La primera pregunta igual es sencilla, ¿quién es ALAI?
Pues ALAI es una chica que se divierte muchísimo haciendo música. Alguien que se le pasa genial intentando generar las sensaciones que le brinda la música.
Un interés por lo musical que no es nuevo en ti, ¿no?
Así es. De pequeña estudié música de intérprete. Solfeo, diez años de piano… Después lo aparqué por completo en la adolescencia pero siempre había tenido un espíritu más creativo. Ya en la universidad descubrí la música electrónica y me empecé a interesar por el mundo deejay. Viendo vídeos de Youtube descubrí un mundo para empezar a producir yo sola con mi ordenador que me dio la vida. Durante dos o tres años me puse modo autodidacta, me compré un MIDI pequeñito y después de eso me metí a estudiar un máster de producción musical y tecnología… Mi mejoría en producción ha sido enorme.
Y esta irrupción musical entiendo que te la has cocinado tú sola.
Sí, la producción ha sido mía 100%.
No así en el apartado audiovisual de ‘Ozen’ en el que has colaborado con Pablo Reverter.
Sí, los dos nos conocimos en Pamplona. Desde la universidad teníamos ganas de hacer algo juntos y como el proyecto que quería hacer tiene un rollo narrativo le propuse hacer una pieza con los instrumentales del disco. Hicimos un contenido de siete minutos con los testimonios que hay en el álbum. Luego ya se le fue totalmente la olla a Pablo a la hora de traducir esos audios en imágenes. No sabemos muy bien si es un corto o un videoclip…pero el resultado creemos que está bastante logrado.
La mecha de tu proyecto, como has comentado alguna vez, es el libro ‘Quítame la culpa’ de Cristina Lizarraga (Belako)
Antes de haber leído el ensayo de Cristina decidí grabar conversaciones con mis amigas, de cosas que nos preocupan, reflexiones… Pensé que de ahí podía salir un proyecto pero no sabía muy bien el qué ni cómo. Desde siempre me ha gustado coger trozos de diálogos de películas o de algo audiovisual y convertirlos en samples. En un principio pensé hacerlo con ese objetivo pero, al leer el ensayo de Cristina, que son todo cartas bastante largas de sus amigas y las experiencias que han vivido de maltrato psicológico… Cambié de opinión. Temáticamente no es idéntico a lo que hizo Cristina pero sí pensé que lo había encapsulado bien. Ahí me di cuenta que coger como sample las conversaciones que había grabado era desperdiciar mucho material que se tenía que oír. Fue así cuando convertí esas conversaciones en interludios.
Castellano, euskera, inglés… Has trabajado en tres idiomas, ¿por qué?
Me cuesta decidirme por un idioma porque mis lenguas maternas son el castellano y el euskera. A veces comunicando cosas íntimas me siento más cómoda en castellano porque es el que más utilizo, sin duda. El euskera lo utilizo para evocar ideas que me dan más cariño, como más de casa. Y el inglés simplemente es porque estaba estudiando el máster en inglés y el 95% de la música que escucho es en ese idioma. A veces solo es cuestión de qué idioma te pega más para cada composición.
¿Es algo a lo que querrías darle continuidad?
Sí, hay canciones a las que les pega más una lengua. “Inude” es una palabra en euskera que se traduce como “nodriza”, las que amamantan a un lactante que no es su hijo. Ese concepto me flipaba porque estaba en la mitad del disco. Era la reflexión esa de que por haber vivido un trauma tienes que ser como tu propia madre. Y porque era la que más cercana me a casa me parecía creí que tenía que hacerla en euskera.
Para ser tu primer trabajo has arriesgado haciendo algo conceptual, ¿cómo ha surgido la idea de un disco tan real pero a la vez tan duro? ¿Ha chocado a quien lo ha podido escuchar ya?
