Ahora él es la estrella en la que fijar nuestra atención. Por primera vez lanza un álbum enfocado a la música que verdaderamente le apasiona, con la que creció, celebró, lloró y construyó su vida. “Tiene que haber algo más” (Whoa/Warner, 21) es una joya tremendamente personal y un viaje emocional por el mundo de Cristian sin focalizar todo en la música urbana. Hablamos con él recién llegado de Las Vegas y esa increíble noche en los Latin Grammy para que nos cuente lo que supone este enorme salto en su carrera.
Lo primero de todo felicidades por esos premios Grammy y por este año tan increíble. ¿Cómo ha sido la experiencia de brillar en una gala de ese nivel?
Rocambolesca, divertida, emocionante, increíble y como difícil de digerir. La hostia, una de las experiencias más importantes de mi vida.
"Me recreo bastante dentro de la tristeza, esa atmósfera es la que me mueve y la que me lleva a escribir cosas".
Brillasteis además sobre el escenario con una actuación espectacular y una mesa de lujo. Un poco como un grito de respeto, de igual a igual, donde lo único que importaba era el arte.
Sí, para mí el premio del Grammy es como que, además del reconocimiento que hayamos podido tener si hablamos de éxito comercial, también hemos logrado el reconocimiento por parte de la cultura, de los músicos. Que los artistas te digan que lo que haces tiene un valor y que va a dejar huella dentro de la cultura popular. Para mí, eso es lo que significan estos premios. Además, como que ha tenido una recepción súper buena porque estaba mirando ayer los números de YouTube y la nuestra ha sido la actuación que más ha tenido. La que más gente ha visto con bastante diferencia a las siguientes.
“Tiene que haber algo más” es un disco lleno de decepciones amorosas, de dolor, de estirar relaciones, de mantener algo que sabes que no va a funcionar… Son conceptos tan personales, como universales. Cuéntame un poco más sobre el origen de todas estas letras llenas de verdad.
Bueno yo soy un poco así, vivo entre la melancolía, la nostalgia y la euforia; que es para mí como la sensación de felicidad. Sé que la euforia no es felicidad, pero no sé, yo lo siento así un poco. Me recreo bastante dentro de la tristeza, esa atmósfera es la que me mueve y la que me lleva a escribir cosas. Con mi proyecto de Alizzz llevo más de diez años, empecé como productor de electrónica y pinchando. Mi vida siempre ha estado relacionada con la noche, con salir de fiesta. Con el hedonismo, con la felicidad más instantánea. Aunque luego también haya tenido relaciones amorosas largas y haya podido vivir también el amor más pleno. Pero, como te decía, a la hora de escribir me llama más la atención hacerlo sobre ese momento cuando las cosas están un poco más rotas y cuando estoy más vulnerable, más frágil. Estoy más cómodo, siento que transmito más, me emociona.
Bueno, algunos de los mejores discos de la historia de la música han salido de la mayor oscuridad que nos podamos imaginar y de mucha tristeza.
Las mejores canciones son siempre tristes, bueno no es que sean tristes pero tienen un punto así como más rasgado. O bueno, a mí son las que más me llegan siempre. Es como en las películas, siempre tiene que haber drama de por medio sino no hay película.
Además, esa desgana, tristeza y desilusión también define mucho a las nuevas generaciones. ¿No crees?
Bueno no sé, creo que también es bastante universal, todos somos muy dramáticos al final.
Explicabas en Instagram que te parecía increíble la evolución del proyecto desde que creaste la primera demo hace un par de años. ¿Eres ya un pelín más consciente de lo que viene?
Tengo la sensación de que el proyecto ha crecido más de lo que me esperaba. He tardado muchísimo más de lo que quería en sacarlo, pero creo que el ciclo de este disco ya ha acabado. Necesitaba enseñárselo a la gente, necesito cerrar ciclos. El ciclo de “El Madrileño” también se está cerrando poco a poco, aunque aún estamos de resaca. Aún estamos con los premios y seguirán saliendo cosas. Y sé que “Tiene que haber algo más” aún va para largo porque toca la gira y quiero que sea guay, darle su tiempo. Pero necesito empezar a pensar en lo siguiente, no me puedo quedar quieto, tengo ganas de seguir componiendo y de ver hacia dónde me lleva este proyecto y cómo será lo siguiente.
