Sin trampa ni cartón; sin asombrosas probaturas ni giros inesperados del guion. Y con numerosos aspirantes a convertirse en clásicos del repertorio en directo del trío.
La referencia se impone, cuando se trata del contenido, como un disco continuista con respecto al catálogo clásico del grupo, tras destilar su más pura esencia con base en rock de aspecto tradicional, pespuntes acústicos, aromas desérticos y tintes cinematográficos de western. Con las figuras de Ennio Morricone y Ry Cooder siempre en el horizonte, tal y como recalca el propio Javier Vielba. El carismático vocalista nos regala media hora de distendida conversación vía zoom, con la que conocer más acerca de “Salvation” y, de paso, de la propia esencia de Arizona Baby.
Este nuevo disco suena a Arizona Baby por los cuatro costados, y lo digo como algo positivo: la pura esencia del grupo supura a lo largo y ancho de “Salvation” y no hay una ruptura clara con vuestro pasado genérico ¿Queríais hacer un disco continuista que, sencillamente, gustase a vuestros fans?
Sí, sí, totalmente. Y celebro que lo percibas así y ojalá nuestro público habitual lo coja con ganas. Esto es como cuando una pareja cumple las bodas de plata, que hay que recordar por qué se casaron y por qué se enamoraron. Hay que soplar la brasita para que vuelva a haber llama. Es una celebración de lo que nos unió en un primer momento. Como grupo y también al grupo con su público. Eso no significa que el resto de la gente no está invitada a la fiesta: todo el mundo es bienvenido. Si no llegaste a tiempo del primer viaje, ahora tienes otra oportunidad. Eso puede pasar por muchos factores, como, por ejemplo, la edad. Date cuenta que desde “Second To None” (Subterfuge, 09) han pasado ya catorce años. Y esto es música popular y música urbana. Puede parecer que como tenemos un sonido acústico y hay mucha conexión con el folk norteamericano, lo nuestro no fuese urbano en absoluto. El folk y el blues hace mucho que pasaron del medio rural al urbano, no todo es estar en Lauren Canyon con los pajaritos y mirando a la montaña, y en el fondo esto se trata de música popular. La música de raíz no tiene por qué estar en museos y puede seguir estando con el pueblo y con la gente. No hay que academizarlo ni intelectualizarlo más de lo necesario, para que no se pierda la conexión con la gente.
“Entramos al estudio con las canciones trabajadas, pero dejando algo de hueco a la inspiración del momento
¿Cómo ubicas, entonces, “Salvation” con respecto al resto de discografía de la banda?
Arizona Baby seguimos en nuestros trece, y aunque han pasado los años seguimos con energía, ilusión y alegría. Y este disco no es nostálgico. Es renovador, pero haciendo lo mismo: nosotros no cambiamos, pero como el contexto cambia, pues al final nosotros seguimos cambiando. Si hubiera algún tipo de ruptura, quizá sería con los dos discos anteriores, en los que intentamos abrir un poco el abanico de colores, incluyendo algunos instrumentos que no llevamos en directo con la intención de embellecer alguna canción. Este disco se parece más a los dos primeros: se grabó con la formación con la que vamos a los escenarios y no habrá que adaptar mucho el disco al directo, porque no hay añadidos que tengas que reformular para que funcione. Está grabado todo en directo y esa era el objetivo: hacer un disco directo, crudo y sin artificios, que ya fuese por sí mismo la antesala del directo.
El caso es que el disco llega cinco años después del doble álbum “Sonora” (Subterfuge, 18), en forma de álbum cortito y al pie, de esos que apetece volver a poner otra vez en cuanto termina ¿Teníais claro que debíais buscar ese contraste con respecto a vuestro paso previo?
Sí, porque el disco anterior nos encanta (en realidad, estamos satisfechos con el resultado obtenido en cada momento con cada uno de nuestros discos), pero es cierto que el planteamiento es bastante diferente. “Sonora” lo grabamos en tres estudios diferentes, en tres ciudades distintas, con tres ingenieros de sonido diferentes, y fue un disco (entre comillas) faraónico. Y ahora, hemos seguido en planteamiento de cuando grabamos “Second To None”, que grabamos y mezclamos completamente en tres días con Paco Loco, al que deberíamos preguntar si alguien ha llegado a batir nuestro récord de grabación rápida de elepé. Hasta hace poco, seguro que lo manteníamos. Ahora se intentó hacer algo similar y grabamos diez canciones en cinco días, con la misma filosofía de entrar con las canciones trabajadas, pero dejando algo de hueco a la improvisación e inspiración del momento de estudio. Hay una atmósfera y un sonido que impregna todo el álbum, en una conexión con los primeros discos, mientras que, por ejemplo, en “Sonora” hay distintas atmósferas y contextos. Este álbum se grabó en abril y seis meses después ya está en la calle.
Esa atmósfera que comentas es muy cinematográfica y, más concretamente y con frecuencia, apunta al western. Algo habitual en Arizona Baby, pero quizá incluso remarcado de forma específica en esta ocasión...
