Este EP suena desde la primera escucha como una evolución coherente de Embajadores. ¿Ha tenido algo que ver este año y medio haciendo directos? ¿Qué no se ve a simple vista en Arroz con cosas?
Fernando: Sí, la mejora del sonido en la grabación viene de nuestra mejora real. Al igual que Embajadores, lo hemos grabado en directo, pero gran parte del cambio tiene que ver con nuestra evolución hasta Arroz con cosas. También tiene que ver con la forma de hacer las cosas de Bernardo Calvo (Studio B), que es el productor. Por ejemplo, Javi Brazil (productor de Embajadores) es un poco más de dejarlo crudo y Bernardo de potenciar otras cosas… Eso también hace que suene distinto.
Frankie: Sí, por ejemplo, en cuanto a las cosas técnicas, prácticamente hemos utilizado lo mismo. Pero la forma en la que tocamos ahora es diferente y también el modo en el que hacemos las canciones. Y al tener más seguridad yo creo que hemos tocado también con más contundencia.
Tommy: Creo que en Embajadores las canciones eran un poco más salvajes…
Jorge: Recogía la evolución del grupo, desde las primeras canciones, más sencillas; hasta Sorpresas, que fue la última que grabamos y ya estaba mucho más elaborada que el resto. Cuando nos pusimos a componer de nuevo nos dimos cuenta de que ya no estábamos en esas primeras canciones, como Ernesto o Pantoja. Vimos que teníamos esa especie de confianza entre nosotros como para que nos fueran saliendo cosas más elaboradas, estábamos ya en otro punto.
A la hora de etiquetaros se menciona punk o garaje, pero vosotros también reivindicáis vuestro lado más pop. Incluso en la web de vuestro sello, Limbo Starr, califican al EP como “pop punkoide”. ¿Qué ha pasado?
Fr: Tiene que ver con nuestros gustos. Da igual el estilo de música que nos guste a cada uno. En lo que solemos coincidir es en que haya un poco de melodía. Si a alguien de aquí le gusta el rap, suele preferir que tenga un poco de juego con las voces. Si a alguien le gusta el punk, también le suele gustar que tenga melodías… Nos apetecía hacer voces más melódicas, al igual que con el bajo, guitarras…
Especialmente se nota en las melodías más claras de las guitarras.
F: Es verdad que pasa eso, que muchas veces nos dicen “lo que hacéis es punk” o “no, lo que hacéis es garaje”. No pensamos en eso; y precisamente porque nos gusta el punk, sabemos que no estamos haciendo eso.
J: Tampoco nos ubicaría como banda de pop. Pero hay que reconocer el toque pop que tiene Camellos y ni que fuera algo malo, es lo que hay. Sabemos que tiene su toque y pa'lante.
En vuestras canciones incluís guiños al costumbrismo generacional (sin ir más lejos, el arroz con cosas es uno de los platos estrella de todo veinteañero que comparta piso en el siglo XXI) y habláis de lo que os molesta. Para ello, continuáis utilizando un lenguaje basado en ironía y humor. ¿No tenéis miedo a que la forma acabe desdibujando el fondo, el mensaje?
F: Creemos es que hay distintos niveles de lectura. Puedes quedarte en la superficie y quedarte con la coña o quedarte con el mensaje real. Nos gusta eso, escoger cosas que son un poco poliédricas, tanto en temática como en la forma de abordarlas. Nunca se nos había ocurrido que era un plato de estudiantes, de hecho, nos lo dijo alguien hace poco también y nos sorprendió. El otro día también oímos que Muelle parecía una continuación de Ejecutivo estresado. Nos gusta que la gente saque sus propias conclusiones, a pesar de que nosotros tenemos nuestro propio mensaje, evidentemente.
Fr: Yo agradezco que la mayor parte de la gente no se quede solo en el tema del humor.
J: En Camellos siempre reivindicamos que no somos un grupo de coña, con todos los respetos para los grupos de humor. Es nuestra manera de decir las cosas, pero me parece que estamos muy lejos del “caca-pedo-culo-pis”.
Fr: Ayer hablaba Fer de la cantidad de grupos en castellano que han utilizado muchas veces el humor, incluso de la manera más burda, y que nunca se les ha llamado grupos de humor, como Ilegales.
