Segundo álbum y Janine Rostron continúa, bajo la careta de Planningtorock, haciéndonos vibrar con una evocativa electrónica experimental que subraya en este “W” su lado más emotivo, alejándose ligeramente de la electrónica deliciosa, milimétrica y un tanto fría de los suecos The Knife, con quienes compadrea desde hace años. Para este nuevo esfuerzo, esta británica afincada en Alemania fue rondada por el irresistible James Murphy en un cortejo que resultó en el abandono de Chicks On Speed Records para correr bajo su dorada ala. “Fue tan sencillo como que James me escribió un email en 2006 diciéndome que le encantaba Planningtorock. A partir de ahí, nos hicimos amigos y al final acabo preguntándome si me gustaría que DFA sacara mi próximo disco”. Este nuevo trabajo es, sin duda, la confirmación de que Janine es mucho más que una cara bonita. Y para probarlo, Janine se ha plantado un horroroso tabique nasal que le da un aspecto entre andrógino y de Fauno. La pregunta era clara: ¿qué hace una chica como tú con una narizota como esta? “Era sólo un juego visual, una manera de verme de otra forma”. De una forma mucho más ambigua, sexualmente hablando. “Sí, algo de eso hay. Pero no sólo eso: el cambiar de hombre a mujer o viceversa no es algo que me parezca del todo interesante. Alguna vez, tras haber salido a tocar, me ha venido alguien y me ha dicho: ‘¡No sabía que eras una chica, pensaba que eras un tío con peluca!’. Pero esa no es la cuestión. Lo verdaderamente interesante para mí es cómo nos autorepresentamos físicamente, la concepción que tenemos de nuestro ser”. Esa búsqueda del yo más profundo, más allá de las apariencias, de las representaciones formales y de las convenciones, también la encontramos en la forma en que Janine juega con su voz. Cada vez más, Janine se suelta la melena vocalmente hablando, y en este “W” la encontramos dividida en varios alter egos, todos ellos diferentes caras de ella misma. “Sí, es cierto. A veces me gusta distorsionar la pista vocal hasta torcerla del todo y cambiar por completo la emoción concreta que antes suscitaba. En ‘The One’, por ejemplo, fue lo que pasó: no estuve contenta ni me sentí a gusto con lo que oía hasta que le apliqué toda esa distorsión”. Puede que en esa investigación sonora y encubrimiento parcial de su propia voz tenga algo que ver la timidez de Janine y su relativamente corta relación con su voz como instrumento. “La verdad es que me costó darme cuenta de que sabía cantar. Como empecé con música instrumental, ni siquiera se me pasó por la cabeza intentar usar mi voz, así que cuando empecé a usarla, me sentía muy rara y me daba mucha vergüenza. No fue hasta que lo probé encima de un escenario cuando me di cuenta de que la voz podía ser realmente un buen vehículo de comunicación”. Y lo que transmite Planningtorock con su voz (o más bien con sus voces), sus cuerdas, sus ritmos y sus atmósferas es un estado de ánimo mucho más oscuro de lo que ella acierta a ver. “Todo el mundo me dice que le gusta mi disco, pero que es muy sombrío. Yo, sin embargo, no creo que lo sea tanto. Tiene momentos muy eufóricos en canciones como ‘Milky Blau’, ‘Living It Out’ o ‘The One’”. Y yo cito lo que ella me dice, pero a mí, salvo algún subidón, tampoco me parece que “W” sea un disco precisamente soleado. Aunque esta mujer poco sol habrá pillado en su vida, y es que de su Bolton (Inglaterra) natal se trasladó a Berlín, según ella, un oasis para componer. “Es bastante solitaria entre semana, como una ciudad durmiente, así que es perfecta para mí: me pongo a trabajar en mi estudio, a mi aire, sin nada ni nadie que me distraiga, y me siento lo suficientemente aislada para poder profundizar en mi música”.
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