Si le ha chocado a alguien, no me lo ha dicho. Pero es cierto que mucha gente a la que conozco y con la que no acostumbro a hablar de temas tan intensos sí que me han llamado y me han dicho que no se habían dado cuenta de que había cosas tan heavys. Me parece súper importante que se escuchen esos testimonios porque incluso hay cosas que me contaban que me habían pasado también a mí y a las que no les daba importancia… Lo que quiero fomentar es que se pierdan ciertos tabúes, especialmente con hombres. En un proyecto tan conceptual lo que más me costó es darle forma, ha sido casi la mitad del tiempo. Planteé cada canción como una escena. Pasar a producir fue más fácil porque no era un papel en blanco, era casi como hacer una banda sonora para las situaciones que imaginaba.
“Me parece súper importante que se escuchen esos testimonios porque incluso hay cosas que me contaban que me habían pasado también a mí y a las que no les daba importancia”
Es cierto que las canciones del álbum suelen transportar al que escucha a situaciones muy concretas gracias a los testimonios de otras personas pero, ¿cuánto hay de autobiográfico en lo que se narra?
No todo lo que se cuenta lo he vivido pero sí muchas de esas cosas las he experimentado en mi propia carne. El testimonio en el que se habla d volver sola a casa y hacerlo intranquila es algo que hemos experimentado las mujeres en general.
“Sola” habla de entrar a un bar sin acompañamiento y encontrarte con situaciones desagradables pero creo que también en el disco se vislumbra una reivindicación de un cierto individualismo, del derecho a disfrutar en soledad y sin que nadie le moleste a una. El hacer las cosas porque a uno le da la gana sin necesidad de hacer una socialización continua.
Sí, son situaciones autorreferenciales que aluden a esos momentos en los que empecé a salir más por bares cuya música me gustaba más que la de los bares de mi pueblo que siempre ponen reggeaton. Salía para pasarme cuatro horas bailando. Nada más. Pero te encontrabas con situaciones en las que un desconocido o un amigo ya te venía a molestar o a llevarte a situaciones que paso. Lo hago desde un prisma de indignación. Son el tipo de conversaciones que sabes que alguien sobrio no tendría y que salen solo porque está borracho y pesado.
“Back home” es un corto de atmósfera asfixiante muy logrado que nos evoca a esos momentos de la vuelta a casa, y luego viene “Ten cuidado”, un corte que es una crítica clara a esas actitudes a veces demasiado paternalistas…
Es una crítica y una apreciación. Esa amiga que narra el interludio sabe que ese “ten cuidado” se lo dicen con todo el cariño del mundo y por preocupación genuina. Pero es algo que no deja de hacerle sentir a la víctima que es culpable porque siempre tendrá en su cabeza eso de “me dijeron que tuviera cuidado y no lo tuve”. Esas frases pueden generar esa dimensión de culpa en la víctima que es muy peligroso. ¿Por qué no se le dice al chico que sale de noche que no haga el imbécil? La culpabilidad nunca debe ser de la víctima sino de quien comete el acto.
Me ha sorprendido una cosa y no sé si es algo buscado. En “Veneno” se habla de relaciones tóxicas pero se habla de “personas”, no del sexo masculino.
Totalmente. Es aplicable a cualquier sexo, género o identidad. Me cuesta no hablar mucho de las circunstancias en las que justo la persona comentó esto pero es alguien que sufrió acoso y lo dice desde su perspectiva, aunque es algo aplicable a cualquier persona que lo practique. No es algo que esté hecho a propósito porque es la experiencia personal de quien narra eso concretamente pero vale para cualquier relación o contexto. En algunos casos es más común que sea el hombre, pero en cuanto a abuso psicológico o relaciones tóxicas pueden ser generadas por cualquier sexo. El ensayo de Cristina Lizarraga que me inspiró, por ejemplo, también habla de una relación lésbica.
“En el club” y “Mahuma” son dos de los temas más bailables del disco, como si quisieras salirte un poco de ese mensaje tan triste y negativo que se va generando mientras uno escucha, al menos en el plano más instrumental… ¿Tenías esa necesidad de lanzar un mensaje más optimista en un álbum que quizás dejaba un mensaje demasiado negativo?
