4hiverns es “cuatro inviernos” en castellano. ¿Qué magia especial tiene esta estación del año?
Cuando empecé con la composición del primer disco, vi que todas las canciones que seleccionamos estaban fechadas en invierno. Al final es cuando más estás en casa, cuando más tiempo tienes para ti… El invierno juega en que tengas este tiempo de reclusión en casa. Me ayuda a tener esta inspiración un poco más melancólica. Así que es la estación del año que siempre ha jugado mejor a nuestro favor para componer.
Han pasado tres años de vuestro primer disco, “4hiverns”. ¿Qué ha pasado en este periodo de tiempo?
Han pasado muchas cosas. Pudimos editar nuestro primer largo, su presentación en directo (unos veinticinco conciertos más o menos), fui padre… Con lo cual han sido unos años importantes. Luego empezamos a concebir el segundo disco, ver hacia dónde caminábamos a nivel estilístico y de composición… De hecho dedicamos casi un año, ya que nos hemos tomado con mucha calma el hecho de componer, preparar, preproducir y grabar “Decimals”.
Y viendo un poco el pasado, ¿estáis satisfechos con todo lo que trajo “4hiverns”?
Yo personalmente me quedé con muy buenas vibraciones en general. A título personal iba con mucho miedo, no por el producto, no por el disco, sino porque era la primera vez que tenía el reto de cantar, de tomar las riendas, de liderar un grupo. Cantar no es solo entonar y afinar, también tienes que explicar una historia, interpretar… En este sentido tenía mucho miedo. Pero fueron pasando los meses y al final poco a poco todo fue cogiendo forma, todo acabó en el sitio que tocaba. Y en este sentido, en “Decimals” estaba mucho más tranquilo. A nivel crítica creo que fue todo muy bien: buenas reseñas por parte de prensa, un par de revistas eligió el disco como uno de los mejores del año… Con lo cual coges más confianza para componer un segundo disco y tienes ganas de seguir trabajando.
Entrando más en el disco… Solo empezarlo uno se da cuenta que el sonido ha cambiado: guitarras eléctricas, sintetizadores, electrónica. ¿A qué se debe este cambio?
Mira, primero te contaré que siempre he estado ligado a la música electrónica. Mi anterior proyecto era First Aid Kit, junto con mi compañera Agnés, y hacíamos música pop con ochenta por ciento de electrónica. Entonces, para este segundo disco de 4hiverns, quería recuperar un poco de First Aid Kit; esta experiencia que tenía con la electrónica transportarla al concepto 4hiverns, en un formato un poco más recogido, más pequeño… Y a su vez, teniendo en cuenta que ahora tenemos una banda completa, también buscamos trabajar más el sonido en el local, que fuese más potente, más repercusión sonora y con este plus de la electrónica… Pero siempre partiendo de una base íntima.
Ha sido difícil mezclar la electrónica con el discurso que tenías más melancólico, el binomio guitarra-voz… Comparando de donde vienes a ahora, ¿ha sido difícil mezclarlo y que fluya todo de la misma forma?
Yo creo que no ha sido difícil. Primero porque el primer disco, aunque está un poco más enterrado, también tiene un matiz electrónico escondido. En este disco eso ha sido más continuista, es decir, continuar con esta esencia minimalista, pero explotar un poco más la parte electrónica de percusión. En este sentido Ramón Aragall, el batería, ha hecho un curro brutal y hemos buscado que la esencia rítmica del disco tuviera mucho componente electrónico. Entonces, costar no ha costado porque primero nos gusta nuestro estilo, mezclar electrónica con orgánico, acústico, y segundo porque ha sido un poco seguir la estela del primer disco pero aumentando la parte electrónica, la parte de percusión.
Luego, por lo que respecta a la producción musical, se puede escuchar cada matiz, cada detalle, como si todo estuviese calculadísimo… ¿Cómo habéis conseguido mantener esa ternura, ese encanto del acústico, con una forma tan perfecta y casi matemática?
