Los dúos deben estar muy compenetrados. El menor error repercute en el ritmo de un directo, las limitaciones de uno influyen mucho más en el resultado que cuando hablamos de formaciones más amplias. Pero Brian King (guitarra y voz) y David Prowse (batería) se conocen como si se hubiesen parido el uno al otro. Gracias a ello sus directos son pura adrenalina, actuaciones de una hora en la que no hay planes más allá de repasar el repertorio de sus dos álbumes (“Post-Nothing” y “Celebration Rock”) y sus múltiples singles (recogidos en la compilación “No Singles”). “Así debe ser, porque no hay opción cuando tocas en una banda de dos miembros y uno comete un error. Todo el mundo se da cuenta. Algunas bandas trabajan mejor con un bajista, un teclista o un segundo guitarrista, pero ese no es nuestro caso. Si fuésemos más músicos sobre el escenario la gente no me prestaría a mí tanta atención. ¡Y odiaría eso! (risas). Nosotros somos una mezcla entre tipos furiosos y nerds, con rasgos de todo lo que existe entre esas ideas. Lo que intentamos es hacer música que refleje la parte más positiva de nosotros mismos (por lo menos lo máximo posible). Para mí, hacer rock and roll es algo muy excitante y, por tanto, nuestra música debe reflejarlo”. Tan excitante como pueden serlo los treinta y pocos minutos de “Celebration Rock”, un trabajo tan visceral y apasionado como su predecesor, pero bastante más concreto y, desde mi punto de vista, bastante más americano que “Post-Nothing”. “Estoy más o menos de acuerdo con eso. Cuando grabamos el disco anterior, me sentía inseguro con mi propia voz así que mezclamos la guitarra mucho más fuerte que en este nuevo disco. Así que no hay duda de que sonaba más duro en ese sentido. Ahora confío más en mis letras y en mi forma de cantar, con lo que no tengo tanta necesidad de sepultar las voces en el sonido final. Por eso la mezcla de ‘Celebration Rock’ se acerca más a la forma en la que suenan los clásicos del indie rock americano. Por otro lado, debo reconocer que escuchamos sobre todo música americana, lo cual no es una sorpresa teniendo en cuenta que somos canadienses”. Americanos en el sentido en que influencias como Superchunk o The Gun Club (a quienes versionan) pueden serlo. Les sugiero si son influencia básica para su carrera, inocente de mí, sin esperar la inabarcable lista de nombres (más de setenta grupos, desde The Dream Syndicate hasta Fugazi, pasando por artistas británicos como Wire o Crass y clásicos como AC/DC, Prince, ZZ Top, Springsteen, The Cure, etcétera) con la que me abruman, para luego añadir: “Todos estos grupos nos llevaron a hacer nuestra propia música y puedes encontrar cosas suyas en nuestras canciones, pero si te refieres a un artista con una carrera como la que a nosotros nos gustaría tener, entonces te citaré a Nick Cave, sobre todo porque lleva cuarenta años haciendo música y sus discos me parecen cada vez mejores. Supongo que esa debe ser su definición de tener éxito, intentar superarse artísticamente. Nunca vas a encontrar ese tipo de ambición en alguien que esta satisfecho con si mismo o con su éxito, como por ejemplo en Weezer”.
Cambiando de tercio, insisto en que una de las virtudes de Japandroids es su capacidad por sonar directos, reales, sin complejos. Si un tema requiere coros durante la mitad del minutaje, los tendrá; si una canción requiere de mayor velocidad y rabia, las tendrá. “¡Esto no es una pregunta, es un cumplido! Muchas gracias porque para nosotros la energía y la autenticidad son partes fundamentales de nuestro sonido”. Sin miramientos y sin complicaciones. Eso y que han sabido redondear discos concisos que dejen con ganas de más, como debe ser. Por ello les pregunto si, a la hora de dar forma a “Celebration Rock”, se preocuparon del repertorio, de la duración del conjunto o de diferenciar las dos caras de un vinilo. “Nos hemos inspirado en discos clásicos del pasado en los que la duración y la secuencia del álbum estaban directamente relacionadas con la limitación de tener que prensarlo en un vinilo, así que todo al mismo tiempo. Como en ‘Post-Nothing”, queríamos hacer un disco de ocho temas porque muchos de mis discos favoritos de siempre tienen ocho canciones ( ‘Raw Power’ de The Stooges, ‘Born To Run’ de Bruce Springsteen, ‘IV’ de Led Zeppelin) o duran treinta y cinco minutos (‘Let It Be’ de The Replacements, ‘Revolver’ de The Beatles o ‘Pet Sounds’ de The Beach Boys”).
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