Por supuesto. En este contexto de “todo es una mierda” también quiero transmitir un mensaje menos negativo. Tenía ganas de que el álbum fuera evolucionando hacia un sentimiento más de éxtasis que de pura felicidad. Es un soltar energía, sentirte empoderada… Sin necesidad de estar feliz. Es un “he sobrevivido a todo esto y sigo hacia adelante”.
“Stasi” habla un poco de esto, ¿no?
Bueno, es más como un bloqueo emocional, un revoltijo interior. E “Inude” también. Luego ya pasamos a “Mahuma”, que es un punto de inflexión y la liberación total de energía y rabia. “En el club”, por ejemplo, cuenta con un interludio en el que la persona que habla tiene una perspectiva totalmente diferente a las anteriores. No transmite miedo o tristeza sino más bien un mensaje de rabia. Es como decir ya estoy lista y con el poder suficiente como para decirte que me dejes en paz. La propia música ya transmite un optimismo sin ser todo súper happy.
¿El final del álbum con “Outro” es una vuelta a empezar, al inicio del disco?
Me encanta que lo hayas visto porque todavía no me lo había dicho nadie. Es así, una vuelta al comienzo del álbum, una vuelta al inicio de la historia que estoy contando.
¿Concibes este disco como una performance en directo?
Sí, estoy planteando una sesión más de club. Más house, electrónica y bailable. Y también una versión más experimental con controladores.
¿Y alguna versión con alguien que pueda interpretar las situaciones del disco en directo?
Eso me lo han planteado alguna vez pero la verdad es que no lo veo tan teatral por ahora. Le veo el potencial pero por ahora es algo que no me planteo. Las personas que han participado en el álbum son totalmente anónimas y podría ser un ejercicio total ponerse en un teatro y que saliera gente a contar sus testimonios, pero por ahora lo planteo únicamente como un proyecto musical.
En relación al apartado audiovisual, has ido lanzando teasers de las canciones e incluso el corto/videoclip del que hablábamos… ¿cómo de importante son esos contenidos para entender mejor el álbum?
Fue meramente una traducción visual que queríamos hacer. Las ideas han sido casi al cien por cien de Pablo Reverter. Yo solo le expliqué las imágenes que tenía en la cabeza y cómo me lo imaginaba… Y, prácticamente, desde que hablamos yo fui hilando las conversaciones como una pieza musical de 7 minutos y ahí decidimos ir poniéndole las imágenes. Planteamos tres escenarios diferentes, cada uno con sus simbolismos claros, muchos juegos de luces, grandes angulares que daban sensación de inquietud…
“¿Por qué no se le dice al chico que sale de noche que no haga el imbécil? La culpabilidad nunca debe ser de la víctima sino de quien comete el acto”
¿Cuánto ha ayudado la tranquilidad del periodo de pandemia para un trabajo así hecho desde casa?
Las entrevistas las hice en verano de 2020, que ahí estábamos bastante liberados… Pero “En el club” la hice una semana antes de la pandemia.
Y se cerraron los clubes…
Sí, me vino el sentimiento ese de salir de fiesta a una semana de que nos la quitaran. De septiembre a Navidades planteé el concepto y, en enero y febrero yo estaba haciendo el máster en Valencia, en un periodo con bastantes restricciones, y me vino muy bien para trabajar. No había nada que hacer y aproveché para coger todo lo que tenía y producirlo de cero.
¿Cuáles han sido tus escuchas o influencias para este disco?
He estado escuchando FKA Twigs, Arca, Grimes, Yaeji, Peggy Gou, Rico Nasty, trance de los 2000…
¿Es un mundo de hombres la electrónica?
Es un mundo de hombres la música en general. Yo he tenido muy poca experiencia en estudio porque casi todo lo he hecho desde casa, pero en mis primeras veces en estudio nunca había sentido que tenía tan poca voz. Algo que jamás me ha sucedido en el mundo audiovisual, que es de donde vengo.
¿Alguna fecha en el horizonte para la presentación del live?
Todavía nada porque estoy trabajando en hacer algo más experimental y extendido pero llegará.
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