Un trabajo intimista, marca de la casa, que nos trae esta vez a una Andrea mucho más protagonista, desprovista de todas sus ataduras y con un interés claro por seguir explorando hasta los últimos confines de su voz y música. Un ejercicio sonoro de ida y vuelta, ambicioso, y que indica una progresión actual y futura a tener en cuenta. Hablamos con su autora.
Si en la entrevista con motivo de tu debut ‘Prenderle fuego a todo’ (Virgin Music Spain, 2022) hablabas de que venías de una época de sentirte encerrada, ¿este ‘Éxodo’ es la escapada definitiva de esa prisión personal?
No creo que sea una escapada definitiva, sino más bien una evolución de ese viaje con un mantra claro, que el movimiento salva.
¿Y de qué cosas necesitabas salvarte? ¿Puede ser este trabajo una continuación del debut, pero planteado ya como una llegada a meta, a ese lugar al que querías llegar?
Sí, es desde luego una segunda parte de la historia que comenzó en ‘Prenderle fuego a todo’. Yo imaginaba todo el tiempo que la portada del disco, donde salía debajo del agua, se descongelaba. Era consciente de que el viaje planteaba una pregunta, que era “¿A dónde?”, y que la respuesta, al ir tejiendo las canciones, era “A ninguna parte”. Que el movimiento era la clave de este álbum. Quería escapar, evidentemente, de mis propias bestias. También necesitaba que ‘Éxodo’ fuera un recordatorio de que había vivido estos procesos emocionales, porque siempre se me olvida todo, como si lo que ocurre no se llegara a integrar bien en mí.
También en ese momento, en tu debut, hablabas de sentirte constantemente desaprendiendo, ¿cómo ha sido este camino hasta el segundo disco, más de aprendizaje o de desaprender?
Esta ha sido más de aprendizaje, desde luego. Por un lado, en lo musical, a nivel compositivo, y de producción, con Juanma Latorre (Vetusta Morla) y mis compañeros. Por otro lado, está lo emocional. Mi intención escribiendo las canciones era liberar espacio, traducir un discurso caótico, encontrar una respuesta y que además fuera un documento sonoro de lo vivido, para no olvidar, y lo conseguí.
¿Cómo ha sido poder trabajar con Juanma Latorre? ¿De dónde nace esa relación?
Es curioso porque surgió de las redes sociales. Me escribió un chico por Instagram para felicitarme por ‘Prenderle fuego a todo’ y me comentó que trabajaba en un estudio en Madrid, que me pasara cuando quisiera. Fuimos un día Borja y yo y nos hicimos amigos. Él conocía a Juanma Latorre. Un día me mandó un mensaje y me dijo que había estado pensando que este proyecto le podía gustar mucho a Juanma, que si le daba permiso para mandárselo. Y de ahí, hasta ahora. Ha sido una pasada trabajar con él, sobre todo en lo que yo llamo “cirugía de las letras”. Me senté varias tardes con él, en su casa, y fuimos palabra a palabra trabajando. Yo nunca había vivido eso. Lo que me llevo de regalo es la amistad tan bonita que tenemos.
La sensación que desprendes de seguridad en las nuevas canciones en mi opinión demuestra una clara evolución… Andrea Santiago suena en primer plano, con un potencial mayor, como si hubiese salido de una cueva, desplegando luminosidad por todas partes… ¿lo sientes así? ¿Es lo más luminoso que has hecho hasta la fecha?
Sí, desde luego creo que es lo más luminoso que hemos hecho. En eso el mérito lo tiene Juanma Latorre, que tenía muy claro que yo debía estar en ese primer plano y lo peleó. Además yo me solté mucho en el estudio, más que otras veces. Tengo un fuerte recuerdo el día que grabamos “Fantasmagoría” y cómo Juanma me fue guiando para que alcanzara más potencia.
“El tiempo para producir un disco es tan dilatado que al defender el trabajo es muy probable que ya te encuentres emocionalmente en otro lugar”
Ese nuevo aire se nota también en el plano instrumental, canciones como “El rayo”, “Hasta el límite” o “Movimiento” incorporan algunos elementos sonoros que quizás no habías explorado tanto, ¿como banda, habéis querido ir un poquito más allá en todo?
