Desde fuera la sensación es que Ginferno era un grupo extinguido, que había protagonizado algún que otro concierto de forma esporádica, pero del que no teníamos noticias de nada nuevo desde la publicación de su debut. “Nos metimos en una fase de exploración creativa que nos llevó a grabar más de veinte temas y decenas de horas de improvisaciones. Aunque teníamos intención de publicar ese material, nunca veíamos el momento de hacerlo, mientras tanto, iban apareciendo proyectos estimulantes que nos motivaban más que sacar un disco: colaboraciones en cine, con videoartistas, performers, escritores, dibujantes de cómics…”, responden de forma conjunta a través de correo electrónico. Y Daniel Fletcher (guitarra) puntualiza: “La industria de la música tiene una serie de códigos y procedimientos no escritos que todos los agentes implicados conocen y aceptan. Puede ocurrir que cuando una banda se sale de la dinámica esperada da la sensación de que ha desaparecido. Hemos publicado nuestro trabajo al ritmo que hemos considerado adecuado, aun siendo conscientes de que estar mucho tiempo sin álbum nuevo puede obligarte a empezar otra vez casi de cero”. Superados esos siete años de silencio sólo aparente, la realidad de Ginferno en 2011 es la de un grupo que ha ido ampliando su campo de batalla, de modo que a Fletcher y Federico Levenfeld (percusiones) se han ido sumando en primer lugar -hace cinco años- Kim Warsen (voz), luego Javier Díez-Ena (contrabajo, también en Dead Capo) y, más recientemente, Daniel Niño (saxo barítono), sin olvidar la colaboración habitual de Andrés Arregui, saxofonista procedente del free jazz. Por el camino se quedó Krater (guitarra y uno de los miembros fundadores), aunque su presencia continúa en los catorce temas extra que figuran en la edición especial de “Mondo Totale” en doble vinilo: “grabados la mayoría entre 2004 y 2008 en el estudio que fue nuestro centro de operaciones durante diez años. Con estos ‘bonus tracks’ rendimos homenaje a esa etapa de creatividad febril. Todo final es el comienzo de algo, así que, de alguna forma, estamos cerrando una etapa para abrir otra nueva”.
Uno de los cambios fundamentales es el hecho de que Ginferno cuente desde hace una temporada con un cantante, aunque en ningún caso han dejado de lado esa inclasificable extrañeza que les hace pasar del rock desquiciado al surf lo mismo que del rockabilly al jazz. (Fletcher) “La voz de Kim tiene mucho carácter y nos ha llevado a cuadrar un poco más las cosas. Hemos pasado de una búsqueda angustiosa de espacios de tres instrumentos solistas a un formato en el que cada instrumento tiene su propio espacio para desarrollarse. Con ese paso quizás hemos perdido algo de caos y de capacidad de sorprender, pero creo que lo que hemos ganado compensa a lo que hemos renunciado. Antes de la incorporación de Kim, Ginferno creó cerca de cuarenta canciones instrumentales o pseudo-instrumentales; tocamos todos los palos que se nos ocurrieron y llegó un momento en el que sentíamos que habíamos agotado ese formato”. Una libertad que surge del conflicto, de la lucha contra el aburrimiento, a menudo con un componente lúdico que permanece inalterable, ya sea de forma explícita o como parte del mecanismo interno de la banda. (Fletcher) “A veces, durante el proceso de creación, tendemos a descartar las cosas que suenan más convencionales, simplemente porque no las consideramos divertidas”. (Javier Díez-Ena) “Lo cierto es que, de una manera misteriosa, los temas se enrarecen solos. También es verdad que el sonido de guitarra de Dani y la forma de tocar de Fede son reconocibles a la primera y son la base de Ginferno desde siempre. Ahora Dani Niño y yo nos movemos por los mundos graves que durante años ha llenado Ramón ‘Krater’ con su guitarra. Intentamos ofrecer la música tal cual la sentimos: libre, bonita y extraña”. Ahora sólo hace falta que no tenga que pasar tanto tiempo hasta encontrarnos con algo nuevo. (Fletcher) “Nos hemos dado cuenta de que para que un grupo sobreviva es necesario publicar de manera periódica. Pero no nos vamos a meter en esa dinámica si no estamos convencidos de que lo que sacamos es un fiel reflejo de nuestro momento creativo. Tenemos temas inéditos para dos Ep’s más y ya hemos compuesto material nuevo que grabaremos a finales de este año. Con Ginferno podría ser perfectamente posible pasar de publicar un disco cada siete años a publicar siete cada año”.
Hola, Carolina! Extremadamente de acuerdo con lo que cueatns en el artedculo, para variar: lo de la guerra de sexos agota se va a convertir en una de mis frases de cabecera cuando salga el tema en futuras charlas. Entre tanta pulla y tanta soberbia rockdeluxista, leer algo ased alivia, de verdad.Pero el caso es que, desde el viernes, llevo hablando del asunto con amigas y amigos de todo pelaje (y con un marido, tambie9n), y hay algunas cosas que me gustareda puntualizar. Vamos, que si no las suelto, reviento.- El artedculo de Laura Sales me resulta bochornoso. Lo siento, pero no creo que una lista de instrucciones para la autocensura contribuyan a mejorar nada, ni tampoco que el dictamen de una hipote9tica amiga feminista (no vale sf3lo con que sea amiga) valga como sustituto del propio criterio cuando se trata de abordar las relaciones de ge9nero teniendo un cromosoma Y. No puedo tomarme en serio a alguien que la siga y que renuncie a su propia subjetividad en favor de un manual de instrucciones. Por otra parte, en lo que respecta a sus consejos para chicas desorientadas, tengo buenas amigas a quienes la palabra sororidad convierte en bestias sedientas de sangre de idef3loga. Las entiendo.- La lista de canciones bate todos los re9cords de indignidad. En ella hay al menos un tema firmado por una de las coautoras del artedculo, pero como da la puf1etera casualidad que el tema de marras es una de mis canciones favoritas y tiene un riff de guitarra glorioso, me abstengo de abundar en el tema, y apunto que la ausencia de nombres como Vainica Doble revela una falta de memoria histf3rica lamentable. Por no hablar de la calidad de algunos de los temas reivindicados. Y no, Disfraz de tigre no es una cancif3n feminista: es una cancif3n en la que sus autores se meten con una chica que no les resulta lo bastante guay para sus este1ndares. Apaga y ve1monos.- En el texto principal del artedculo, las autoras confunden de una forma lamentable los puntos de vista de los autores con el de los personajes de algunas canciones. Leer a Nacho Vegas disculpe1ndose en tono abyecto por haber escrito una letra desde la perspectiva de un hombre misf3gino me ha provocado una vergfcenza ajena todaveda peor que cuando Loquillo anuncif3, entre campanadas y trompetazos, que jame1s volvereda a tocar La matare9'.- Esto no proviene tanto de la pieza en sed, sino de sus reacciones en Twitter: estoy hasta el cof1o de tanta reivindicacif3n a Valerie Solanas. De acuerdo en que Warhol se mereceda muchos tiros en el estf3mago, pero convertir a la susodicha en santa y me1rtir me parece muy objetable.En fin, disculpa la parrafada, pero me conoces y sabes que me nace de las entraf1as. Un beso y a seguir bien.