El hogar de Pauline en la Playa sigue siendo el mismo, con ese gusto por los detalles que siempre ha dominado sus canciones. Pero en su quinto disco hay también algo expansivo, de dentro hacia fuera, con un vigor eléctrico como contrapunto a la suavidad acústica. Mar y Alicia Álvarez son las mismas, sí, pero no en una foto fija, sino en movimiento.
A estas alturas, catorce años después de su debut con "Nada como el hogar”, Mar y Alicia Álvarez no necesitan de muchas explicaciones para hablar de los nuevos pasos en su trayectoria. (Mar) “A Pauline lo damos por sentado. Entre nosotras está presente todos los días. Lo disfrutamos y tiene su parcelita en nuestras ocupadas vidas de personas con sus respectivos trabajos y familias”. De la manera más natural, dentro de un camino en el que los arreglos cada vez aparecen más medidos, siguiendo la línea de “Física del equipaje” (2010) y contando para la ocasión con las colaboraciones en varios temas de Nacho Vegas y Nacho Umbert (“queríamos un coro masculino, como PJ Harvey”, comenta Mar), además de las pandereteras de Herbamora y un nutrido grupo de músicos ya habituales desde su vuelta a Gijón.
Historias que nacen y viven de pequeñas cosas, pero que en este “El mundo se va a acabar” también se abren a sentimientos más absolutos: la pérdida, el paso del tiempo o el amor en mayúsculas que aparece en “Haiku para ir a Marte”. (Alicia) “Sí es verdad que hay frases o momentos muy contundentes. También es fruto del momento; igual hace diez años estábamos muy entretenidas con lo nuestro, y en cambio ahora ya no te miras tanto el ombligo, sino que empiezas a verte como uno más dentro de un conjunto más grande”. Una sensación que en lo musical se reproduce en algunos temas de este álbum, con “Todas las flores”, jugando con lo eléctrico y lo acústico, como ejemplo más evidente: (Mar) “Traslada muy bien cómo sonamos en directo, jugando con las dinámicas. Eso es difícil plasmarlo en disco, se suele perder. Aquí creo que sí lo hemos conseguido: parte de lo pequeño y va creciendo, además de que hacía años que no rasgueábamos la guitarra, sino que trabajábamos con arpegios, y ya teníamos ganas de recuperar esa sensación”.
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