A su manera

Dusminguet acaban de editar “Go”. Un tercer disco que nace marcado de antemano, no sólo por el desgraciado accidente que el pasado abril sesgo la vida de Carlos Rivolta, su bajista, sino también por el final de una trilogía que iniciaban allá por el noventa y ocho con “Vafalungo” y continuaron tres años después con “Postrof”. Tres discos que tejerán el set list de su próxima gira en marzo.

Lo que te espera a partir de ahora, siempre que tras esta advertencia decidas llegar hasta el fin de la historia, es una de esas entrevistas que uno no sabe muy bien por cómo empezar a narrar. Son tantas las cosas dichas, tantos los sentimientos interpuestos y tantas las vivencias acumuladas, que mi humilde plumilla apenas alberga la esperanza de plasmarlas en su justa medida. Aunque algo me dice que habrá que intentarlo. Hagámoslo pues y empecemos por lo que nos ocupa: la edición de “Go”, tercer disco de la banda de La Garriga (Barcelona). Pero no adelantemos acontecimientos y empecemos la historia por el principio -que es por donde, sin duda, se inician las buenas historias- y trasladémonos a octubre de 2001, momento en el que Dusminguet deciden tomarse un respiro tras las actuaciones que durante año y medio han realizado con “Postrof”, su anterior álbum, en el bolsillo.

“Tirando de lo que teníamos ahorrado alquilamos una autocaravana durante cincuenta días y montamos en su interior un estudio con lo básico”

Tras casi dos meses de merecida desconexión les llega el momento de planificar cómo van a trabajar en la composición de los temas que darán forma a su tercer disco y para ello (a estás alturas ya deberías saber que Dusminguet no hacen las cosas como el resto de los mortales) nada mejor que alquilar una autocaravana, añadirle un estudio portátil de dieciséis pistas en su interior y recorrerse los tres solos media Europa en busca de un método compositivo cuya génesis se halle en el corazón de la banda, o lo que es lo mismo, que fluya de lo más hondo de Joan Garriga (voz y acordeón), Dani Portabella (guitarra) y Martí Vilardebó (batería y voz).... (Dani) “Fíjate, mañana hace justo un año que nos marchábamos de Barcelona, recuerdo que era el día 15 de enero...”. (Martí) “Todo eso de irse fuera a grabar una primera maqueta con temas nuevos vino porque, cuando llegó el mes de diciembre, nos empezamos a plantear como podíamos encontrar un método de trabajo que nos uniera a los tres de nuevo. Quedamos un día y pensamos en imaginar alguna manera que nos permitiera juntar un núcleo, unir otra vez nuestras fuerzas. Así es como se nos ocurrió lo de irnos por media Europa con un estudio móvil. Bueno, primero teníamos la idea de ir a un lugar fijo e incluso empezamos a mover cuatro cables para alquilar un piso en una ciudad de donde fuera para juntarnos a hacer canciones, pero, después, eso de estar en un sitio muy estáticos tampoco nos apetecía demasiado. Queríamos que la propia construcción de las canciones se enriqueciera de los lugares que íbamos visitando y así, tirando de lo que teníamos ahorrado, es como surgió lo de alquilar una autocaravana durante cincuenta días y montar en su interior un estudio con lo básico. Claro que de paso también aprendíamos como funcionan las máquinas porque en ese aspecto siempre había como una especie de muro”. Y así, de esa forma tan nómada, los tres “dusmis” se embarcan a través de Francia, Italia y Alemania en busca de campings en el que poder conectar a la red eléctrica todo su equipo, sin apenas salir del vehículo debido a las bajas temperaturas y por temor a dejar solos los valiosos aparatos que acarrean.

