos dejado de existir, pero no se han ido a algo moderno: han seguido anclado en lo que pasaba entre 2008 y 2012.
¿Diríais que habéis desaprovechado un momento que podría haberos dado más estabilidad?
(Pablo) Sí, cuando se piró este (risas).
(Julián) Después de Moriréis en Camboya, decidí irme a vivir a Australia. Cierto es que era un momento en el que teníamos más tirón y desaprovechamos alguna bala. Pero también, fue un momento vital para donde hemos llegado hoy. Fue un parón necesario.
(Pablo) Fue un año de inactividad total. Pero es verdad que no nos íbamos a hacer millonarios.
(Julián) Prefiero haber podido hacer los dos mejores discos que hemos hecho. Me quedo con lo de ahora: seis amigos haciendo música y decidiendo cuándo se acaba.
"Más allá de ser buenos o malos músicos o de tener buenas o malas canciones, hemos transmitido"
¿Creéis que os podéis llegar a convertir en una especie de “grupo de culto” con los años?
(Pablo) Creo que en vida ya hemos tenido el reconocimiento que teníamos que tener. No creo que haya una corriente que vaya a nacer dentro de diez o veinte años que haga que lleguemos a más personas de manera tardía. Creo que somos una banda que se recordará en la escena de Madrid, Barcelona y Don Benito de nuestra generación. Pero las recompensas emocionales las hemos tenido en vida y las hemos podido palpar. Incluso, no haber tenido un pico de éxito brutal nos ha permitido poder estar cerca de esas pequeñas recompensas emocionales.
(Julián) Lo hemos podido comprobar cuando hicimos el comunicado de que lo dejábamos. Gente con la que no hablábamos desde hacía mucho aparecieron y nos dijeron lo mucho que habíamos significado para ellos en determinados momentos.
¿Hubo algún debate interno de si tirar por algo más funcional o hacer realmente lo que acabasteis haciendo musicalmente?
(Pablo) Supongo que te refieres a canciones como Baltimore y temas de ese estilo. Siempre nos hemos caracterizado por hacer realmente lo que nos ha salido de las narices. Nunca hubo ningún plan ni pretensión con cada cosa que hemos hecho.
(Julián) De hecho, es lo bueno que hemos tenido: la libertad de hacer las cosas que nos ha dado la gana. Nunca hemos tenido plan de hacer tres o cuatro hits por disco para poder seguir creciendo o tratando de amasar más público. Creo que se demuestra viendo qué canciones han funcionado más: un tema como Todos están esperando supera el millón de visitas en Spotify.
(Pablo) Es más, ¿cuál crees tú, que nos conoces desde el primer EP, que es la canción que la gente más nos nombra en mensajes?
Supongo que Baltimore o I Can’t Solve Your Problems, que son las más poperas.
(Pablo) Pues no: es Viernes de Dolores. Y es una canción comet al 200%. Generó una recepción de público sin igual. Creer que tienes la clave para hacer un hit quizá es el primer paso para no hacer ese hit. Baltimore no se creó pensando que iba a hacer un hit. Es más, es probable que sea la canción que más rápido hicimos nunca. Llegó Gonzalo con un arpegio, la tocamos a los dos minutos y así quedó.
Realejo fue un álbum que suponía un reinicio a muchos niveles. Todas las canciones en castellano da la sensación de un disco confesional y doliente. Hace unos días dijisteis que lo vais a tocar íntegro, prácticamente. ¿Es el disco que diríais que más representa a la banda?
(Pablo) Es algo que no había pensado hasta esta pregunta; pero quizá Realejo es como si hubiéramos querido hacer un último disco antes de saber que sería el último. Un disco que englobe en cuanto a sonido lo que ha sido la banda. Que suponga un homenaje a nuestro tío, que es el que nos inició en la música…
(Julián) Yo toco la guitarra por su culpa, de hecho.
Me llama la atención que en Spotify hayáis borrado parte de un pasado esencial vuestro: la era pre Subterfuge.
(Pablo) A Perfect Trampoline Jump estaba, pero desde Subterfuge quitaron mogollón de discos por un error. Y el Parades y el primer EP es una tarea pendiente. Sobre todo al grabarlo en el local de ensayo de Havalina con Manuel Cabezalí. En cuanto pase el concierto los subiremos otra vez porque queremos que estén ahí porque estamos muy orgullosos de ello.
"Hay sensación de retirada, de ir dejando paso a lo que viene"
Manu sigue con Havalina, pero hay varias bandas de aquella generación que estáis empezando a caer: Nudozurdo o Delorean, por ejemplo. ¿Se está llegando a una especie de “fin de ciclo” en la escena?
(Julián) Sí que es cierto que está pasando. Eso de “nos hacemos mayores”: grupos de treintañeros que venimos de la escena underground nos hemos ido dado cuenta de que ya no tenemos cabida. Hay sensación de retirada, de ir dejando paso a lo que viene.
(Pablo) Yo veo que hay grupos incluso más profesionalizados, y que el peso que ha supuesto la música los ha marcado mucho más que a nosotros. Supongo que son ciclos.
Varios de vosotros tocáis en otros grupos. No sé si el espíritu de Autumn Comets se moverá hacia otra banda. No sé qué planes tenéis en cuanto a seguir siendo músicos, básicamente.
(Julián) Mario tiene un proyecto desde hace cosa de un año, aproximadamente, haciendo drone y noise, que se llama Radical 207; Gonzalo tiene un proyecto de electrónica, también. Yo supongo que pillaré la guitarra en un tiempo, pero sin planes todavía. Supongo que esto nos va a venir bien para que cada uno siga haciendo música por el camino que quiera. Es curioso, porque salvo mi hermano y yo criados con las mismas influencias; cada uno tenemos nuestro marco de referencias particular.
(Pablo) Yo sigo con Karen Koltrane, que ahora está algo parado. Yo quiero despejar la cabeza, y si hago algo, que sea yo solo con el ordenador. Pero a nivel banda no quiero pensar en ello. Que pase este concierto y el verano e iré viendo.
¿Diríais que disteis todo lo que podíais dar o que se quedan cosas en el tintero?
(Pablo) No creo que ninguno de los seis se vaya con la espinita de que nos queda algo por hacer. Hemos tocado y grabado donde hemos querido, sacado cinco discos, tenido reconocimiento de parte de un público fiel y hasta incluso tenido momentos pseudo-masivos.
(Julián) Cuando empezó el grupo no había ninguna pretensión de nada. Ha supuesto mucho esfuerzo, pero la recompensa ha sido brutal.
Casi a modo de epitafio, ¿qué recuerdo os gustaría que se le quedase a la gente de Autumn Comets?
(Pablo) Me gustaría que no piensen en nosotros como un grupo diferente dentro de la escena, que siempre hemos hecho lo que hemos querido. Que si nos han visto en directo, que se hayan emocionado porque entonces, habremos cumplido nuestro objetivo.
(Julián) Y que hemos significado algo para alguien.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.