Alta mar
EntrevistasEric Fuentes & El Mal

Alta mar

Nacho P. L. — 06-10-2008
Fotografía — Archivo

Que Eric Fuentes es mucho más que la voz de The Unfinished Sympathy, uno de los grupos imprescindibles de la última década de la música nacional, es algo que quien más o quien menos ya sabe o, cuanto menos, intuye. Ahora Eric Fuentes trae “Bahía Paraíso” (Hang The Dj Records, 08), una colección de canciones caseras, paridas con tranquilidad y que deben ser digeridas en ese mismo estado de ánimo.

“Para mí, la melancolía es una forma de optimismo”. La declaración de principios nos empuja a la percepción de la decena de canciones a las que Fuentes ha dado forma, fondo y cobertura en todo sentido. La belleza como enfermedad, casas cerradas, la vocación del músico, asfalto y campos sembrados; folk, electrónica ochentera, pop y sombreros tejanos. Todo encerrado.

"Para mí, la melancolía es una forma de optimismo"

“Es fácil que en una gran ciudad te desborde la oferta de actividades más allá de tu puerta, y se haga tan inabarcable que produzca un efecto contrario: el del ´ermitañismo´. A veces construirse un universo con un papel y un lápiz es más satisfactorio que ver muchas películas en el cine, muchos conciertos, muchas obras de teatro, visitar muchos museos, descubrir muchos restaurantes. Lo único que te pierdes, y eso sí que no tiene sustituto, es el contacto con las personas”. No cuesta demasiado imaginarse a Eric trabajando en “Una casa” o “Sherry Swordfish” con una pasión antigua para este mundo que ya lo ha visto todo. El mismo poco esfuerzo que conlleva pensar en el paso de los años y ver esta faceta individual totalmente desarrollada en directo. ¿Un crooner electrónico para la gran era de la Ciencia? “Adoro los científicos y me repelen la mayoría de los artistas. Porque los científicos llevan entre manos cuestiones de altísima relevancia sin darse apenas importancia a ellos mismos. En cambio, los artistas se creen transcendentes cuando muchas veces lo que expresan son banalidades”. Bahía Paraíso es el nombre de un barco. Durante la guerra de las Malvinas sirvió de buque de salvamento y rescate, hasta que en 1989 encalló y se hundió en el estrecho de Bismarck derramando su combustible, aun visible en la superficie doce años después. Un caso paradigmático de una época obsesionada con salvar vidas y objetos concretos, llevándose por delante todo lo demás. Todo lo invisible. “Para mí Bahía Paraíso es un ser animado, pese a ser un barco. No dirige sus propios movimientos porque lo hace un capitán (como les pasa a muchas personas), pero lo veo más como el típico dibujo animado de un objeto que habla y piensa. El pobre se convirtió en héroe tras rescatar a muchos náufragos en Malvinas, y después tuvo la mala pata de embarrancar en la Antártida causando graves daños ecológicos. Y ahora su nombre no se asocia con la heroicidad sino con el desastre. Y el tío está triste en el fondo del mar mientras en tierra firme todo el mundo raja de él. Qué injusticia...”.

Un comentario
  1. zeekle on January 10, 2011 The root of the problem is the way American cltuure must always determine who's best at something e.g. winner takes all while 2nd and 3rd place get bupkis. I ask you: would you disrespect the 106th nationally ranked karate champion on the street? Hell no. But that's what we do every single day to each other in the workforce.Odds are, none of you will be the best at anything, even if you take MASSIVE ACTION. You'll be lucky to be the 106th but you still wont be able to get a decent job.

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