«Hay cantidad de estructuras crudas y profundas, de melodías más frías entre las guitarras, material muy bueno que queríamos construir como una orquestación. Es algo que Morbid Angel jamás ha hecho, como esas subarmonías. Hemos expandido nuestros horizontes, pero eso es algo que este grupo siempre ha hecho de disco a disco y este álbum no es una excepción». Así las cosas, tan pérfida condensación de ideas rezuma una negrura casi doom en esta ofrenda masiva de velocidad sostenida. «Existe una vibración oscura entre líneas, algo conceptual, es el estado en el que Morbid Angel se encuentran. En el momento de escribir este disco todo era como muy brumoso alrededor nuestro y ésa ha sido la forma en la que se ha introducido en la música".
«Hay cantidad de estructuras crudas y profundas que queríamos construir como una orquestación" |
Genios en el arte de crear obras yuxtapuestas, pero fieles a su credo, nadie anhela menos de ellos, aún tras dieciséis años de gozos y sombras. «La mayoría de los fans del grupo no esperan el mismo disco dos veces. Quien ha comprado anteriormente nuestros trabajos sabe que mientras uno ofrece velocidad extrema y locura, el siguiente es estructurado y controlado. «Gateways...» supone diversidad, con más medios tiempos de lo que la gente está acostumbrada, pero es Morbid Angel. El sentimiento está ahí, la agresividad...» Demostrado queda que, siendo ésta la primera vez que Steve se ha hecho cargo de la mayoría de las letras (tras su precipitada entrada para el anterior trabajo), su religión es, por naturaleza, la que profesan las tablas de la ley de los todopoderosos del metal muerto. «Fue algo que discutimos antes de mi entrada en la banda: nuestras creencias y nuestra filosofía. Teníamos que estar seguros de estar en el mismo camino antes de nada. No quería tocar con gente que no pensase de manera similar a la mía, ni ellos tampoco. Compartimos las mismas ideas por lo que para mí ha supuesto una extensión escribir líricas en la forma en la que siempre lo ha hecho Morbid Angel». Músicos cuyas técnicas, ideas y habilidades son sospechosas de pacto con el mismísimo Maligno, su hermético conventículo divulga un culto que, por fortalecido, está en continua expansión. Además, no ha lugar para los complots de egos y de su fraternidad habla por sí solo, y, bien, su nuevo himnario. «Es algo confortable, no necesitamos depender los unos de los otros. El ambiente interno del grupo a la hora de trabajar es muy sencillo, somos muy profesionales y cada uno hace su trabajo, cada canción se compone de una manera distinta. Hay una buena química sin tener que forzar nada por lo que todo ocurre de forma natural, creativa, cómoda y sólida».
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