Muchas horas… La verdad es que soy muy perfeccionista y creo que el resto del grupo también lo es. Si a eso le sumas que hemos estado un montón de horas de preproducción… Al final, el ejercicio que hemos hecho es: yo llego con unas canciones, lo ponemos en común en el local y una vez allí cada uno dice la suya. Cada uno aporta su granito de arena, su opinión, sus cambios, sus propuestas… Y al final cuando ya tenemos la canción terminada en preproducción, trabajamos muchísimo en el local el detalle. Ha sido un trabajo muy elaborado, dedicándole muchas horas, simplemente porque nos lo pasamos muy bien haciéndolo… Esto es parte del triunfo de este disco, lo bien que lo hemos pasado en el local pensando y dándole vueltas a cada pieza para que llegase a sonar de la mejor forma posible
El amor platónico, la lucha continua contra la adversidad, ser un astronauta y ver con distancia los hechos… Se tocan una gran cantidad de temas en el disco, pero… Tiene algún eje común “Decimals”? Como definirías todo el concepto de vuestro segundo largo?
Yo creo que eje común no hay. De hecho, nunca he sido partidario de ponerle un nombre a los discos. El primero fue homónimo, se llamaba “4hiverns”. No le encuentro mucho sentido meterle un título cuando en realidad las historias son independientes. Sí que quizás en algún caso hay el amor como eje, o la obsesión, pero no las une a todas. En este sentido, cuando nos tocó pensar en un nombre, no nos salía nada, y hasta pensamos de llamarlo, en plan coña, “4hiverns 2”. No nos sentíamos cómodos. Pero surgió “Decimals”, y este englobaba muy bien la forma de trabajar que hemos tenido como músicos y como amigos. Soy una persona muy perfeccionista, me gusta tenerlo todo muy calculado… Y “Decimals” va de esto, de llegar al punto más perfeccionista, o llegar al punto más exacto, más calculado, más perfecto. Vimos muy rápido que encajaba perfectamente con la esencia y espíritu del disco.
¿Qué referentes habéis tenido para este disco y, por otra parte, cuáles son los artistas que más escuchas actualmente?
Vale, esta pregunta es complicada. Sinceramente, cuando trabajas en algún disco, las referencias están implícitas de una forma muy inconsciente. Es decir, escuchamos un montón de música a diario y creo que al final esas referencias te quedan ahí y, a la hora de componer, te abstraes un momento de todo y en tu subconsciente te van apareciendo todos estos sonidos que has ido escuchando. En mi caso intento escuchar todo lo que yo entiendo como buena música. No me cierro ni en el pop, ni en la electrónica, ni en el clásico… Mi madre es profesora de canto y de pequeño viví mucho el piano, la ópera, el circo… Depende del momento también. Referencias que te podría decir de ahora, por ejemplo, si abro el Spotify de esta semana (hay tantas, está bien este ejercicio): estoy escuchando London Grammar; también a Ásgeir, un chico finlandés con un toque Bon Iver, Sigur Rós, referencias muy folk minimalista pero también con un poco de electrónica. Otros artistas que estoy escuchando ahora son Bonobo, Future Islands… Pero quien sabe, quizás el mes que viene estoy con Richie Hawtin.
Tres canciones me han gustado especialmente de este disco: “Dins del teu abric”, “Decimals” y “El salt”. ¿Qué me puedes contar de estas tres canciones?
Mira, quizás la única cosa en común que hay entre ellas y, en general, en el disco, es la obsesión: un amor platónico, un autor que quiere llegar a un objetivo, un trabajo… Creo que los que intentamos componer y trabajar en música somos unos obsesivos: todo el día con música. “Dins del teu abric” habla mucho de la obsesión de un amor platónico, una persona que lleva mucho tiempo detrás de alguien, y la otra persona no le hace ni caso; una historia trágica que acaba con un final bastante épico. Viene de hace mucho tiempo, de conocer una persona que se obsesionó tanto por otra que llegó a extremos que incluso rozaba lo cómico. Pero al final son canciones que están escritas de forma poética y cada uno puede entender su versión, su contenido. “Decimals” quizás es la más poética de todas: habla de la familia, del paso del tiempo, de tener unas raíces que te han ayudado a trabajar de una forma coherente, de los hijos… “El salt” es la más negativa: una persona que está en su momento final, de decidir que hasta allí ha llegado, no conseguir su objetivo vital y estar a punto de lanzarse al mar para terminar con todo. Esto también viene de otra historia que me contaron, una persona hizo exactamente eso y realmente me chocó mucho. Esta canción en teoría no debería estar en el disco, pero tuvimos un descarte de última hora, y yo tenía una línea de electrónica que había hecho en casa. Así que, como nos sobraba medio día en el estudio, propuse coger esta base y que Aragall, que es una bestia parda de la batería, probara cosas. Yo ya tenía una letra medio pensada, teníamos la estructura de los pianos, y Ramón tocó lo que está en el disco, que parece electrónico pero que no lo es. Estamos muy contentos en como quedó este cambio de última hora. De hecho, de esta forma, salió todo un poco más orgánico, acabando el disco progresivamente con mucha más electrónica que el inicio.
