Como en sus canciones, cuando responde al teléfono desde Londres, Angel Olsen no se deja nada. La de St. Louis tiene un punto excéntrico que su creciente popularidad no ha domesticado. Turbulencias sentimentales marcan un cuarto LP en el que las orquestaciones suntuosas, los sintetizadores y la coexistencia de géneros enriquecen el lenguaje musical de la artista, con la brújula de Kate Bush o la poco reivindicada Sinead O´ Connor como referencias de su apasionada forma de entender el pop. Olsen lo presentará en Madrid y Barcelona, en formato de septeto, en enero. Recuerda con cariño su reciente paso por el Teatro Calderón de Madrid.
Estamos ante tu álbum más introspectivo. ¿Qué fue la principal inspiración para componer estas canciones?
Bueno, un segundo (breve pausa). Lo siento: hacía mucho calor en mi habitación. ¿La inspiración? Hubo varios cambios muy grandes en mi vida, supongo. Sí. Pasé momentos difíciles con varias personas, y fue muy humillante. Supongo que salí por el otro lado. Evalué ciertas cosas hasta que me sentí mejor. En el proceso, estuve componiendo y reflexionando. Una parte de ello, obviamente, ya me había sucedido a lo largo de mi vida. Hay cosas que ya me han pasado en varias relaciones (risas amargas): alguien dice que me apoya y me entiende pero nunca es realmente capaz de apoyarme como compositora o tiene dificultades para conectar conmigo, porque estoy fuera todo el tiempo. Creo que es una lucha constante para cualquier artista, no es que no lo supiera.
“Jamás pensé, ni remotamente, que acabaría en esta posición y creo que no hay nada malo en disfrutar de ella. Ha sido suerte y trabajo duro”.
Dices en la nota de prensa que querías aislarte del ruido que te rodeaba. ¿Te refieres también a la política?
Supongo que a todo, pero éste es más personal. No me avergüenza decirlo. No voy a decir el nombre de una persona específica, ni es un disco sobre una persona concreta, pero me rompieron el corazón unas cuantas veces. Lo más importante que aprendí al respecto, es que está bien tener un corazón y saber cómo es. Que alguna vez te lo rompan te lo recuerda. Es algo tan sencillo como difícil.
Es el disco más complicado que has hecho en cuanto a instrumentación, con todos esos arreglos de cuerda y teclados. ¿Fue difícil llegar a ello? ¿Tuviste alguna inspiración concreta?
Lo primero que hice fue grabar las canciones en formato casi de maqueta. Versiones muy minimalistas, sin orquesta ni nada. Luego, en Halloween fui al estudio, volví a casa, fui a una boda y estuve de vacaciones, y después en enero y febrero organicé la preproducción con algunos arreglistas de cuerdas. Fue mucho trabajo porque tuve que comunicarles lo que quería. No quería ser sofisticada sólo por serlo. Quería que las cuerdas y los sintetizadores fueran reactivos a lo que yo estaba diciendo, así que tenía que conectar con las personalidades adecuadas. Jherek (Bischoff, músico y arreglista) me entendió inmediatamente. Tiene más experiencia, ha hecho orquestaciones para gente de todo el mundo, pero yo quería involucrarme en ello, y a él le encantó esa idea también.
Ya…
Y luego tengo un amigo, Ben Babbitt, al que conocí hace diez años en Chicago, cuando empezaba a darme a conocer tocando en galerías y sitios así, con gente muy intelectual. Después de mudarme a Los Angeles había perdido el contacto, pero le pregunté si quería tocar el piano. Le mandé las maquetas de las primeras cosas que habíamos grabado en Washington, y me las reenvió con sus partes de piano. También decidió enviarme cincuenta pistas con arreglos de cuerda, y me impresionó mucho. No tenía ni idea de que era capaz de hacer algo así. Creo que lo hizo para demostrarme que quería formar parte de esto. La mayoría de la gente que compone arreglos orquestados se limita a programar, no sabes qué se puede llevar al directo, pero él grabó lo que iba a ser. Me impactó que le dedicara tanto tiempo. Le escribí diciéndole que era increíble, que íbamos a usar todo lo que pudiéramos. Lo hicimos en “Tonight”, que para mí es la pieza central del disco. Acabó haciendo los arreglos de “Endgame” y colaboró con Jherek en “All Mirrors”. No te puedo describir cómo te sientes cuando compones algo y luego alguien lo toca de esa manera. Es muy diferente. En disco suena genial, pero cuando lo tocaban en directo me quedaba sin aliento, era tan bonito. Estoy orgullosísima de haber trabajado con ellos.
