La personificación del tecktonik y el fluorismo ilustrado, Yelle, lanza su segundo largo, “Safari Disco Club”, un álbum que se distancia de “Pop Up” y que su protagonista define como “un trabajo mucho más pop con el que dar un paso adelante”. Desde que en 2006 se aprovechara de la efervescencia del Myspace, la bretona ha exportado sus radiantes gemas de pop colorista a un mercado internacional hasta entonces reacio a la flema gabacha. Obviamente, la reválida de su exitoso debut le ha causado estragos en las sesiones de grabación. No pretende defraudarnos y, por ello, estos meses previos a la publicación de estas once nuevas canciones están suponiendo un inquieto letargo. “No sé si es algo bueno, pero me he sentido algo presionada a la hora de desarrollar el álbum. Después de la repercusión que ‘Pop Up’ tuvo fuera de mi país me dije: de acuerdo, ahora hay que demostrar que aquello no fue fruto de la suerte. Esa es la razón por la que me he decantado por nuevos estilos y matices. Quiero que la gente siga bailando, pero con temas más melódicos donde los rapeados tengan menor importancia. He tomado hasta clases de canto porque estaba algo preocupada con mi voz”. De momento, habrán ustedes escuchado el adelanto, “La Musique” (el estreno del berlinés Siriusmo, quien compartirá créditos junto al habitual GrandMarnier), esa perla de tintes africanistas que da título al largo y “Que veux-tu”, donde predomina el patrón pop despreocupado de su anterior trabajo. A pesar de estos aperitivos, aún quedan muchas cosas por descubrir. “Estoy muy contenta de un tema que se llama ‘Mon Pays’ que trata sobre todo aquello que te encuentras cuando estás a miles de kilómetros de los tuyos. Todo el mundo que la ha oído se ha emocionado mucho. Espero que todos tengan la misma reacción en breve”, ansía.
Desde que Tepr remezclara “A cause des garçons”, Yelle se convirtió de la noche a la mañana en la musa de un trend topic que llenó de extravagantes y espasmódicos bailes los suburbios parisinos: el tecktonik. Como suele suceder con las fenomenologías de naturaleza cíclica, con el tiempo nuestras vidas prosiguieron su curso y nos olvidamos del asunto. ¿Acaso tal lacra le acabó aburriendo? “No estoy cansada de esa etiqueta que se me puso. Sin embargo, pienso que he demostrado ser mucho más que eso. Tanto el vídeo que acompañó al remix como todo lo que surgió después fue muy divertido. Ni puedo ni quiero renunciar a ello. Aunque no soy una artista de tecktonik, sino de pop”. He aquí la razón por la que Katy Perry la ha escogido para caldear el ambiente en las fechas británicas de su nueva gira (recuerden que su presentación internacional vino de la mano de su gira junto a Mika). Pese a las merecidas vacaciones que se ha tomado, la gala en 2010 volvió al trabajo con dos colaboraciones estelares. Por un lado, junto a Crookers en la infecciosa “Cooler Couleur” y, por el otro, con un cover del himno ochentero “Ophélie” que se incluirá en lo próximo de Nouvelle Vague. “Lo de Crookers fue extraño en un principio, ya que es un tema más pausado de lo que vienen haciendo y, además, la letra tiene partes en inglés. No puedo decir si en un futuro en mis trabajos emplearé el inglés como idioma. A día de hoy, para mí es muy importante expresar las emociones que siento en francés ya que puedo ser más honesta conmigo misma. Sobre ‘Ophélie’, lo primero que pensé al escucharla es que no estaba preparada para cantarla. Eso sí, me armé de valor en el estudio y acabó siendo una gran experiencia interpretar algo radicalmente diferente a lo que había hecho hasta entonces”, recuerda la joven tras una inmaculada sonrisa mientras rememora uno de los hitos de su currículum. “La segunda vez que pisé Estados Unidos fue para Coachella. Actuaba a la misma hora que Portishead y pensaba que nadie vendría. Pero cuando vi a más de tres mil personas bailando como locas se me saltaron las lágrimas. Guardo grandes recuerdos de la gira. A pesar de cancelar en Australia porque me quedé por primera vez en mi vida sin voz o la invasión de público que viví en un escenario de Boston, tras la cual me desplomé por completo entre bambalinas, ver a la gente posesa pasándoselo tan bien aun no entendiendo lo que canto es algo excepcional”. Ya no lo queda mucho tiempo para holgazanear en su casa: la maquinaria y las maratonianas jornadas en los aeropuertos no han hecho más que empezar. “Cuando acabe lo de Katy Perry giraré por Estados Unidos y Sudamérica. Es lo único que sé de mi timing. Aunque no lo parezca, no me gusta planificar mi vida en exceso porque me da algo de vértigo. Prefiero que todo venga sin pensarlo demasiado. Las sorpresas, de este modo, son más gratificantes”.
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