“Los grupos australianos son más fieles a sí mismos”
EntrevistasAmyl And The Sniffers

“Los grupos australianos son más fieles a sí mismos”

JC Peña — 21-09-2021
Fotografía — Archivo

Confort To Me (Rough Trade/Popstock!, 21), segundo larga duración del cuarteto australiano Amyl And The Sniffers, se endurece con un puñado de canciones que actualizan el inigualable poder visceral del rock.

Veamos el lado positivo dentro del desastre: de no haber sido por la maldita pandemia, Amy y compañía no habrían tenido una secuela tan rápida (y, quizá, vibrante) de su debut de 2019. Es lo que nos dicen los chicos de la banda el día después de un bolo en su país, milagroso teniendo en cuenta el caos pandémico que nos atormenta globalmente. Fergus Romer (bajo) está en la cama, mientras Bryce Wilson (batería) enciende un pitillo y camina. Declan Martens (guitarra) se une a mitad de la entrevista. No hay pose alguna en sus palabras.

Confort To Me es una colección de píldoras de tres minutos que destilan la energía del punk primario, el hardcore, el hard rock de pub y el rock silvestre sin contemplaciones. Nada que ver con los productos aseados de cafetería hipster que nos venden a menudo en estos tiempos, Amyl And The Sniffers confían en la eficacia de lo de siempre y un sonido sin florituras de fuerza primaria que captura lo que son: una banda rocosa con la energía de The Stooges y una presencia femenina con el descaro de Wendy O. Williams (Plasmatics). La mala leche condensada en riffs y letras puede que tenga que ver con los confinamientos intermitentes que están sufriendo por allí, y un panorama que se ha vuelto a oscurecer. De nuevo, bolos cancelados. “Tocamos ayer e íbamos a hacerlo el sábado, pero han vuelto a confinar la ciudad y se ha fastidiado. No sabemos qué va a pasar”, confiesa el batería con un poso de amargura.

“Si no hubiera sido por la pandemia, no estaríamos sacando un disco ahora”.

Su nuevo disco no deja de ser “una representación de lo que somos en este momento, y lo que hemos progresado desde el primer disco”, lo que no impide que se muestren “muy orgullosos” de los sólidos argumentos que presenta en forma de canciones. Me sorprende que de todas escogieran “Guided By Angels” como primer single: un tema contundente, pero con un toque esquinado casi post-punk. “Es una de nuestras canciones favoritas. Tiene buen ritmo, por lo que sea. Nos pareció una elección bastante obvia. Siempre tratas de escoger la canción más fuerte”, explica Romer. Por ejemplo, “Security”, la más larga del lote, cuyo riff de guitarra podría levantar a un muerto, y que pocas semanas después de esta entrevista tendría vídeo con Amy bailando… en un cementerio. “Es la primera canción que hicimos para este disco. Es muy vieja, de 2019. No te puedo decir mucho más”, explica Fergus con el mismo laconismo desmitificador. “Tocamos mucho las canciones antes de entrar en el estudio, pero tuvimos dos confinamientos muy largos entre medias, que afectaron al proceso”, añade. Sí, la puñetera pandemia ha tenido mucho que decir en este disco. "Si no hubiera sido por ella, no cabe duda de que no estaríamos sacando un álbum ahora”, admite el bajista. “De repente, tuvimos mucho tiempo. Sin ella, puede que habríamos seguido haciendo múltiples giras, y no habríamos tenido una cantidad de tiempo sustancial para componer. Así que desde el punto de vista compositivo, nos vino bien”.

Los sucesivos encierros también tuvieron un impacto decisivo. “Sufrimos confinamientos considerables. La inspiración vino sobre todo de que estábamos deseando vernos, echarnos unas risas y hablar de lo que estaba bien”. El batería cree que “Amy encontró mucha inspiración en los confinamientos, y se nota en las letras”. Para entrar al estudio tuvieron que buscar triquiñuelas como grabar el proceso con cámara para que un determinado número de personas pudiera estar presente. Cosas raras de esta nueva anormalidad.

Los australianos no parecen de los que se meten en un café a discutir sobre los cambios estilísticos que le convienen a su música. Se puede adivinar el rastro de Motörhead, AC/DC, Ramones y otros gigantes del rock y el punk asilvestrado, además de bandas locales y oscuras formaciones hardcore. Pero Wilson confirma que “nunca nos ponemos a hablar de lo que vamos a componer, es más bien lo que va saliendo. En realidad las influencias son diferentes en cada momento para cada uno de nosotros”. Para ilustrarlo, el batería afirma que trató de emular a Reni, el soberbio batería de The Stone Roses. En el caso de Declan “las influencias son principalmente inconscientes. No pienso mucho en lo que hacen otros guitarristas, sino que me simplemente me pongo a tocar encima del bajo y la batería”.

