Joel Gibb acaba de llegar desde Toronto para presentar su nuevo trabajo, “Awoo”, en el BAM barcelonés. Acostumbrado a un clima esencialmente frío, se sorprende de la humedad que se respira en Barcelona a finales de septiembre.“¿Es siempre así?”, nos pregunta con un interés sincero y, lamentablemente, no podemos responderle: desde hace un tiempo, los fenómenos atmosféricos son difíciles de encasillar, igual que pasa con los estilos musicales, que se llenan de prefijos e ismos y nos descolocan. Los encargados de redactar el libreto del BAM, por ejemplo, han considerado que los Hidden Cameras, además de venir del Reino Unido en vez de Canadá, escriben canciones de “pop clásico con pinceladas de afropop” (tiembla, Salif Keita: te han salido unos serios competidores). “A lo mejor alguno de los efectos de guitarra que utilizamos pueden recordar muy vagamente al afropop. Pero no creo que ni por las estructuras ni por el contenido de nuestras canciones se nos pueda colgar esta etiqueta”.
"Es el día a día lo que nos hace creer que somos lo más importante, y no es así" |
Aunque el nuevo material escrito por Gibb siga insistiendo en lo que son sus dos grandes temas, el sexo y la muerte, en este caso el discurso cambia la anterior provocación –que solamente consiguió que parte de la crítica y del público obviara sus cualidades musicales– por una mayor abstracción que da mayor protagonismo a los ángeles, al cielo y a los sueños. “Quizá porque siempre fui a la iglesia son temas en los que pienso constantemente. ¿Qué significado tiene la vida, si es que tiene alguno, y a dónde vamos cuando morimos? Son preguntas que me planteo desde un punto de vista cercano al agnosticismo: no quiero presumir que conozco el significado de la vida igual que lo hace la religión o la ciencia. Escribo canciones porque tengo este tipo de dudas, y sé que no las voy a resolver. De acuerdo: también pienso en cuestiones más prosaicas, como por ejemplo, ¿qué voy a cenar esta noche?, pero quizá este no sea el mejor tema para una canción…”. En “Awoo” la temática de las canciones puede llevarnos hasta la pérdida de la sombra (“She’s Gone”), el (frustrado) sacrificio bíblico de Isaac por Abraham (“Fee Fie”), la canción de amor con final oscuro (“Heaven Turns To”) y cierta vena resistente e inconformista (“Hump From Bending”) que entronca con el motivo de titular este cuarto disco con el aullido de los lobos. “‘Awoo’ no es solamente una palabra: es una expresión de libertad que se pronuncia cuando se rompen las cadenas de la cultura y el lenguaje, cuando se busca algo diferente que lo que te ha sido dado por el sistema educativo, tus padres y el gobierno. Creo que el lenguaje ha creado, a lo largo de la historia, grandes diferencias entre la gente: es algo que nos limita muchísimo, además. Quizá si nos comunicáramos con algo más universal como la música progresaríamos más como humanos”. En sus canciones encontramos perlas como “Aprender la mentira es como vivir la vida” (“Learning The Lie”) o “La creciente desazón que precede al dolor” (“Hump From Bending”), y todo ello condimentado con gráciles notas tan luminosas como las de “The Smell Of Our Own” (Rough Trade, 03) o “Mississauga Goddam” (Rough Trade, 04). “Aunque sé que el simple hecho de vivir ya es un milagro he escrito algunas canciones realmente pesimistas donde retrato seres humanos egoístas, violentos y degradados. Si se dieran cuenta de lo insignificantes que son… Es el día a día lo que nos hace creer que somos lo más importante, y no es así”. Mezcla de alegría y dolor, las canciones de “Awoo” ofrecen, a nivel musical, un cambio importante: la ampulosidad y magnificencia de “Ban Marriage” o “Boys Of Melody” han dado paso a un sonido más reducido que opta por la instrumentación precisa tanto en sus muestras más proteínicas (“Death Of A Tune”) como en su vertiente más bucólico-folklórica (“Wandering”). “Los anteriores discos eran muy densos, a nivel instrumental, y es algo que aún me gusta, aunque en ‘Awoo’ haya intentado hacer algo diferente como es dotar de protagonismo a instrumentos muy variados. De esta manera las canciones respiran más y suenan más guitarreras. Los elementos orquestarles ya no son dominantes, ni tampoco el muro de sonido, que cada vez va a tener menos presencia en mis discos”. Darán cuenta de ello las dos o tres próximas entregas del grupo para las que Gibb ya está trabajando desde hace meses. Una de ellas quiere dar su visión particular de la psicodelia.
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