"Sin quererlo he sido un nexo entre la música de guitarras y el urbano"
Entrevistas / Alizzz

"Sin quererlo he sido un nexo entre la música de guitarras y el urbano"

Joan S. Luna — 11-07-2024
Fotografía — Archivo

Cristian Quirante Catalán es Alizzz, un artista que despuntó a la sombra de otros, pero que ha tenido el valor suficiente para, sin abandonarla, aparcar su consolidada faceta de productor en la cuneta para pisar el acelerador al frente de su propio proyecto musical. “Conducción Temeraria” (Whoa Music/Warner, 24) es su último paso hasta la fecha.

Ha pasado más de una década desde que le vi por primera vez sobre un escenario, pero poco queda del Alizzz de aquellos días. La bass music de aquellos días ha dado paso a muchas otras cosas, aunque su talento se mantiene intacto. Por el camino, Cristian Quirante se ha convertido en un nombre de referencia de la escena urbana y del nuevo pop de nuestro país, primero como productor y compositor, ahora como motor de un proyecto propio en el que el de Castelldefels combina todos sus conocimientos en favor de la canción. Siempre de la canción. Eso es lo que hizo en el exitoso “Tiene que haber algo más” (Whoa Music/Warner, 21) y lo que ha continuado haciendo en el reivindicativo “Boicot EP” (23) y en su más reciente “Conducción Temeraria” .

Al escuchar “Tiene que haber algo más por primera vez” por primera vez era imposible no sorprenderse por el salto al vacío sin red de Quirante. Mientras todo el mundo esperaba que continuase trabajando para terceros y aumentando su prestigio y su caché, él optaba por firmar un disco de pop de guitarras en el que, por si no hubiera suficiente, se encargaba de la voz principal. Y en esas sigue con “Conducción Temeraria”, en el que trabaja una vez más con sus músicos de apoyo e invitados como Maria Arnal, Cuco, Renaldo & Clara o Conociendo Rusia. Sobre todo ello charlamos con Alizzz en nuestra oficina de Barcelona. El resultado anda sobrado de buenas canciones y de un trabajo en cuestiones de sonido francamente atractivo.

“Tiene que haber algo más” nos pillo más por sorpresa y con este, tal vez, sabíamos más por dónde podrías ir. ¿Cómo te planteaste este segundo disco?
Directamente no me había planteado ni hacer un segundo disco. Siempre estoy haciendo canciones. Cuando acabé el primer disco ya tenía un par de ideas para el siguiente, porque pensaba que no sonaban como el primer álbum. La semana en que estaba acabando el primero ya estaba haciendo una canción para meterla last minute, pero recordé una cosa que dijeron Estopa [de quienes acaba de remezclar “Del revés”], que saben mucho de hacer discos: “Cuando sacas uno, tienes que tener el siguiente preparado”. Pero yo no tenía nada, así que me guarde esa canción como una bala. Quedó congelada, guardada, y al final ha entrado en este disco con una producción diferente. Por el camino tuve varias ideas, cuando iban surgiendo ideas y canciones. Tuve un momento en el que pensé en hacer un disco rotísimo muy cañero, punk muy oscuro y me montaba mis películas. Pero conforme ha pasado el tiempo, las canciones han ido encontrando su camino. Uno de ellos fue de canciones reivindicativas, más de crítica social e ironía. Fueron las que rápidamente se distanciaron de lo que sería “Conducción temeraria”. Les di otra vuelta, un empaque conceptual y las preparé para lo que fue “Boicot”. Fui haciendo canciones y canciones y al final vi que tenía ganas de crear un disco que hablase de relaciones personales, de amor y todo eso. Así que las más reivindicativas o las más fáciles no cabían. Como “Sexo en la playa”.