Sí, desde luego. Una de las primeras veces que hablé con Juanma le expliqué que yo veía ‘Éxodo’ de dos maneras. Por un lado, yo había escrito esas canciones porque a mí me ayudan a comprender qué está pasando, y cuando me siento incómoda, me sale solo sentarme y escribir. Así que estaba ese lado más natural del disco, igual que los trabajos anteriores. Por otro lado, como te comentaba antes, quería que fuera un documento que me ayudara a no olvidar que había vivido esas historias y las había resuelto de X manera. Y eso me resultaba más artificial, porque siempre lo olvido todo. Y le dije que quería que esa dualidad se reflejara en la producción: en elementos orgánicos, como siempre, y en otros más electrónicos o digitales. Muchos sintes o incluso algunas percusiones digitales las hice yo en casa. Otras muchas él, y también Borja. Cuando hablé con los músicos, les dije exactamente lo que comentas en el enunciado de tu pregunta, que quería ir más allá sin miedo. Tenía canciones oscuras y las quería sacar. Y canciones poperas, lo mismo.
¿Y es este disco una apuesta clara y determinante por el pop, por la accesibilidad, por dar un pasito más para llegar al gran público?
No lo veo así. No lo compuse con la intención de llegar al gran público, más bien de explorar más los géneros que habíamos tocado en otros trabajos. Por eso creo que han salido cosas más. “extremas” que en ‘Prenderle fuego a todo’.
Incluso se percibe un interés mayor por explorar otros sonidos más rockeros, ¿fue saliendo o fue algo premeditado?
Salió así. Una de las más cañeras de este disco, “Una”, la compuse hace dos años o tres. La llevé a la sala de ensayo y salió al instante. “Hasta el límite”, por ejemplo, la preproduje yo en casa, con sintes y percusiones, hasta la ruptura. Luego la llevé a los músicos, les dije que tenía que romper, que me pedía algo progresivo. Yo esos puntos más cañeros los asocio a etapas del viaje.
“Creo que, tras la pandemia, grupos pequeños y medianos se han quedado estancados, y también siento que hay menos espacios”
¿Es el trabajo del que estás más orgullosa, el que mejor y más te define? ¿Cuál dirías que es el tema que más te representa?
No diría tanto, pero quizá porque ya ha pasado un tiempo y me he alejado de las canciones, me siento en otro punto. Creo que esto ocurre mucho. Lo he hablado con amigos músicos más de una vez. Los espacios de tiempo son dilatados, y cuando llega el momento de defender el trabajo, te encuentras en otro lugar musical y emocionalmente. En su momento, mientras lo vivía, sí sentía que me definía. Ahora tengo la sensación de que lo que estoy componiendo en este momento es de lo que más orgullosa estoy. Ya verás cuando pasen unos meses… Voy variando, pero diría que los temas que más me representan son “Fantasmagoría” y “Hasta el límite”.
Ex:Re, Glen Hansard, Florence & The Machine…son algunas de las inspiraciones y escuchas que comentabas mientras preparabas tu debut, ¿cuáles han sido las de este trabajo?
Daughter, desde luego. También algo de Mogli, Birdy. Estuve muy en bucle con Tamino también, y con Fay Wildhagen. He abierto la playlist que les envié con referencias, y aparte de estas he visto Apparat, Aurora, Kalandra, Phoebe Bridgers…
Para tu anterior trabajo contaste con unas cuantas colaboraciones y esta vez sólo has apostado por Sara Zozaya, ¿querías que fuera un disco más tuyo o simplemente es la única participación que te encajaba para este disco?
En cuanto compuse “Hasta el límite” pensé en Sara, y le mandé un audio al instante. Solo había otro artista que me encajaba para otro tema, pero no salió.
¿Dirías que te está costando sacar la cabeza más en el ámbito del directo que en el estudio, donde parece claramente que cada vez creces más? ¿Cuánto cuesta entrar en la rueda de giras siendo una banda radicada en Pamplona?
Bueno, estamos tejiendo la gira en este instante. Creo que, tras la pandemia, grupos pequeños y medianos se han quedado estancados, y también siento que hay menos espacios. No creo que cueste más por el hecho de estar en Pamplona, porque me muevo mucho, sino quizá por el estilo o por el poco escaparate. La verdad, una de las cosas que más me gusta en el mundo es tocar en directo, así que ojalá surjan más oportunidades.
Estas son las primeras fechas de la gira de “Éxodo”:
6 de marzo - Casa de la Cultura. Villena
7 de marzo - George Best. Valencia
8 de marzo - Sala Euterpe. Alicante
21 de abril - Txokoto Taberna. Elizondo
9 de mayo - Sala Cadavra. Madrid
11 de mayo - Sala Canalla. Pamplona
16 de noviembre - Disfrutona del Orzan. A Coruña
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