Atmósfera cero
EntrevistasPorcupine Tree

Atmósfera cero

David Sabaté — 07-01-2010
Fotografía — Archivo

Porcupine Tree es una de esas bandas que generan adhesiones casi patológicas, como Tool, Opeth o Radiohead, formaciones con las que comparten una cierta manera de entender la música. Los británicos publican ahora el doble “The Incident”, nueva muestra de ambient rock progresivo en la que pop, metal y psicodelia dialogan e interactúan con total libertad.

Los seguidores de Porcupine Tree no son excesivamente numerosos en nuestro país, pero sí muy fieles y variados, desde nostálgicos del rock de los setenta hasta jóvenes fans de Muse o amantes del metal más sofisticado. Una pluralidad que refleja la variedad de registros de una banda capaz de entretejer con inigualable soltura pasajes acústicos de irreal belleza, riffs de guitarra aplastantes y melodías y arreglos que van más allá de las fronteras conocidas. Planteado como un álbum doble, "The Incident" desgrana de nuevo la personalidad inalterable de una formación con un sentido estético al alcance de pocos. Ambientes suspendidos, imprevisibles cambios de rumbo, arreglos electrónicos y múltiples detalles que uno va descubriendo con cada nueva escucha. Todo ello tiene cabida en un disco frágil y misterioso que se decanta más que en anteriores ocasiones hacia los ambientes reposados y contemplativos. "Haciendo este tipo de música te das cuenta de que no hay reglas, ni limitaciones. Quizás la gente puede ver que hay algún tipo de honestidad detrás de lo que hacemos. No captan un intento desesperado por tener éxito, hacemos aquello en lo que creemos, y creo que se nos respeta precisamente por eso". Quien habla es Richard Barbieri, metódico y experimentado teclista de la banda, quien me atiende en el vestuario del Sant Jordi Club de negro impoluto, a juego con su pelo crepado y con unas gafas de cristales morados al estilo Tommy Iommi. "Nunca nos ha preocupado ser o no comerciales, y quizás esa sea la principal fortaleza del grupo", prosigue. "Lo primordial es hacer un buen trabajo, y creo que con 'The Incident' hemos logrado llegar a donde queríamos. En este disco las ideas han fluido mejor". Su último disco llega tras "Fear Of A Blank Planet", el título más exitoso de la banda hasta la fecha, y el EP "Nil Recurring", en el que contaron con la colaboración del líder de King Crimson, Robert Fripp. Sin embargo, en esta ocasión han desestimado toda aportación externa. "Decidimos que queríamos estar los cuatro solos. Tuvimos la posibilidad de incluir una orquesta, pero el resultado sonaba demasiado dulce y sinfónico, así que lo rechazamos. Este ha sido un gran cambio. Creo que hemos dado con un sonido más espacial y variado, menos focalizado en el metal y más clásico". Barbieri reconoce que estar en una banda como Porcupine Tree tiene mucho de reto. "Como teclista, debo encontrar mi espacio y el sonido y el tono correctos. No lucho contra las guitarras, trabajo a su alrededor. Tampoco soy un virtuoso que haga grandes solos". Eso es algo que suple con una aproximación en ocasiones rupturista, en otras casi abstracta, a su instrumento. El otro principal reto pasa por alcanzar el equilibrio creativo dentro de una banda liderada por alguien como Steve Wilson, venerado y meticuloso músico cuyo largo historial de proyectos -No-Man, Blackfield o Continuum, entre muchos otros- y producciones para grupos como Opeth o Anathema, hacen intuir un ego considerable. "Una banda es como una familia, cada uno intenta encontrar su propio espacio y realizarse. Esta vez hemos pasado más tiempo juntos, y, cuando eso sucede, el resultado final es mucho más rico y representativo de lo que somos". Barbieri tampoco es un recién llegado. Sin ir más lejos, fue teclista del grupo de finales de los setenta Japan, del que salió David Sylvian. "Podría estar horas y horas hablando de mi experiencia en Japan (risas). Nació entre amigos en el instituto. Fue un proceso casi mágico. Creo que la gente involucrada tenía talento e ideas originales. E hicimos un gran álbum, 'Tin Drum', que creo que es un disco atemporal, aún suena bien a día de hoy". Al llegar al capítulo de influencias, Barbieri se confiesa. "Aunque no lo creas, nunca había escuchado a Rush hasta hace muy poco. Y le dije a Steve '¡Has robado ese riff!' (risas). Tampoco fui nunca fan de King Crimson, aunque sí me gustaban mucho Yes y Genesis". Inevitablemente, acabamos hablando sobre el amplio y maltratado término 'progresivo'. "Puede aplicarse a muchas cosas. Muse son una banda progresiva, o Radiohead. Por otra parte, amo a Sigur Rós, y encuentro muy interesante que gente de más de cincuenta años quiera experimentar con la música, como Scott Walker. Todos intentamos buscar maneras de hacer música más interesante y avanzar".

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