"Mientras vaya bien, es fácil liderar un proyecto"

Amor, pero también velocidad, carretera... El concepto es importante en este caso.
La velocidad y vivir de manera temeraria es lo que me daba pie a hilar las canciones y dar una capa conceptual que me permitiera crear imágenes, videoclips, etcétera. Incluso me ha ayudado a describir ese universo en las letras. La canción más obvia en ese sentido es “Carretera perdida”, porque encima me molaba empezar el disco con la frase “Súbete a mi lado que yo conduzco hoy”. Invito a quien me escuche a que se suba conmigo a este viaje.

Estás ya muy acostumbrado a trabajar con gente que compone canciones y me comentas que, en este caso, has pensado en que fuera un disco más de banda. ¿Qué peso tienen realmente?
Mi banda somos cuatro, sobre todo he colaborado con Ferran y Rodrigo, que son los directores de la banda y les delego gran parte del directo. Hacen un trabajo muy importante. Y la verdad es que hemos crecido todos mucho durante la gira. Tanto ellos como productores, como yo con sus gadgets e instrumentos. Rodri ha grabado prácticamente todas las percusiones del disco y Ferran ha vivido en mi casa componiendo todo el disco mano a mano. Al ser yo productor, soy capaz de darle forma a mis ideas y llevarlas lejos, pero el resultado final se lo hemos dado juntos.

Una de las cosas que más me gusta de este álbum es el tratamiento de las guitarras. ¿Cómo se han trabajado?
Ferran toca muy bien, pero lo que mejor hace es el diseño de sonido. Todo lo hemos hecho con material de primera, con un Space Echo de cinta, pedales increíbles… Al principio no le daba mucho valor a todo el tratamiento, pero al escuchar lo que iba grabando, flipaba con lo bien que quedaba. A ese tratamiento le hemos dado muchas vueltas. Hemos grabado mil guitarras, algunas se han quedado y otras no, pero sí que le he dado el valor a ser el elemento principal de la producción. Hay cosas que aún no se han escuchado aunque sea el instrumento de siempre. Incluso las guitarras más sencillas, con acordes planchados, suenan de la ostia. Para el oído es muy atractivo. Puedes escucharlo aunque no entiendas nada de lo que estás escuchando.

Antes decías que no esperabas publicar un segundo álbum, así que volvamos al pasado. Cuando publicaste “Tiene que haber algo más”... ¿Qué expectativas tenías y cuáles has tenido con “Conducción temeraria”?
Con el primero ha habido muchos puntos en común. Desde que empecé a hacerlo ni siquiera sabía que sería un disco. Cuando empezaron a salir los singles vi que empezaba a tomar una dimensión que no esperaba y me fui adaptando a ello. La bola iba haciéndose grande sin hacer yo demasiado esfuerzo. Las canciones iban molando y había expectación. Aunque sí que tuve la sensación de que todo cogió mucho más músculo cuando salió el disco, cuando se demostró que todo tenía un hilo argumental y un sentido. También con los directos. Las primeras fechas fueron sold outs en Razzmatazz y Ochoymedio, con lo que me di cuenta de que estaba haciendo algo que era real en el mundo real. Y luego el disco salió en casi todas las listas del año. Estuvo guay porque era un primer álbum que sonaba fresco, nunca se me había oído, no había expectativas. Todo era más sencillo, Ahora con el segundo ya me han escuchado, hay más expectativas, todo es más complicado.

¿Cómo llevaste eso? Cuando pinchabas se te veía poco tras los platos, empezaste a colaborar con mucha gente y tu cara cada vez se veía más. ¿Pero estabas preparado para ser el frontman de un proyecto o te pilló por sorpresa?
Creo que lo he llevado bien. Lo he disfrutado y ha sido divertido. Me ha gustado dar la cara con este proyecto. Me parecía que era algo con valor artístico, que tenía algo que decir y me he sentido bien en todo momento dando la cara. Al final ha ido bien. Si hubiera ido regular, tal vez me hubiera costado más llevarlo adelante. Creo que Sr. Chinarro lo dijo una vez: “Lo difícil no es actuar delante de setenta mil personas, sino delante de setenta”. Ahí es cuando tu ego está más tocado. Pero he tenido la suerte de que el proyecto ha sido siempre un éxito y siempre he tocado delante de mucha gente. Creo que, mientras vaya bien, es fácil liderar un proyecto.