Además, repites con John Congleton (Spoon, Sharon Van Etten, Wild Beasts), que en estos años se ha hecho un hueco cada vez más importante como ingeniero y productor.
También estoy feliz de haber trabajado otra vez con John, porque cuando lo hice por primera vez, estaba empezando y me estaba encontrando en directo, no sabía realmente cómo desenvolverme en el estudio. John siempre me estaba preguntando cuándo volveríamos a hacer un disco juntos. Yo quería volver a tener tiempo para trabajar con él, porque hay mucha sinceridad en nuestras conversaciones. No es que siempre vayamos en la misma dirección o estemos en la misma onda, pero tenemos una relación muy directa, constructiva y real.
Ahora que lo dices: los discos que graba John me suenan muy “reales”, y creo que es una cualidad muy a tener en cuenta en canciones como las tuyas. ¿Buscabas esto también?
No sé cómo lo hace con otra gente, pero con mis canciones él valora que para mí sea tan importante que las letras se entiendan. Creo que su estilo no es sobreproducir, sino acentuar o ampliar ciertas frases, y valoro mucho que él tenga eso en mente con mi música.
Creo que es complicado meter estas canciones en un género determinado. ¿Era algo que buscabas conscientemente o ha salido así?
No tenía ni idea de lo que iba a salir hasta que todas estuvieron acabadas. Sabía que iba a haber algunas cuerdas, y me habían inspirado artistas como The Beatles, Brian Eno, Kate Bush, Sinead O´Connor, Robert Fripp, Scott Walker…¿quién más? Muchos músicos de jazz de Chicago. He pasado muchísimo tiempo yendo a conciertos de jazz en Chicago. En invierno no hay mucho más que hacer (risas). Lo echo de menos porque ahora vivo en una ciudad pequeña (Asheville, Carolina del Norte). Echo de menos esos tiempos, y la cultura que hay allí y la cantidad de personas tan diferentes que están forzadas a verse y trabajar juntas. Pero volviendo a lo de antes, no sé, nunca busco algo concreto o tengo un tema en mente cuando empiezo a hacer un disco. Quizá en el futuro lo haga, pero ahora mismo no busco un género para pegarme a él.
Hablando de canciones concretas, antes mencionaste “Endgame”, que es de las más intensas y tiene una interpretación vocal brutal.
Bueno, me gusta divertirme, tocar rock and roll y reírme. Me encanta reírme con mis amigos y conmigo, en mis canciones. Pero también pienso que hay un momento y un espacio para la calma y poner tus argumentos encima de la mesa. Y “Endgame” no es necesariamente una canción de amor en el sentido romántico, sino que trata de perder una amistad y darte cuenta de que, de igual manera que hay veces que te haces amiga de personas que nunca habrías pensado, otras te das cuenta de quiénes son y los pierdes, porque no tienes los mismos valores ni los mismos objetivos en la vida. Es algo triste, pero al final no los estás perdiendo, sino que estás siendo tú misma. Y esa canción es sobre eso.
“Hago un ejercicio de catarsis, pero también de compartir con gente que se puede identificar”.
Aunque hablaste antes de “Tonight” como pieza central, a mí me ha parecido que “Impasse” podría también serlo. ¿Estás de acuerdo?
Quería ponerla justo antes de “Tonight”, porque creo que se equilibran. Necesitas una pausa después de “Impasse” (risas). “Impasse” es mi manifiesto para todos aquellos que conozco que dicen de todo cuando empiezas a tener éxito. En ese sentido, igual es más personal. Mucha gente asumió que estaba absorbida, que me tomaba demasiado en serio y que no tenía tiempo para preocuparme de los demás porque estaba tan sumamente ocupada en lo mío -cuando en realidad, me encanta volver a casa. Es una canción muy sarcástica: ve y diles a tus amigos que sí, que tienen razón y lo saben todo, que mi vida es maravillosa y que todo el mundo ha estado siempre lamiéndome el culo. Que no tengo ningún problema. Que nunca me he enfrentado a un reto porque siempre he tenido todo lo que he querido. Lo que no es verdad en absoluto: tuve que dejar los estudios para cuidar a mi madre, me mudé a Chicago sin tener ni idea de si iba a poder valerme por mí misma, y jamás pensé ni remotamente que acabaría en esta posición. Jamás. Y creo que no hay nada malo en disfrutar de la suerte y de lo que me ha pasado para estar aquí. Fue suerte y trabajo duro.
Desde luego.
