Nos encontramos con Anna en un hotel de Madrid. Menuda, exquisitamente educada y cercana, la cantante, guitarrista y compositora habla casi susurrando para diseccionar un disco grabado esencialmente en los estudios Konk de Londres por Nick Launey (Nick Cave, Yeah Yeah Yeahs), y en el que se han involucrado a fondo Adrian Utley (Portishead) y el sobrio bajista de los Bad Seeds, Martyn Casey. Un auténtico dream team con el que ha hecho un álbum especial que reivindica un feminismo que difumina las barreras de género. Y que la acerca más a los nombres míticos a los que se la ha comparado, de Kate Bush a PJ Harvey.
Se suele decir que el segundo disco es el más difícil, pero teniendo en cuenta que han pasado casi cinco años desde One Breath (Domino, 13), da la impresión de que éste te ha costado más. ¿Es así?
Mmm. No es que fuera tan arduo, lo que pasa es que no quería sacar algo antes de que me pareciera que estuviera bien, así que me tomé el tiempo necesario hasta estar completamente satisfecha y feliz con él.
La cuestión es que no se parece a la mayoría de los discos que se publican hoy. ¿Cómo llegaste a este sonido?
Quería que fuera visceral y emocional. Y primario con mis voces y también con la guitarra. Ésa fue siempre mi idea. Trabajé con (el productor) Nick Launay, que ha hecho algunos discos asombrosos, como los de Nick Cave. Conecté con él desde el primer momento. Creo que fue capaz de adivinar y entender mis ideas, lo cual nos llevó a una colaboración fantástica, porque normalmente el productor quiere terminar e irse a la cama a las once, pero nos quedábamos trabajando hasta las cinco de la mañana. A ambos nos apasiona la música: no hacemos esto por ambición, sino por amor al arte. Él no está interesado en forrarse, y siempre es alucinante encontrar a alguien que ve las cosas así, de una manera tan pura. Ambos queríamos ir lo más lejos para hacer el disco más especial que pudiéramos. Ha sido una relación muy especial.
¿Fue tu primera opción?
Bueno, tuve un par de reuniones con productores, pero nada más conocerle me di cuenta de que era él. Durante toda mi carrera había estado buscando a un productor que entendiera lo que hago. Es como encontrar pareja o algo así. Así que… le he encontrado. ¡No se va a escapar! (risas).
Desde un punto de vista técnico, ¿fue complicado? Por ejemplo, el sonido de algunas baterías es muy diferente a lo que se suele hacer hoy. No tanto, en realidad. El sonido está parcialmente influido por el disco de P.I.L. que (Launay) hizo, Flowers of Romance (1981). Me encantan las baterías de ese álbum, y le preguntaba constantemente si podríamos tener baterías así. Él me decía que mucha gente le hablaba de esas baterías, pero que luego no las metían, así que estaba encantado. Sus habilidades como productor son increíbles.
"Trabajar con gente con tal bagaje musical ha sido una pasada"
Además de ese disco de P.I.L., ¿qué otros artistas te inspiraron?
Mmm (largo silencio). No creo que hubiera cosas específicas, más allá de ese disco. No quise copiar nada.
Los créditos del disco abruman un poco, de hecho. ¿Cómo fue tener como banda a gente como Martyn Casey y Adrian Utley?
Tuve mucha suerte de contar con una banda tan buena. Adrian tiene muchísimas guitarras, bajos y sintetizadores alucinantes. Y Martin pone el alma en su bajo y aunque su estilo es sencillo, tiene un groove alucinante, así que…sí, fue una pasada trabajar con ellos. Es gente con muchísimo bagaje musical.
Hunter (cazadora) es una palabra potente. ¿Por qué este título? ¿Cuál dirías que es el tema del disco, si es que hay una idea detrás de las canciones?
El disco se cuestiona la idea misma del género. Quería ver qué significa en realidad, y cómo de lejos podía llevar ese cuestionamiento. Explorar esa idea de ir más allá del género o de las clasificaciones, porque es algo que nos limita a todos. Nos dicen que tenemos que ser esto, y ya está. En ese sentido, creo que es un disco feminista. En el sentido de que hombres y mujeres estamos constreñidos por esta especie de presencia patriarcal que obliga a que los hombres sean hombres y las mujeres, mujeres. Quería que todo el mundo se sintiera libre, que estas categorías no fueran tan rígidas. En cierto modo, planteo una idea utópica en la que se prescinden de estas etiquetas. De ahí que recorra todo el disco el tema y el sentimiento del Edén (nombre de una canción), de algo precioso. Tratar de imaginar algo mejor de donde estamos.
¿Pero qué pretendías con ese título?
Bueno, me gustaba la idea de aplicar esta palabra a una mujer, porque supuestamente son las mujeres las que son “cazadas”. Se trataba de darle la vuelta. Además, da la impresión de que si te sientes segura no puedes ser a la vez vulnerable o débil, cuando está claro que en nuestra vida todos nos sentimos ambas cosas a la vez, cazadores y cazados.
Hablando de feminismo, ¿qué opinas de los recientes movimientos que hemos visto últimamente?