"En mi proyecto me he comido mucho la cabeza porque quería hacer cosas que me salieran viscerales, así me sale lo mío y así lo enseñaré al mundo"

Ya que hablamos de primeros momentos. ¿Qué sentiste en el primer concierto, después de estar siempre en segundo plano, al estar defendiendo tus letras y tu música, con tu propia voz y con la gente sabiéndose las canciones?
Es un choque porque, como dices, llevo toda la vida en un escenario pero es diferente. Es una mezcla de nervios de no saber qué va pasar, pero casi no recuerdo eso. Recuerdo todo como un momento de euforia y alegría, aunque luego igual digo “Esto lo he hecho fatal”. Pero en el primer concierto hubo mucha comunión con el público y creo que no se notó que era mi primer concierto. Estaba viviendo eso como algo nuevo, pero al tener un feedback tan grande del público todo fue más sencillo. Me tomé un chupito de no-sé-qué y salí al escenario. Me enteré de todo y fue bonito, así que tengo un muy buen recuerdo?

Al margen de la banda, has tenido muchas colaboraciones en ambos discos. En el caso de Amaia y Tangana está claro cómo surgieron, pero respecto al resto ¿Cómo acabaron existiendo?
Con Little Jesus, conocí a su manager en las giras de Pucho, era su productor en México. Y también lo ha sido de mi gira mexicana. Little Jesus eran mis artistas referentes de lo que yo hacía, pero en México. Era una voz que me gustaba y les mandé la canción. Eran los artistas que más me gustaban para abrirme a ese lado del mundo. Siempre he trabajado con gente más o menos cercana. Para este disco he trabajado con Maria [Arnal] y Clara [Renaldo & Clara], que son muy cercanas. Con Cuco ya iba a hacer algo en el disco anterior, pero el día que llegué a Los Angeles cerraron los vuelos por la pandemia y no pudimos hacerla, pero lo he podido cazar para este disco. Y Conociendo Rusia, no le conozco personalmente, pero a nivel musical tenemos una conexión enorme y todas las canciones que le enseñaba le molaban. Al final le envié la que era más potente para hacer. No quería hacer con él algo random, sino una canción que incluso fuera single.

Acabas de decir que “Little Jesus eran mis artistas referentes de lo que yo hacía, pero en México”. ¿Y cómo te ves tú aquí?
Sin quererlo he sido un nexo entre la música de guitarras de la escena independiente de los 2000-2010 con el urbano. Estoy haciendo de bisagra ahí. Soy ese tipo de artista.

La colaboración con Clara, es la canción en catalán del disco. ¿Te planteaste que debía aparecer algún tema en catalán?
Me motiva escribir en catalán y me están pasando cosas con gente que me relaciono en catalán, así que me salía escribir en este idioma, como en esta historia con Clara. Veremos en el futuro, pero está claro que es algo que seguiré haciendo.

Lo que sí que es cierto es que es una canción que encaja en el imaginario del álbum, muy alejada de “Que pasa nen”, que era muy reivindicativa, con todo lo que se generó alrededor...
La canción era un Mcguffin. La conversación que hubo fue más política que artística. La canción estaba guapa y ya está. Si la escuchas y no sabes lo que digo, está guapa igual.

¿Tu intención era liarla?
Sí, sí. Tenía unas cuantas frases que pensaba que estaban bien tiradas. La canción molaba y sobre todo pensaba que sonaba guay, eso era indudable. Pero todo lo que decía pensaba que estaba justificado. Era un discurso sólido. Tenía fisuras y contradicciones, pero me da igual. Era una canción que intentaba levantar algo de polvo y crear debate. Había frases bien tiradas que sabía que iban a doler a alguna gente.