Una amiga vivió durante un tiempo en una caravana, casi como una vagabunda, con su hija. Conoció a un hombre, se enamoró, se casaron, tuvo otro niño con él, y resulta que aquel hombre tuvo mucho éxito como ingeniero. Ella decidió volver a la universidad para ser doctora y abrió su propia consulta. Se compraron una casa maravillosa y ahora hacen cenas y fiestas. La gente da por hecho que siempre tuvo estas cosas, que es una de esas mujeres neoyorquinas blancas de buena familia. Y eso, en primer lugar, te demuestra los prejuicios que se tienen sobre el éxito. Creen que llegaste ahí sin trabajar ni merecerlo. La gente puede pensar lo que le dé la gana, y esa canción me reconcilia con ello. Yo sólo necesito saber dónde están mis raíces, conocerme a mí misma y concentrarme en ello.
Con un disco como éste, ¿no te da un poco de vértigo o pudor, en un momento dado, exponerte demasiado en lo personal?
No lo estoy reviviendo cuando lo canto. Y es verdad que parto de cosas personales. Mira, tengo un amigo novelista de origen escandinavo que vive en Nueva York desde hace veinte años, y escribió un libro sobre el Salvaje Oeste y la Fiebre del Oro. Uno de los protagonistas viene a América, pierde a su hermano, y se queda solo con un grupo de migrantes, sin hablar nada de inglés. Está muy aislado. El libro es sobre su viaje desde California a Nueva York en busca de su hermano y todas las historias que le pasan por el camino, la gente diferente que conoce, los que se aprovechan de él por ser extranjero. Y es una historia maravillosa pero brutal y triste. Yo me pregunto qué es lo que te ha pasado en la vida para que te permitas escribir así. Porque la pregunta es: ¿Se puede escribir algo que no salga del corazón? Él me dijo que la mayoría de los escritores necesitan agarrarse a algo personal. Luego pueden cambiar los nombres, e incluso darle un giro a la historia.
En mi caso, no soy de ese tipo de escritores. Me gusta escribir sobre cosas humanas, luchas humanas, es un ejercicio de catarsis, pero también de compartir algo con lo que alguien se pueda identificar. No lo veo tanto como algo estrictamente personal, porque dejo suficientes preguntas abiertas, que la gente puede aplicar a sus propias vidas. Imagino que lo interpretarán de muy diferentes maneras, es lo que se hace con todo. Y tampoco tengo problema alguno en exponerme. Al fin y al cabo, la gente asume que lo sabe todo de ti, pero en realidad sólo conoce una pequeña fracción de quien eres.
He leído que en lo musical, valoras mucho esa idea del artista en perpetuo cambio, reinventándose. En general, la mayoría de los artistas actuales prefieren la inercia y hacer el mismo disco una y otra vez.
Me inspiran muchas cosas que no son música. Hay un cierto espíritu detrás del trabajo de algunas personas. El cambio en sí mismo es importante, pero tan importante es que te des cuenta de que tú has cambiado. Ahora mismo estoy en un punto en el que no tengo por qué decir sí a todo. No quiero ser todo para todo el mundo, no quiero tocar en todos los festivales del mundo. De hecho, a veces prefiero que haya muy poca gente porque así puedo conocer a esas personas. No lo necesito todo. Y creo que la gente que está preocupada por perder cosas, quizá tiende más a seguir haciendo lo mismo. En mi caso, no he tenido elección: me han pasado cosas que han cambiado mi vida y cada disco lo ha reflejado por defecto. He desarrollado ideas que me han metido más y más en mí misma y mi manera de componer ha cambiado debido a ello.
¿Crees que este disco te va a llevar a otro nivel en cuanto a reconocimiento?
A estas alturas, en realidad no me importa (risas). A ver, obviamente no quiero perder lo que tengo, no quiero dejar de tocar y hacer discos todo el tiempo que pueda, pero mis intereses han cambiado un poco. No necesito ser “la mejor” o “la más grande” o ser cabeza de cartel de festivales. Sí que me gustaría tocar en algunos festivales y ver gente y disfrutar de lo que hago. Y para llegar a eso, necesito ir más lejos y disfrutar de la vida un poquito más, estar en casa más y tocar los conciertos que sean especiales. Estoy segura de que mi sello y mi manager querrían que me hiciera más y más grande, espero que eso se haga realidad de forma natural, pero al mismo tiempo no es algo que me preocupe. Me solía preocupar cuando me parecía que era necesario, pero ya no es así. Creo que he hecho lo que tenía que hacer. He llegado a un punto en el que si esto es todo, me parecerá bien.
Agenda
Fecha | Ciudad | Recinto | Hora | Precio |
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sábado 25/01/20 | Madrid | Sala BUT | 21:00 | 27€ |
domingo 26/01/20 | Barcelona | Razzmatazz 1 | 21:00 | 25€ |
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