"A Rigoberta no la conocía personalmente, pero hablando con ella me di cuenta de que tenemos referentes similares y ahora somos amigos".
Tu evolución como artista es impresionante, en especial, tu capacidad de adaptación, ruptura de prejuicios, versatilidad… Mark Ronson comentaba en una entrevista que hicimos para Mondo la importancia de dejar el ego aparte como productor y darle a cada canción siempre todo lo que se merece; que casi sea la propia canción la que decida. ¿Qué es lo que más te obsesiona a ti cuando produces un tema?
Creo que es un proceso tan visceral, tan como sin pensar, que como que no suelo llevar las cosas predefinidas en plan “voy a utilizar esto o estoy obsesionado con este sonido”. Más bien todo va fluyendo, encuentro la motivación y me flipo en el proceso. Evidentemente ya tengo una manera de trabajar con librerías muy interiorizadas, o autores que me gustan, y siempre acabo tirando las cosas un poco por ahí. Pero esto es como cuando vas conduciendo y no piensas que estás cambiando de marcha, sino que lo haces de forma automática. Yo tengo un poco ese piloto automático puesto y me salen las cosas desde el subconsciente. De no tener nada, han pasado siete horas y todo lo que ha pasado en medio de una canción es un poco difícil de explicar. Tiene un poco de magia, un poco ahí espiritual.
¿Y tenías clara tu propia dirección artística y desarrollo personal en este disco?
Al principio no tenía ni puta idea, no sabía ni que iba a hacer este proyecto. La primera demo que hice me salió porque me pillé la guitarra y encontré ahí como algo interesante en mi voz. Llegó un punto en el que tenía como cinco canciones, había tirado un poco del hilo y dije hostia esto empieza a tener un poco de sentido. Vi claro hacia dónde tendía yo a componer, qué tipo de música, qué tipo de sonidos me vibraban a mí. Yo me veía bien defendiendo estas canciones dentro de un género que no tenía nada que ver con lo que yo venía haciendo como productor, sino que se acercaba más a la música que yo venía escuchando en paralelo a todo ese pop más urbano con el que trabajaba. Grupos como Radiohead, Oasis, Los Planetas, Beach House… Ese mundo más de guitarras, pop-rock más independiente, música que ha sido el hilo conductor de mi vida y con la que me siento identificado como artista.
Pero al final es un poco también huir de lo que ahora mismo colapsa las listas de ventas y que como productor sabes que es lo que mejor funciona si hablamos de industria.
Yo creo que todo lo que es la música más mainstream que llena los Top 50 mundiales, por lo menos de habla hispana, ha tenido una explosión gigante en los últimos cinco años y, a su vez, la noto un poco bloqueada, un poco en un valle donde las propuestas ya no son tan frescas. Sí que creo que son interesantes los híbridos, experimentar, las fusiones de otros géneros con la música urbana, que lo inunda todo ahora mismo. Propuestas un poco más arriesgadas que la gente está recibiendo súper bien y que creo que es para dónde va a ir la música de los próximos años.
Hablabas un poco de tus inicios pinchando y de fiesta en fiesta por las noches de Barcelona. En el tema junto a Rigoberta Bandini eso queda bastante bien plasmado. ¿Cómo surge la colaboración? ¿Dirías que Rigoberta es el ejemplo perfecto de estrella pop nacional al completo?
A Rigoberta no la conocía personalmente, pero hablando con ella me di cuenta de que tenemos referentes similares y ahora somos amigos. Hemos ido al FIB muchas veces, al Primavera, al Sónar… Tenemos esos referentes de fiesta parecidos, somos fiesteros tanto ella como yo, aunque con el tiempo hayamos bajado un poco la intensidad. “Amanecer” habla sobre el mañaneo digamos. Es un retrato costumbrista de lo que pasa cuando se hace de día después de una fiesta. Nos hemos inventado una historia acabando por la mañana tras una fiesta muy larga y haciendo ese retrato de una manera como un poco más preciosista, como poniéndolo bonito. Y sí, creo que ella es una estrella pop hecha y derecha y lo está reventando bastante. Dentro del pop mainstream es la figura que hace años costaba encontrar y ahora este tipo de estrellas están recuperando su sitio. Hablo por ejemplo de C. Tangana, sin ir más lejos, Nathy Peluso, Rigoberta… Artistas plenos a todos los niveles.