Si tuvieras que escoger una o dos canciones, ¿cuáles serían tus favoritas del disco?
“Aturem l’ham” seguro, ya que es una canción puente, es la primera que compusimos como banda, un eslabón más en la evolución de 4hiverns, la que marca el cambio entre el anterior disco y este. Y la segunda… Quizás te diría “Decimals”, porque es la más difícil, la que se sale más del estilo. Yo creo que el disco tiene una aroma muy similar, y “Decimals” sale de esta, con la voz más aguda, las guitarras excepcionales, la estructura es diferente… Me quedaría con estas dos seguramente: una por ser canción puente y la otra por ser diferente al resto.
Y ya que lo dices, ¿qué tal cantar en falsete?
Pues mira, mi madre me ha ayudado bastante. Creo que cuando hicimos el primer concierto de este disco, dentro del Cicle Paisatges de Vilafranca, fue una prueba de fuego… Y bien. El falsete bien. A ver, cuesta. Yo creo que para cantar falsete necesitas rodaje, seguridad. Pero yo creo que ahora ya hemos ensayado un montón, y cada vez todo van saliendo mejor… Pero claro, con ganas de hacer más conciertos para estar más tranquilo y hacerlo de una forma más cómoda.
Hemos pasado del acústico a música más de grupo. ¿Ha sido complicado pasar a componer pensando más en música de cuatro que de un artista? Y cómo se presenta el reto de transformar este concepto en el directo?
Lo primero, ha sido cero complicado. Creo que tengo la gran suerte de que me acompañan Pedro Font, Ramón Aragall y Alex Molas, que son músicos excepcionales. Además de amigos y músicos buenísimos, te trasladan sus sensaciones, sus ganas de formar parte del proyecto y estar involucrados al cien por cien. En este sentido, pasar de este concepto de cantautor a una banda, ha sido muy fácil. Por lo que hace al directo, hemos ensayado un montón; queríamos plasmar realmente lo que se ha trabajado en el local y lo que hay en el disco, pero darle ese punto más explosivo del directo. Somos gente que venimos del rock, del heavy metal, todos tenemos nuestro pasado… Y siempre tenemos la sensación de que estamos contenidos. Pero en directo es inevitable que te sueltes un poco más y, como es inevitable, pues dices “venga, apostamos por soltarnos un poco más de por sí”. Yo creo que el directo es como el disco pero con un poco más de explosión sonora y nervio.
Qué podemos esperar en el futuro, tanto a corto como a largo plazo, de 4hiverns?
A corto plazo lo que estamos esperando (y lo que tenemos ganas de hacer) es tocar en directo. Ahora tenemos ocho/nueve conciertos confirmados, y la idea es buscar más cosas, para tener un año y medio de ir haciendo directos. Y a largo plazo no nos lo hemos planteado… Si te hablo yo personalmente, sé que estaré siempre ligado de una forma u otra a la música; sea en 4hiverns, componiendo para mi o para otros. Pero seguramente habrá un tercer disco de 4Hiverns, espero que sí. Quizás, cosa que comentamos después de la grabación de “Decimals”, dijimos que si había un tercer disco, teníamos ganas de darle una vuelta de tuerca un poco más fuerte al tema electrónica. Quizás esta evolución la acabamos de rematar en el tercero… Sería cerrar el círculo de una forma lógica.
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