La gran mayoría de quienes han presenciado un concierto de Maika Makovski opinan que la mallorquina tiene un talento y un carisma especiales. Calixto Bieto no es una excepción. Por eso, a pesar de conocerla sólo a través de su música, el realizador teatral depositó en ella su confianza para que protagonizara su última obra, “Desaparecer”, junto a Juan Echanove. Y lejos de defraudarle, Maika ha respondido con una interpretación aplaudida por público y crítica, así como creando una banda sonora idónea para la ocasión. “A finales de febrero planeaban una obra minimalista sobre Edgar Allan Poe. Tenían a Juan Echanove y buscaban una presencia femenina que pudiera cantar, tocar y, preferiblemente, también hablar. Me dijeron que era para empezar ya y estrenar en junio”. A partir de ahí, se inició un periodo extraordinariamente creativo para Maika. “Decidí que me inspiraba demasiado como para tocar temas de otro y me puse a leer Poe como una loca, a pensar en las maneras en las que me gustaría desaparecer, a dónde me gustaría ir y ese tipo de cosas. Escribí quince temas en un mes”.
El disco se grabó en directo en sólo tres días, encontrando así la espontaneidad que buscaban. “Quería una sonoridad con más acústicas, un contrabajo, banjos, mandolinas... Quería algo muy orgánico. Además, llevaba tiempo insistiendo en que me consiguieran conciertos en los que pudiera tocar el piano. Cuando apareció Calixto con su propuesta lo vi clarísimo, porque si era Poe y era minimalista, tenía que ser con piano, el instrumento que puede ser el más delicado del mundo y el más contundente”.
Era la primera vez que Maika tenía una temática prefijada sobre la que componer. “Ha sido más fácil, porque me han dejado un campo muy amplio. ‘Desaparecer’ es un concepto enorme y los textos de Poe tienen muchísima chicha. Ambos son como una especie de escudo y la carne que hay ahí detrás es la mía. A veces la libertad es demasiado extensa y es más una jaula. Ha sido la serie de canciones que me ha salido más fluida en toda mi vida”. Puede ser un tanto sorprendente que esa fluidez se haya expresado en lengua inglesa siendo la obra en castellano. “Cuando no existía ni el guión, también se me hacía extraño, porque en teoría tiene que ser un diálogo entre un personaje y otro. Pero luego, viendo la obra, y sabiendo que no es nada intelectual, no molesta en absoluto que haya dos idiomas. De hecho, hay un momento en que digo un par de textos de Poe y los digo en inglés también. Va más allá del idioma. La gente no sale de ahí intelectualizada”. El diálogo al que se refiere Maika es el que, bajo la dirección de Calixto Bieto, mantiene ella misma con Juan Echanove. “Son dos profesionales que tienen la forma de ver el arte, su arte, muy definida, muy intensa y muy coherente. Eso es lo que más admiro de un artista. Al haber sólo dos personas en el escenario, Juan y yo dependemos el uno del otro completamente. Si lo que yo hiciera no fuera de verdad, lo suyo no podría serlo tampoco. Y viceversa”.
En cuanto al futuro, queda la puerta abierta a nuevas experiencias teatrales. “Me gusta, porque me recuerda mucho a la música. Todo lo que digo, lo digo desde el mismo sitio. Pero si creo que algo es demasiado para mí, seré honesta y diré que no”. Y en cuanto a la música, Maika nos anuncia que su quinto disco ya está grabado y podría salir a la venta en enero o febrero. “Es mucho más luminoso de lo que he hecho en años. Un amigo me decía que es como cuando los irlandeses beben y celebran que están tristes. Es como una vuelta al rock. Está compuesto con piano también y en ciertos momentos recuerda al ‘Hunky Dory’ de Bowie, a ese tipo de piano”.
Esa mirada es demasiado cautivadora...