"El disco de Amaia Romero no tardará tampoco muchísimo en salir porque lo tenemos bastante perfilado".
Hablando de pop, hay una clara referencia en el inicio de “Siempre igual” a “La chica de ayer” de Nacha Pop.
Sí, Antonio Vega es uno de mis artistas favoritos y tuve la suerte de verlo en vida. Fue uno de los conciertos más emocionantes que he visto nunca. Tanto Antonio Vega como Enrique Urquijo, son dos de mis referentes a seguir como compositores y artistas pop. Es una pena que no haya podido coincidir con ellos durante mi carrera musical, porque me hubiese encantado enseñarles mi música e incluso hacer algo juntos. Es un tema además muy visceral y cuando lo tocamos en directo parece que suena un poco a AC/DC.
La colaboración que sí se ha hecho realidad ha sido la de Jota de Los Planetas. Que, además, dices que es tu grupo favorito.
Para mí cerrar el disco con Jota es como mi peak como artista. Es lo más, lo más grande que he hecho nunca. Además, pude pasar un par de días con él en su casa en Granada, conocer su pequeño universo, ir al estudio donde Los Planetas han grabado dos discos, conocer a algún miembro, también a sus amigos… Y no sé, bajé en moto con él a Granada, porque vive en una zona un poco alejada, y me veía metido en todas las historias de Los Planetas, en todas las canciones. Todo esto no se lo dije porque me parecía demasiado fan, pero sí que para mí fue súper emocionante y joder, que cantasen mi canción… No sé, muy bestia la verdad, muy bestia. Espero que la gente lo perciba tal cual, porque al final la gente cuando colaboras con Los Planetas les parece algo guay, pero para mí significa mucho más emocionalmente.
Tienes una visión muy clara en la que confías como artista e incluso huyes de las imposiciones de mercado. De ese concepto, en ocasiones, de “usar y tirar” que reflejas muy bien en “Ya no vales” hablando del paso del tiempo y de cómo un artista puede llegar a agonizar por el éxito.
Sí, seguro que lo voy a tener que vivir. No siempre estás en la ola, no siempre estás viviendo un momento en el que has ganado tres Grammy y vas a sacar discos. Yo escribí esto en un momento en el que estaba bastante bien valorado, pero ahora es que realmente estoy en el pico de mi carrera absoluto. Yo sé que esto es momentáneo y en algún momento va a venir un bajón, un valle donde llega la incertidumbre porque no estás inspirado. Puede llegar el día en el que las cosas no funcionen, no te salgan. La industria musical funciona muy así en plan “no sirves, pues ya está”. Es una movida muy traumática, pero tienes que estar preparado de alguna manera, envejecer y encontrar también tu sitio con el paso del tiempo. No puedes ser siempre el mismo artista. Estoy aquí imaginándome algún artista que ya entrado en años intenta ser el mismo artista que era hace treinta y creo que ese es el camino a la frustración.
Al margen de tu álbum también estás como productor en el disco de Amaia Romero. ¿Algún proyecto más que nos puedas contar?
El disco de Amaia Romero no tardará tampoco muchísimo en salir porque lo tenemos bastante perfilado. Con Pucho tenemos unas cuantas canciones más por ahí en el tintero que creo que también tienen que salir pronto. Y, al margen de mi disco, tengo alguna canción más pero no tengo ni idea de qué voy a hacer con ellas. He trabajado también en la producción de algún que otro single, pero aún no se ha dicho nada.
¿Y qué idea tienes para llevar este álbum al directo? ¿Vas a potenciarte a ti en solitario, vas a tocar con banda?
Pues lo tengo bastante perfilado, será con banda. Somos cinco en un concierto de rock festivalero y tocarlo entero es un subidón que te cagas. Todos hemos cambiado las estructuras de las canciones para para hacerlas más épicas, para hacer momentos más largos, para llevarlas más arriba. Creo que es un concierto que en el festival debería funcionar de puta madre.
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