“Cuando te sucede una cosa tan heavy te puede liberar un poco de todo ese enfado, porque piensas que se ha de aprovechar el día a día”

Una situación que se agrava cuando llegan a una desértica Rumania y a una gélida Bulgaria, países en los que casi no logran contactar con nadie y en los que ni siquiera encuentran abierto un mal camping en el que refugiarse y grabar algún tema. Por eso en “Go”, pese a pretenderse, no se ve ninguna influencia sonora de los Balcanes. (Joan) “De hecho, las canciones que estaban más marcadas por el viaje, se han caído la mayoría, como ´El Drácula´ que era un rock´n´roll que escribimos cuando estuvimos en Transilvania. Allí no había ni un alma y además metía un frío...”. Sumando lo acumulado durante el viaje con el material previo al mismo, reúnen una colección de veintitantas canciones que, al trabajarlas en el local de ensayo con toda la banda, se irán redondeando o descartando. (Joan) “La selección de los temas del disco se hizo antes de ir a México. Nos quedamos con unas quince o dieciséis y las fuimos ensayando con toda la banda para concretar los arreglos. Luego, al volver, pues bueno, al principio no nos planteábamos ni hacer música ni nada, pero más tarde, lo que en principio tenía que ser otra maqueta previa al disco grabada en el estudio que hemos montado en nuestro local de ensayo, se acabó convirtiendo en el disco por una simple cuestión de presupuesto”. Un presupuesto a la altura de la crisis del sector condiciona el futuro del disco, reconduciéndolo por otro camino que le otorga una nueva entidad. Por lo pronto, en “Go” se nota el espíritu de grupo bajo el que fue concebido. Las canciones van al grano, tienen chispa, son directas y más explícitas. El sonido pachanguero, duro y ligeramente descacharrado lo hacen orgánico, creíble, sudoroso pero sobre todo próximo, muy próximo al seguidor que ha estado a pie de escenario en sus epopéyicos conciertos de más de tres horas. Todo su universo está ahí. “Vafalungo”, “Postrof” y “Go”, una trilogía previamente anunciada que ahora se cierra, aunque a la fuerza. El grupo acaba contrato con Virgin y no parece que los vientos de la renovación interesen a la disquera. Un hecho que va a condicionar el futuro promocional de un trabajo que posee elementos más que suficientes para sonar en la radio, aunque, claro, para ello la radio tendría que ser otra. (Joan) “Nosotros siempre hemos tenido la sensación de que nuestras canciones podían ser buenas para la radio, pero la realidad ha sido mucho más cruda. La realidad es que las nuestras son canciones pachangueras pero que tampoco han seguido el proceso de producción que se requiere para sonar en emisoras comerciales. Y estoy de acuerdo contigo cuando dices que en este disco hay elementos para pensar que es un trabajo que podría llegar a un público más mayoritario, pero la verdad es que nos lo hemos tomado un poco en plan ´ellos sabrán´ (refiriéndose a su discográfica). Ni siquiera hemos discutido cuál será el primer single. Estamos contentos con las canciones y nos gusta hacer nuestro trabajo, hasta aquí llegamos. Pero no sabemos lo que piensa la compañía. A los de aquí (refiriéndose a Virgin Barcelona) sí que les ha gustado mucho el disco”. De lo que pasará a partir de ahora ya habrá tiempo para hablar más adelante. Ellos, de momento, no se lo plantean y cuando les pregunto por la opción que han elegido Ojos de Brujo, autoeditándose “Bari”, me comentan que este año ya han gestionado su propia grabación en el estudio y que ya se verá, que todo se andará. Pero no nos desviemos de nuestra historia, la de “Go”, porque es ahora cuando se torna más humana, más dolorosa, más triste. Es posible que no sea necesario repetir una vez más el tan estúpido como terrible accidente que el pasado abril acabó con la vida de Carlos Rivolta, el bajista galáctico de Avellaneda, pero su muerte ha marcado, al menos en mi ciudad, Barcelona, a los que le conocían y a los que no teníamos el placer, más que de verlo sobre el escenario. Una tragedia que se ha colado en los surcos, notas y palabras de un disco cuyas canciones estaban escritas antes, mucho antes, del fatídico viaje a México, pero que, escuchadas ahora, te sacuden por dentro de tan marcadas que están por el “puto” destino. Canciones como “La rabia” o “L´enterro”, que trata sobre el entierro de la sardina, una fiesta que pone fin al carnaval, estremecen...