¿Quizás el indie español siempre se ha tomado a sí mismo muy en serio, incluso al usar las coñas?
Fr: A lo mejor demasiado y se pasan de profundos.
J: Creo que está ahí el punto donde la gente no sabe encajarte. A lo mejor piensan: “nos encajaría en este mundillo pero no hablan de lo duro que ha sido la ruptura con su ex”. Eso no significa que no abordemos temas jodidos. Pero lo hacemos de otra manera. Para nosotros Arroz con cosas nos parece un EP que trata temas un poco chungos como las relaciones. Café para muy cafeteros habla sobre la depresión, pero no en plan “miro las paredes y están grises”.
F: El humor depende de quien lo aborde. El otro día estuve viendo “La Gran Misa Patólica”, espectáculo de Leo Bassi. Mencionaba que el humor es un arma contra el miedo, y que el miedo es un arma muy poderosa. Al final, el humor es el lenguaje entre nosotros y por eso lo utilizamos.
T: Sí, así es como hablamos normalmente en nuestro día a día, cuando comentamos lo que vemos.
J: Al final el tema de hacer las letras es lo que más fácil nos sale, porque nos entendemos al cien por cien.
Fr: Si te quedas solo con que decimos “marichalazo”, pues es una pena, porque hay mucho más.
J: Aún así, creo que la gente ya nos está pillando el truco. A que ya saben cómo eres y cómo utilizas las coñas.
Fr: Y todo el mundo viene en actitud de respeto total.
A propósito de esto, ¿no os veis haciendo una canción de amor en algún momento? Las relaciones no dejan de ser otro gran temazo…
J: Avances habla de una ruptura no superada contada a nuestra manera.
F: Al final, hay también tanta gente hablando del amor… No es un tema que nos molesta, para nada estamos huyendo de él, pero simplemente hablamos de lo que queremos. En Arroz con cosas, sentimos que hablamos bastante de relaciones personales en general.
Habéis comentado que no os sentís muy de la escena madrileña. Ponéis en duda que exista, a pesar de que se os relaciona con Los Nastys o The Parrots. De hecho, con quien más compenetrados se os ve es con Medalla.
J: Es gracioso porque no son de Madrid, y ni siquiera hacemos el mismo tipo de música, aunque entendemos con ellos muy bien. De todas formas, y hablo por mí, eso del sonido Malasaña ¿qué es? ¿Tocar en una banda y ser de Madrid ya es sonido Malasaña?
Fr: ¿O salir por esa zona?
J: Es una gilipollez absoluta. Personalmente me parece una etiqueta absurda, en lo musical no hay nada. Es como si digo “somos sonido Embajadores, así suena el barrio”.
F: Pasó lo mismo en los 80, ¿qué tiene que ver Siniestro Total con Alaska y los Pegamoides o Loquillo con Eskorbuto? Al final sobrevivieron a todas esas etiquetas. Los grupos “olvidados” de “la Movida” fueron los que de verdad fueron “la Movida” y, después, han quedado los más postureros, sin ánimo de faltar, pero es que es la realidad. Los que han salido en programas de televisión y tal son los que han quedado.
Fr: Nos llevamos muy bien con ellos, incluso compartimos durante un tiempo local de ensayo con los Nastys. Ahora, no consideramos que haya un terreno común. Me da la impresión que todo esto es una cosa más ajena a los grupos que se intenta forzar desde fuera. Ojalá hubiera una red real de gente apoyándose. La realidad es que las salas van a su bola y las bandas también. No lo digo en plan pesimista, pero parece más una estrategia de marketing que la realidad.
F: Parece que se está intentando utilizar a la cultura minoritaria como estrategia de marketing.
Fr: De hecho, a mi me parece que lo de intentar generar una escena en Madrid, en parte, es un poco para vender la moto. Si de verdad la hubiera, que sea porque de pronto se han juntado unas cuantas bandas y que son capaces de generar ese aura.
J: En Madrid hay mucha gente metida en la música, con ganas de tocar, que se lo curran. A fin de cuentas, es eso lo que mueve que haya conciertos. Por suerte, eso parece que hace que la cosa esté bien. Sinceramente, ahora mismo las salas complican bastante las cosas de tocar ...
¿En qué sentido?