Creo que es muy bueno que más mujeres se cuestionen las cosas y lo que tenemos. Pero sobre todo, necesitamos que más hombres se den cuenta de que el feminismo les libera a ellos también. Esa idea de que los hombres tienen que ser fuertes y saber lo que quieren en cada momento no ayuda y es irrealizable, porque no somos así: las mujeres nos podemos asustar y ellos también. No se puede esperar que todo el mundo se comporte de una determinada manera. Decir que un hombre no puede sentirse en absoluto amenazado no es verdad.
¿Pero cuál es la barrera para no caer en el panfleto? ¿Supongo que plantearlo de un modo sutil?
Creo que hay que plantearlo de modo personal. No se trata de hacer grandes manifiestos, sino de hablar del tema con pasión. Yo me lo tomo apasionadamente y escribo de ello. Quiero ser lo más directa que puedo, pero de un modo íntimo.
¿Te sentiste especialmente expuesta con algunas de las letras? ¿Lo buscaste?
Lo quería así. ¿Qué sentido tiene, si no? Hay tantísimo ruido en este mundo que no tiene sentido si no puedes hacer algo real, verdadero.
También es complicado clasificar tu música en un género específico. Y más con este disco. ¿Es algo en lo que también te reconoces?
Sí, y lleva su trabajo, porque toco la guitarra, que siempre se asocia mucho al rock. Soy guitarrista pero no quiero ponerme una etiqueta. ¿Es pop, es rock? Yo tampoco lo sé (risas).
Hablando de tu instrumento: consigues sacar sonidos realmente raros y poco comunes. ¿Qué buscabas?
Quería que la guitarra fuera muy expresiva y emocional. Y con un sentimiento de libertad. Como si estuviera expresando toda esa libertad que desearía tener. Ésa era la idea.
¿Cómo ha cambiado tu manera de tocar en estos años, si es que lo ha hecho?
Tengo más pedales que antes (risas). Solía tener uno de reverb y ya está, pero poco a poco me he metido con el chorus y es apasionante. Pensaba que tenías que ser capaz de sacar tu sonido sólo con tus dedos, pero también es necesario que los sonidos que sacas te emocionen e inspiren. Y ésa es la diferencia principal, que he asimilado más tonos y sonidos que los que tenía con el primer disco. Exploré un montón de sonidos diferentes. Me gusta que cada sonido refleje lo que pasa en cada canción, en lugar de reverb y ya está. Ha sido divertido que la guitarra estuviera como más desatada.
Has hablado antes de la idea de “utopía”, y tengo la impresión de que es uno de esos discos raros que te transportan a otro mundo.
Sí, sí, intenté que las canciones fueran muy visuales, para que pudieras bucear en este mundo. Para que todo lo que oigas tenga sentido en ese universo. Todas las decisiones que hice en cuanto a la instrumentación y la producción fueron encaminadas a servir la historia de cada canción. Quería ser muy clara, que nadie pudiera negar mis intenciones.
Me sorprende también la naturalidad y crudeza de tu interpretación vocal porque nos llegan muchos discos con el sonido de la voz totalmente procesado y sobreproducido. Es una decisión valiente, en estos tiempos.
Eso es verdad. No sé cuál es la tendencia en España, pero en Inglaterra, ahora mismo, cuanto menos emoción tenga la voz, mejor. Lo cual, sinceramente, no puedo entender. Quizá no lo entiendo porque los cantantes que me gustan, cantantes del pasado, tratan de expresar todo el sentimiento de lo que quieren expresar con su voz. No se trata de que la voz sea perfecta, sino que emocione, porque somos seres emocionales. Y yo quería hacer esto: si quieres mostrar emociones ni siquiera necesitas las palabras, usa los sonidos. Es lo que siempre he intentado hacer con mi voz.
"No quiero ponerme etiquetas, yo misma no sé lo que hago"
Tengo un par de preguntas sobre canciones específicas. Me ha llamado la atención la delicadeza de Away. ¿Cómo llegaste a ella?
Si consigues dejar de luchar y despojarte de todo llegarás a ser más fuerte, porque ya no tienes nada. Es como plantar la semilla de una persona que consigue asimilar cualquier sentimiento. Se refiere a esos momentos en que te das cuenta de que has aprendido algo sobre ti. Habla de la posibilidad de dejarlo todo atrás.
Otra corte que destaca es Don´t Beat The Girl Out of You. ¿Me puedes hablar de él?
Claro, es una canción que habla de evitar las clasificaciones. Chico o Chica, eso depende de lo que decida cada individuo. No tiene que ser el Estado quien te meta en una caja y defina si eres macho o hembra. Eso es limitar la enormidad de la experiencia humana. Es una especie de celebración de esa idea.
Para ir terminando, ¿cuál es tu posición respecto a los nuevos canales de distribución de música y cómo ha cambiado todo?
Me encanta el hecho de que puedas encontrar cualquier cosa en Spotify. Eso es increíble. En términos de cuántos músicos están ganando dinero, no lo tengo tan claro, no tengo suficientes elementos de juicio. Pero es genial que la gente esté comprando más vinilo, porque creo que es el formato ideal para un álbum.
Pero a nivel personal, ¿a una artista como tú le cuesta hoy más ganar dinero?
Es que ya era complicado cuando empecé. Yo no he conocido la época de cuando había dinero (risas).
¿Cómo serán los conciertos de la gira de presentación de este disco? (La entrevista se hizo semanas antes de que Calvi empezara la temporada de festivales).
Creo que serán más viscerales, y supongo que extremos, que antes.
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