“Si estamos siempre juntos nunca tendré miedo”. Abrís el disco con una frase que puede tener muchas lecturas…
La letra habla de la relación de unión con una persona con la que compartirlo todo, que hace que juntos puedan afrontar todo lo que les suceda vida, sea lo que sea. Es una letra de amor, de identificación. Cuando podrías encerrarte con alguien en una casa y no salir en días. No sucede a menudo, pero sí de vez en cuando.
¿También estáis hablando de AMA? ¿Después de cinco discos se puede decir que es un proyecto sólido y estable?
Aunque no habla expresamente de AMA, también se puede aplicar al grupo. Empezamos hace 15 años. La mayor parte de este tiempo hemos vivido en ciudades (e incluso países) distintos, hemos cambiado dos o tres veces de compañía discográfica, hemos autoeditado algún disco, la formación ha ido cambiando… A pesar de ello, la idea de hacer canciones y disfrutar lo más posible al componerlas y grabarlas, de ir aprendiendo y probando cosas diferentes, ha sido más o menos la misma. Evidentemente, también pasa uno por mejores y peores momentos, pero bueno, aunque a veces termines cansado o incluso harto en momentos puntuales, al cabo de un tiempo vuelves con ganas.
¿Cómo se fraguó la idea de lanzar un vídeo cada último viernes de mes? ¿Obedece a una estrategia comercial o simplemente os dio el punto de hacerlo así?
Empezamos comprobando que esta vez nos iba a resultar imposible dedicar el tiempo suficiente a terminar todas las canciones de golpe, así que pensamos que podíamos ir grabándolas una por una. Después se nos ocurrió ofrecérsela a amigos y a gente que admiramos para que nos hiciesen una portada y un vídeo de cada canción (con total libertad, interpretando lo que les sugiriese, sin ninguna indicación por nuestra parte) de forma que la suma de tres cosas fuese, por así decirlo, un conjunto. Por último, la idea de que cada canción, junto con el vídeo y la portada, saliera editada en formato digital el último viernes de cada mes supuso el último reto: nos pareció que podía ser un aliciente adicional adquirir ese compromiso, ¡y sobre todo cumplirlo!
Suena a machada, casi a competición.
Ha sido un poco estresante pero hemos quedado muy satisfechos con el resultado. Todos los que han colaborado en el disco se han pegado una currada, con muy poco tiempo y en muchos casos siendo la primera vez que hacían algo así. Todos se merecen un diez, y el disco así ha pasado a ser algo más: es una colección de canciones, portadas y vídeos. Ahora nos resulta muy difícil no verlo todo unido.
“El año en imágenes” me parece una reivindicación total del espíritu pop. Desde el planteamiento visual al sonoro. Un disco que habla de muchas pequeñas cosas y que picotea en diferentes estilos.
La verdad es que el denominador común, de este disco y de todos los anteriores, es el pop. En eso no tenemos demasiada duda. Y sí, llevamos tiempo tratando de enfocar las canciones desde distintos puntos de vista, tratando de probar cosas diferentes, incorporando elementos que vamos aprendiendo. En eso estamos y esperamos seguir. Nos gustaría mantener un espíritu curioso. Esa es la clave de todo, y no sólo en la música. Al dedicar un tiempo específico y limitado a cada canción, meterte completamente en ella y no pensar mucho en otras que tienes que grabar como suele ser habitual, conjuntamente, cambia ligeramente la perspectiva. Y eso es bueno.
AMA bascula entre la melancolía y la felicidad contenida. No sois un grupo eufórico pero tampoco especialmente triste. ¿La búsqueda de ese punto medio es deliberado o surge por casualidad?
Es el reflejo bastante aproximado de cómo somos. Tratamos de ser optimistas y lanzarnos hacia adelante pero a veces no todo es perfecto y caes un poco. Y otras estás menos bien pero te quieres convencer de que tampoco tu mundo es terrible. Gran parte de ellas son diálogos con uno mismo, descubriendo al escribir cosas que no sabías.
Se podría esperar la colaboración de Irantzu Valencia, que viene a ser de la casa, pero sorprende más que echéis mano del batería de León Benavente, César Verdú. ¿Cuándo decidisteis contar con él?
César fue muchos años el técnico de directo de La Buena Vida. Somos buenos amigos desde aquello, así que sabiendo cómo toca le propusimos tocar las baterías de este disco y no se lo pensó mucho: vino y las grabó en un momento. ¡Rápido y perfecto! Habíamos calculado dos días en Muir Estudio con Yon (Vidaur) y en uno ya lo había terminado. Han quedado muy bien. César, además de un súper batería, es muy buen técnico de sonido y consigue ese algo especial. No dudó cuál era el aire que necesitaba cada canción.
Lanzáis el disco con un sello nuevo, Mont Ventoux, en el que encajáis como un guante. Apuesto a que la sintonía es absoluta.
También les conocemos desde hace un tiempo y, sí, tienen una forma de ver las cosas que encaja con la nuestra. Eso es lo fundamental. Da gusto charlar (lo poco que podemos) con ellos. Nos gustaba su sello anterior, Gran Derby, y cuando quedamos con ellos para contarles nuestra idea ya quedó todo acordado.
¿Creéis que el pop donostiarra vive un momento dulce? Últimamente la escena se ha enriquecido mucho.
Hay muchos grupos en la ciudad que están muy bien, y con mucho ímpetu. Giorgio Bassmatti acaba de publicar un disco precioso y personal y Rafael Berrio no baja el nivel. Pero no solamente en San Sebastián. Lo que más nos gusta es ver grupos que tengan su propio estilo, que sean un poco ajenos a lo que hay alrededor y hagan sus cosas, a su manera. Es un poco rollo dar nombres porque luego te arrepientes de no haberte acordado de este o aquel, pero piensa en Joaquín Pascual, Daga Voladora, Hidrogenesse, María Arnal y Marcel Bagés, El Palacio de Linares, Kokoshca, Tórtel, Templeton, Jonston, Cosmo K, Matrimonio, Espanto, Bustamante... Hay mil. ¡Esto es un no parar!
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