Ennio Morricone y Ry Cooder son influencias básicas para nosotros, cómo no. Son pilares de nuestro sonido. Y luego hay que sumar gente increíble: De Django Reinhardt hasta Rodrigo & Gabriela, pasando por Paco de Lucía o Chet Atkins. La esencia orgánica de grandes guitarristas que está muy presente en nuestra música y en nuestra forma de enfocarlo: esos aires entre lo folclórico y lo cinematográfico. Nos gusta que a veces tenga un tono crepuscular, que te evoque imágenes en la mente. También hemos pensado en el álbum como un elepé de vinilo, retomando con aquello del disco cortito y al pie que decías antes. La duración está muy clavada: cinco canciones por cada cara y no llega a veinte minutos en cada cara, para que el vinilo suene lo mejor posible y que los surcos no estén apretados. Aparte, tenemos otro máster para digital.
“Los conciertos del ‘MTV Unplugged’ de los noventa legitimaron para nosotros la guitarra española”
Lo has mencionado antes y he leído que en la grabación de “Salvation” rondaba el espíritu del Laurel Canyon de los setenta ¿De qué manera ha influido aquella escena en estas canciones?
¡Es que si ves el Estudio La Mina es acojonante... es el propio Laurel Canyon! (Risas). Parece que estás en una casa en la que vivía Joni Mitchell, Neil Young, James Tylor o Zappa y toda esta peña. Toda esa escena folk/rock de la Costa Oeste es muy importante, claro. Es evidente en un grupo como Arizona Baby: desde Crosby, Stills & Nash hasta gente que, de algún modo, también andaba un poco por ahí como Creedence Clearwater Revival o Grateful Dead. Esa escena es fascinante por todo ese meollo conspiranoico que me gusta a mí: la CIA, la familia Manson... Es todo muy sugerente para dar rienda suelta a la imaginación y fantasear con opciones de todo tipo. Es muy inspirador. Tampoco somos un grupo que pretenda hacer un ejercicio de estilo o un revival al uso: componemos nuestro propio colage tras beber de muchas influencias. También de Love, Jefferson Airplane o The Doors, que son fundamentales para nosotros. Y luego está ese mundo del que hablábamos antes, que se acerca más al cine y la música de raíz. Somos chavales de los noventa y, entonces, también hubo un auge de los sonidos acústicos, con la serie “Unplugged” de la MTV. Todo eso influye, porque nos pilló chavalines y legitimó para nosotros la guitarra española y la guitarra acústica. Alice In Chains, Nirvana, Blind Melon, Pearl Jam. Luego Johnny Cash con sus “American Recordings”. Todo eso hizo que nos tomásemos la guitarra acústica tan en serio como la eléctrica. Es un viaje muy bonito guiado por una gran melanomanía y que viene de escuchar artistas muy variados.
Todo eso en cuanto a influencias, pero referido a temática ¿Qué te ha motivado a la hora de componer las nuevas canciones? ¿De dónde ha venido la inspiración que ha derivado en los nuevos temas?
Hemos buscado una atmósfera sónica y las letras han estado muy al servicio de la música, algo que, por otro lado, es habitual en Arizona Baby. No es un álbum conceptual ni mucho menos, y las canciones no tienen una continuidad entre ellas, pero sí que veo que hay un concepto y un hilo conductor (también puede verse algo en la portada, que me gustaría que la gente adivinase qué es, porque tiene su miga y es algo íntimamente relacionado con los directos de Arizona Baby) y ese título, “Salvación” en español pues bueno... da una pista: si la verdad nos hará libres, el arte nos hará inmortales. La música no sé si nos podrá hacer libres, pero sí felices (Risas). La portada es un poco cósmica, un poco space-rock. Si suponemos que hay unos hilos en este gran teatro del mundo, en este gran guiñol, con las élites mandando en el mundo... ¿Cómo podemos cortar esos hilos sin caernos como marionetas? Se trata de buscar esa salvación a través de lo humanístico, de las artes, y de lo que nos une. Hay mucho existencialismo y perseverancia en las letras. Son tiempos muy virtuales, digitales, de relato, de narrativa... muy de postureo, de lo que muestras y lo que escondes. Toca mirar detrás de la cortina y ver cómo es el mago de Oz.
Ya para terminar quería preguntarte por un tema que ya ha salido tangencialmente antes en la charla: los directos ¿Cómo van a ser los conciertos de esta gira?
Hemos hecho algún concierto previo de calentamiento, pero oficialmente comenzaremos en León el 10 de noviembre, justo el día que sale el disco. El planteamiento es renovar mucho el setlist, sobre todo con respecto a la gira anterior. A lo largo de una gira vas enlazando y metiendo canciones que funcionan mejor y quitando otras. Ahora hay que volver a rehacer el setlist. Como este disco es cortito, lo vamos a tocar entero, de pe a pa. Como nuestros conciertos suelen ser de noventa minutos, será media hora del disco nuevo y una hora de repaso a nuestra trayectoria, con especial hincapié en canciones que a lo largo de los años no se han tocado mucho en directo. A ver, un “Shiralee” habrá que tocarlo, porque al público no hay que darle lo que quiere, pero sí lo que necesita. Pero queremos darle visibilidad a canciones que se han tocado poco o nada en directo, y combinarlas con el disco nuevo. A los que nos siguen de siempre les puede molar encontrarse con canciones que normalmente no tocamos, y gente que se acerque de primeras... pues son canciones igual de buenas que las otras y así puede que sigan investigando en los discos. También hemos cambiado la configuración del escenario: ahora estoy yo en el centro y, a los lados y un poco atrás, Guille a un lado a la batería y Rubén al otro a la guitarra. Nos parece interesante que todo, de manera muy sencilla, siga mutando. Sin perder la esencia, pero adoptando otras formas.
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