"Tras ganar premios, debería haber ido a Miami a forrarme, pero priorice este proyecto porque me apetecía más"

¿Y esa gente se dio por aludida?
Sí. Hubo gente que se dio por aludida y se enfadó. De una canción que te cabe en medio folio se escribieron artículos de páginas creando justificaciones y retorciendo sus discursos hacia dónde les interesaba. Pero todo me pareció bien, hasta que la gente mostrase también sus propias contradicciones. Me pareció un éxito que se hablara del tema, porque si no se hubiera hablado a nivel político hubiese sido un poco fiasco, aunque al final se salió un poco de madre. Pero lo recuerdo como algo positivo y que me ha servido para ubicarme y que se me tome en serio más allá de las canciones de amor. Que se me tome como alguien que tiene cosas que decir.

Una vez escuchado “Conducción Temeraria”, tengo la impresión de que quizás experimentarás más cuando alguien venga buscarte y que este proyecto te quedarás con canciones más indie pop, porque es algo que también te llena.
No sé. No sé el camino que tomará este proyecto, pero sí noto que quizás lo que haga en el futuro será completamente diferente, aunque no sé si lo llegaré a hacer. He aprendido a hacer este tipo de canciones, que son más de banda, y me están llegando muchas propuestas de bandas que pueden llegar a sonar más a lo que estoy haciendo. Tengo algún proyecto de estos que me interesa, pero también tengo cosas que siguen la línea de lo que venía haciendo, música más vanguardista, electrónica para experimentar y hacer cosas más extrañas. En mi proyecto me he comido mucho la cabeza porque quería hacer cosas que me salieran viscerales, así me sale lo mío y así lo enseñaré al mundo.

Estabas en tu etapa electrónica e imagino que ni siquiera te planteabas llegar a hacer pop.
Ni me lo planteaba, porque no sabía cómo hacerlo. Es lo mismo que cuando empecé en la electrónica. Pensaba “¿Pero cómo lo hace esta gente?”. No sabía ni por dónde empezar, pero acabé sabiéndolo hacer. También son tus limitaciones. Si hubiera sabido que yo podría ser cantante, a lo mejor lo hubiera sido antes, pero no me di cuenta hasta que me puse a intentarlo.

De hecho, esa era una pregunta que quería hacerte. ¿Por qué tardaste tanto en cantar?
La primera canción que canté la hice por el 2010, una versión de The White stripes que nunca salió. Recuerdo tontear con esa faceta, pero no la estiré por el motivo que fuese. Cuando empecé con el primer disco fue por experimentar, me sentía metido en una vorágine de una vida que me gustaba, pero sí que necesitaba hacer algo más. Una tarde me salió una canción, me gustó y me divertí. Recuperé algo de chispa de hacer algo motivado. Estar en el tren o en el hotel y grabarme con el micro del iPhone. Me vi encontrando algo que me parecía excitante otra vez, cuando había perdido un poquito las ganas

Además son tus letras, algo relacionado contigo. Eso cambia mucho cuando es algo para otra persona.
Eso lo tenía claro, quería que fuera algo que me definiera a mí.

Siendo más mayor que otros artistas, ¿te ha costado arriesgarte y empezar con una nueva etapa?
Me ha parecido una temeridad hacerlo. Siento que tomo muchas decisiones de manera arriesgada. Cuando acabé “El Madrileño” me salieron muchas más producciones a las que tuve que decir que no porque estaba haciendo lo mío. En ese momento, tras ganar premios, debería haber ido a Miami a forrarme, pero priorice este proyecto porque me apetecía más y sé que no soy capaz de hacer algo si no me apetece mucho. A veces he pensado no sé si estoy haciendo bien, si debería continuar, porque muchas veces he tomado decisiones arriesgadas. Igual me ha salido mal a nivel económico, pero me ha ido de puta madre en el sentido de que estoy contento con este camino que he tomado.

 

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