¿Cómo se te ocurrió mezclar el punk rock con el acordeón?
Desde niño la música mexicana, la norteña o la cumbia eran lo que mis padres escuchaban todo el tiempo. A mí no me gustaban, así que en secundaria me metí en el rollo del rock y el punk rock, lo que me llevó a empezar a tocar. A los veinte años pensé en hacer algo diferente, original, algo que nadie hubiera intentado antes. Y ahí volví a la música que escuchaba con mis padres. Para mí fue muy natural combinar esos dos mundos. Al poco tiempo ya era fan de la música mexicana tanto como del punk rock. Así surgió la idea de la banda. Yo soy mexicano y el resto de los integrantes son chicanos, conocen muy bien esta música, crecieron escuchando esto en las quinceañeras, en las fiestas con las piñatas, etcétera.
"A nuestros shows vienen los punks con sus peinados mohicanos y toda su parafernalia y también viene gente vestida como para una boda".
Recientemente girásteis con Brujería y Powerflo, dos grupos más agresivos que Piñata Protest. ¿Qué tal fue la experiencia?
Muy buena. Ya giramos varias veces con Brujería y siempre nos fue muy bien. Esta vez nos acompañaron Powerflo, un grupo con gente de Biohazard, Cypress Hill... Es un súper grupo. Los fans de Brujería son mayormente latinos entonces entienden nuestro código. Aunque Brujería suene bien a metal y sean más duros que nosotros, hay una cultura que nos une.
¿Cómo se compone vuestra base de fans? ¿Atraéis tanto a público mexicano como estadounidense?
Hay de todo, pero la mayoría son mexicanos y chicanos. Nuestra música también tiene mucho de tejano y aquí hay gente de muchas raíces, como por ejemplo alemanes. Por cierto, así es como se metió el acordeón de botones a la música norteña. También tenemos influencia de la música de Irlanda.
¿Cómo es para una banda de las características de Piñata Protest y para la comunidad mexicana en general, vivir en Estados Unidos en la época de Trump?
Es algo en lo que pensamos mucho desde que Trump es presidente. Es como que la gente se unió más a partir de esto. Tuvimos un show en Baltimore y allí fue un grupo racista para mirar lo que estaba pasando. Estábamos tocando con Brujería y nos vinieron a observar a la sala, todo se está poniendo peor respecto al racismo. Me gusta ser una voz de los jóvenes que pelean contra el racismo, el muro en la frontera y todo eso.
¿Cómo es para ustedes la experiencia de tocar en México?
Acabamos de tocar por primera vez en 2017. Para mí fue muy especial porque allá nací y estuve mucho, pero nunca para tocar, fue muy emocionante. Fue diferente a hacerlo aquí en Estados Unidos, pero fue genial. A propósito, en mayo iremos a Barcelona, a Madrid, también a Francia, Alemania y otros países.
¿Crees que bandas como vosotros, Gogol Bordello o Flogging Molly son buenos conductos para que los jóvenes conozcan las músicas de otros países?
Sí claro, por supuesto. Me encantan esas dos bandas y gracias a ellas conocí la música gitana y a The Pogues. No diría que son influencias en cuanto a que queremos sonar como ellos, pero sí en el concepto, en la idea de mezclar sus músicas autóctonas con el punk rock.
¿Qué puedes contarnos de "Necio Nights"?
Es el tercer disco y el más complicado en cuanto a estilos. Quisimos experimentar con más géneros mexicanos como la cumbia y el huapango. Pero seguimos también con nuestro sello norteño en el que manda el acordeón. Siempre estamos experimentando y en este hay más de eso que en los anteriores.
En Al rato cruzamos relatas la peripecia de un inmigrante al cruzar desde México a Estados Unidos. ¿Es una canción autobiográfica? ¿Cómo fue tu llegada a Estados Unidos?
Buena parte de mi familia y yo cruzamos de manera ilegal a Estados Unidos. Lo que se relata no es exactamente una historia real, pero sí tiene condimentos de muchas que he vivido y escuchado en mi vida desde niño.
Hay una frase en "Crusty Cumbia" que parece definir la idea de la banda: “vamos todos a bailar la cumbia del crusty punk, todos para los lados, sin control y sin cuidado”.
¡Sí! La idea de esa canción sale del hecho que en nuestros shows vienen los punks con sus peinados mohicanos y toda su parafernalia y también viene gente vestida como para una boda. Define muy bien la idea de la banda y de lo que somos culturalmente.
¿Cómo reacciona el público gringo a esta idea de mechar frases en inglés y español en la misma canción?
Lo bueno de la música es que no siempre hace falta entender lo que se dice para interpretar las intenciones del mensaje. Muchas veces los gringos me dicen: “no sé lo que estabas diciendo, pero me gustó mucho la música”. Realmente creo que no importa tanto. Muchas canciones están prácticamente en inglés o mitad y mitad. Para mí no se trata tanto de lo que dices sino de cómo lo dices.
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