F: Hombre, tienen que hacer dinero…
J: Está claro que del aire no se come, pero el planteamiento es un poco surrealista. Cuando las salas contratan a una banda, quieren llenar el local. Beneficio mutuo. Lo que no puede ser es que una banda tenga que pagar quinientos euros, que es una pasta, para tocar.
Fr: No te vas a poner a decir por el micro: “Oye, no bebáis nada porque esta gente me ha cobrado un alquiler”, pues no, que la gente se relaje y se lo pase bien. Pero te dan ganas, porque te dicen que si tú no pagas un alquiler no cobran sus trabajadores, que es la maravilla total de comentario.
F: Te haces mil kilómetros para dar un concierto, llegas a la sala y le das mil euros al tío de la sala, al del autobús… Vas generando empleo por España (risas).
J: Resumiendo, que a lo mejor has salido el fin de semana a tocar y has terminado perdiendo dinero y encima el lunes a primera hora de la mañana tienes que estar en el trabajo al pie del cañón, pero es que es lo que te gusta.
F: Al final, también es una inversión.
“Se intenta generar una escena en Madrid para vender la moto”
Después de dos años moviéndoos por toda la geografía española, ¿cuál es el balance entre la idea que teníais cuando salisteis por primera vez de casa y la que tenéis ahora?
F: Salir fuera no nos pilló por sorpresa. Estábamos en grupos antes de formar esto y cuando lo hicimos era ya con esa intención. Pero esta vez nos ha salido bien.
Fr: Una cosa guay de los conciertos de Camellos es que haya más o menos gente, la que te encuentras está muy convencida. Pero, a nivel regiones, la cosa es muy irregular. Hay zonas en las que se le da a la música mucho impulso, como Galicia y otras que están totalmente muertas. Barcelona la veo bastante irregular, muy grande para tan pocas salas y tan separadas. Sin embargo, siempre que tocamos allí sale súper bien.
J: Todos veníamos de bandas y sabíamos lo que era. Con Camellos parece que sí estamos logrando cosas. Por ejemplo, cuando empezábamos, ninguno pensamos que fuéramos a grabar de esta manera. Nos han salido las cosas guay, haciendo lo que realmente nos gusta.
Fr: Totalmente, porque tampoco hemos almibarado nada para que entre mejor.
J: Lo bueno de la música es que hay chorrocientas bandas para elegir, pero parece que a la gente sí le gusta lo que hemos hecho y que cada vez va todo mejor. Hace poco tocamos en la Sala 0 y ha sido el mejor en energía con la gente. Que el último concierto que has hecho en tu casa te deje esa sensación es muy guay.
F: Por hacer un retrato muy gráfico, el primer ensayo éramos Paco y yo en mi casa leyendo los ingredientes de una lata de Estrella Galicia para hacer las letras y el último concierto lo hicimos para Estrella Galicia. Es un retrato bastante clarificador y literal de lo que esperábamos y lo que hemos logrado (risas).
Imagino que al salir de Madrid también veis que está todo el mundo igual…
J: Sí, conoces bandas que juegan en tu misma liga y es lo mismo. Ves un grupo que te flipa en nosedonde y llenan la sala, y sin embargo otro día los ves en otra parte y estáis tú y el camarero y dices: ¿cómo puede ser? ¡La misma banda y haciendo lo mismo! A nosotros nos ha pasado, hemos hecho llenazos y palmadones, tocar en Albacete para 3 personas, literal.
Y cuándo pasa ¿qué haces?
Fr: Pues nada, lo mismo. A ver, si fuera todo el rato así dices: “algo pasa”, pero si es puntualmente pues nada, piensas que son cosas que pasan…
J: Eso, que es parte de la magia, vamos a llamarlo. Y lo que tienes que hacer es lo mismo, como si tocaras para cien. No tocar es una idiotez.
El formato EP parece el más adecuado en estos tiempos que corren. ¿Tiene que ver Arroz con cosas con eso?
F: Cuando sacamos el LP fue porque nos lo ofrecieron y nos pareció una idea buenísima. Organizamos todas las canciones que teníamos para que, en vez de un greatest hits, el disco tuviera un poco de sentido. Y ahora, hemos hecho un disco de cuatro canciones que nos apetecía sacar y que tiene sentido total. Nos apetecía hacer un concepto cerrado con pocas canciones.