“Es frustrante no poder tocar en directo, pero es lo que hay”.

La fuerza primaria de Confort To Me no sería la misma sin la ilustre nómina de técnicos reclutados: Dan Luscombe (ex The Drones) como productor, Nick Launay (Idles, Yeah Yeah Yeahs) a las mezclas y el venerable Bernie Grundman (Prince, John Frusciante) como responsable del máster. Aunque se atreven con algún efecto en la guitarra, aquí hay pocos experimentos. “Nuestro enfoque es mucho más de grupo en directo que de estudio –dice el batería–. Sin duda. Declan lleva mucho tiempo tocando la guitarra y haciendo los cuatro acordes del punk, es su estilo. Pero también nos mola probar mierdas nuevas cuando podemos. Nos influencian muchos grupos y artistas, así que buscas eso a través del sonido”.

Romer también destaca lo mucho que Declan cuida su sonido. El propio Martens lo explica sin darle muchas vueltas: “El año pasado me hice con un amplificador Marshall vintage. En el disco toqué esencialmente como si estuviera en directo, con la diferencia de que habíamos alquilado ese ampli para los conciertos y la grabación. Luego, la colocación de los micros y la mezcla quedaba en manos de los técnicos y el ingeniero que lo mezcló”.

El joven guitarrista, que sigue la estela de iconos del rock como su compatriota Angus Young (sólo que con una Stratocaster en lugar de una SG), reflexiona sobre la vigencia del lenguaje rockero. “Históricamente puede que la gente joven se haya inclinado más hacia otros géneros como el rap, el techno y cosas así para dar rienda suelta a sus emociones. Pero al final creo que la música de guitarras sigue siendo muy popular para ciertas personas. Quizá no tanto entre los más jóvenes, no sé. Ojalá le gustáramos a más gente joven”.

Una oportunidad de oro para ampliar su público español vendrá el verano próximo, cuando compartan el escenario del Wanda Metropolitano de Madrid con Liam Gallagher y Foo Fighters. Yo, si fuera Gallagher o Dave Grohl, estaría acojonado. “Creíamos que íbamos a ser los cabezas de cartel”, bromean con un punto de arrogancia juvenil. “No, está guay. Creo que Liam es un muy buen artista, y está bien tener esa plataforma”, asegura Declan. Acostumbrados a curtirse en pubs y tugurios de Melbourne entre caos de pogo y sudor, no tienen problema alguno en enfrentarse a un público masivo. “Creo que todos los escenarios están bien. La mezcla mola. Tocar grandes shows y festivales es divertido. Está bien tener la oportunidad de tocar en sitios variados para públicos diferentes”, asegura Romer. Para el bajista, independientemente del escenario “se trata de salir, hacerlo lo mejor que puedas y pasarlo bien”. En cuanto a salir de su país (hay dos conciertos programados en el Electric Ballroom de Londres en noviembre). “Esperemos que sea posible, crucemos los dedos, a finales de año y a principios del próximo. Pero ya no se sabe. Es frustrante no poder tocar, desde luego. Pero no hay nada que hacer, y no tiene sentido amargarte o cabrearte por cosas que escapan a tu control. Es lo que hay”. Declan añade que “Siendo optimistas, para el momento en que salga el disco esperamos poder tocar y girar en Australia”.

Un país que sigue disfrutando de una escena rockera y punk vigorosa, especialmente radicada en Melbourne. Declan toma de nuevo la palabra. “Todo el mundo conoce a todo el mundo y toca en otros grupos de colegas. Y la escena no son sólo los garitos, lo es todo. Nos conocemos todos”. Inevitable terminar con la pregunta del siglo: ¿Por qué pasan los años y los australianos se llevan tan bien con la electricidad del rock? Contesta Fergus: “Es buena pregunta, nos la hacen bastante. Creo que tiene bastante que ver con el aislamiento. Los australianos pueden tender a asumir más riesgos porque no nos importa una mierda lo que piensen de nosotros”. Declan completa este análisis sociológico: “Creo que lo que sucede es que respetamos más el individualismo, ya sabes. No hay una escena punk oi! como puede haber en Londres, o una country en Texas. Los grupos son como más fieles a sí mismos”.

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