J: Se nos ofreció la posibilidad de guardarlas para un futuro LP, pero dijimos que no. Estas tenían que ir en un EP, en el mismo paquete.
Fr: Entiendo por qué lo dices, pero creo que no es nuestro caso. No es tanto adaptarlo a cómo se consume o lo que se espera. Pero no era lo que buscábamos realmente.
F: Nuestra forma de consumir música no es por canciones sueltas, sino obras artísticas completas, un disco entero. Y eso ha influido en cómo lo hemos hecho.
“Que no hablemos de la ruptura con nuestra ex no significa que no abordemos temas jodidos”
Habéis comentado que la temática son las relaciones. ¿Podéis contarnos un poco más?
F: Vemos que mucha gente trabaja el tema de las temáticas y nosotros también lo hemos querido hacer así en Arroz con cosas. Somos muy poco evidentes en todo en general, por ejemplo, en Ejecutivo estresado, hasta que no rascas un poco no ves de qué va. En Arroz con cosas pasa lo mismo, pero va de relaciones personales.
J: Como anécdota, se grabó hace un año, lleva mucho tiempo hecho.
¿Os apetece seguir publicando EPs?
T: Ya veremos. Si surge un EP, haremos un EP…
J: Cuando nos ponemos a componer es realmente cuando vemos donde hay que sacar la tijera. Es lo que pasó, nosotros no terminamos el disco y dijimos, “venga, vamos a preparar un EP”. Vimos que teníamos cuatro canciones que eran un pack y que debían ir juntas. Evidentemente, podíamos haber esperado a incluirlas en un LP, pero íbamos a sentir que era otra movida. De hecho, la temática es un poco oscura. No lo parece a simple vista, pero ese es otro factor que nos hizo pensar que esto debía ir por libre.
Fr: Volviendo a lo de antes, es que no acabo de entender esto que hace la prensa de: “y con solo dos canciones nosequé”. Parece que tiene mucho más mérito hacer solo una canción que haber hecho un disco. A veces lo que se hace es que desaparece todo lo anterior, se retoca, se regraba…
F: Alt-J borró su historia para escribirla de nuevo, y ahora son un grupo de culto…
Fr: ¿Hay que subirse al carro de sacar canciones sueltas y que todo sea super inmediato? ¿Qué más da eso?
Hay artistas que directamente publican el vídeo antes que la propia canción. ¿Cómo os planteasteis el de Café para Muy Cafeteros?
J: A mi me hace mucha gracia porque realmente es una radiografía de lo que realmente es Camellos. Porque son grabaciones que se han hecho en los hoteles o sitios, sin intención de que eso saliera ni nada. Un día dijimos, “¿y si le pasamos esto a Enrique (Villaluenga, director del vídeoclip)?”.
Fr: Aunque censuramos cosas… (risas)
F: Nos gustaría tener más vídeos. Aunque eso nos ocuparía tiempo; y al final lo que nos gusta es hacer música. Al final hay que priorizar.
J: En Embajadores solo hay un videoclip. En Arroz con cosas lo hemos enfocado de otra manera, y quizás de ahora en adelante intentemos apoyarnos más en lo visual. Pero las prioridades están claras.
F: De hecho, antes hemos invertido en merchandising, que hicimos hasta mecheros. Que parece como que ahora eso se ha perdido. El otro día estábamos tocando en Sevilla con más bandas y los únicos que llevábamos merchan éramos nosotros. Quizás centrar la obsesión en los videoclips hace que ni siquiera se molestan en bajar del escenario y vender su merchan.
Fr: La gente prioriza la imagen en internet porque. Con que subas un vídeo de solo 30 segundos, se come la canción, arrasa.
J: Empezamos por Facebook. Pero donde funciona mejor es en Instagram.
Fr: A mí me hace gracia que haya gente que cuelga más fotos que música. Pero claro, es que les funciona muy bien.
Todo lo visual os lo lleva el quinto miembro de Camellos, Jota. ¿Es Tommy el de la portada?
T: Si, es una foto familiar, del 96.
J: Tenemos grupos de WhatsApp con amigos que son auténticos vertederos de internet. Un día pasando mierdas salió esta foto y fue como que nos quedamos impactados.
F: A Tommy no sé si le pareció tan bien (risas).
J: A su familia le encantó.
T: Mi hermana está encantada, se cree que es famosa en España.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.